Los tenues rayos de luz entraron por la ventana interrumpiendo el sueño ligero de Adrien, los ojos aún le ardían por las lágrimas que había derramado toda la noche hasta quedarse dormido, miró a su alrededor, una habitación llena de lujosas decoraciones, sabanas de la mejor calidad, nunca había sido consciente como hasta ahora de que estaba viviendo en una jaula de oro, no solo aprisionado por las paredes del castillo, si no también por un destino del que parecía no podría escapar.-¿Cómo te sientes Adrien- dijo su Kwami al notar que su portador estaba despierto.
El principe se giró hacia el lado derecho de la cama -Nada tiene sentido Plagg, si al final todo está escrito- dijo en un susurro.
-Tu puedes darle el sentido y no aceptar ese destino Adrien, pero estás dejando que todo lo decidan por ti, estás rindiéndote sin dar una batalla- respondió el ser mágico tratando de hacerlo reaccionar.-Basta Plagg, todo fue una ilusión de que podía ser feliz, un espejismo de que podía ser libre de amar y ser amado, Marinette no se merece que la lastime y con mi amor solo puedo condenarla al dolor y ponerla en riesgo, no hay más que hablar- dijo cubriéndose el rostro con las sábanas de seda.
De pronto se escuchó que tocaban la puerta -Adrien, ¿estás despierto?, necesito que bajes a tomarte las medidas para el traje que hará la costurera que llegó ayer- dijo Nathalie.
-No me siento bien, tengo un terrible dolor de cabeza, creo que dormiré hasta tarde- mintió, pues no quería ver a Marinette a los ojos, no quería tener que mentirle de nuevo, no quería seguir lastimándola, no tenía la fuerza de seguir pretendiendo en ese momento.
-De acuerdo- respondió Nathalie preocupada antes de marcharse.
La consejera del rey se dirigió a donde estaba el taller del anterior sastre y vio la puerta ligeramente abierta, en el lugar la azabache revisaba el telar con cuidado.
-Buenos días- dijo seriamente llamando la atención de la joven.
-Oh, ¡buen día! , estaba viendo con lo que puedo trabajar, este telar es increíble y moderno, tendré que acostumbrarme a él, espero no me tome mucho pues entiendo que urge ese traje para el principe y que es mi prueba para saber si conservo la encomienda- dijo nerviosa.-Así es, pero por lo que he visto de su trabajo, estoy segura de que el rey estará satisfecho- respondió la mujer prestando atención a la ropa que portaba la azabache.
-Gracias- respondió.
-En el armario de su habitación hay algunos vestidos que puede utilizar, espero que ya los haya visto- continuó la consejera.
-Muchas gracias, los revisaré- dijo la azabache mirando con curiosidad a Nathalie, quien tenía una expresión de tristeza, seriedad y preocupación todo el tiempo, pero se veía que no era una mala mujer.-En otros temas, lamento decir que no podrá tomarle las medidas al principe hoy, amaneció indispuesto- agregó.
-Oh, ¿se encuentra bien? ¿Está enfermo?- Nathalie pudo ver la preocupación en las palabras de la azabache, eso confirmó que la joven sentía algo por él, algo similar a lo que ella sentía por el rey.
-Si, está bien, solo que todas la emociones que ha vivido últimamente lo tienen agotado, supongo que necesita descansar y después estará bien como siempre- respondió cortante.Marinette bajó la mirada, adivinó que más bien Adrien no quería verla, y es que la noche anterior él le había dejado muy claro que no podía haber nada entre ellos, aunque en el fondo sabía que era lo mejor, no podía evitar sentirse lastimada y dolida.
-Le pediré a Pierre que mas tarde la acompañe al pueblo a comprar la tela para el traje del principe, la realidad es que el rey quiere aprovechar la visita de sus amigos burgueses para hacer una fiesta en la que se hará publico el compromiso de Adrien con Kagami, así que, si le sirve esta información para hacer el traje, se la comparto- dijo Nathalie.
-De acuerdo- respondió Marinette conteniendo sus emociones.
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Entre dagas 🗡y rosas 🌹
FanfictionFrancia es gobernada por un cruel rey que ha perdido el corazón, mientras la Resistencia prepara una rebelión para liberar al pueblo, Marinette descubre la bondad en el corazón del príncipe Adrien, a quien se le predijo un cruel destino. El rey no...