Capitulo XV- El duelo

75 4 2
                                    

El día pactado para el duelo llegó, justo como lo anunció Félix, aquella noche brillaba en el cielo una peculiar luna roja, producto de un evento astronómico común, pero que generaba curiosidad entre la gente del pueblo quienes la describían como producto de un hechizo o de brujería.

Los dos jóvenes primos se alistaban para combatir en uno de los espacios del castillo acondicionado para duelos que servían como espectáculo para el rey y sus amigos nobles, pero esta vez todo era diferente, estaba en juego el honor del apellido Agreste, el futuro de la corona, así como la vida del joven heredero.

Gabriel miraba en silencio el retrato de su esposa -Perdóname Emilie, sé que me he equivocado, pero te necesito, y solo teniendo todo el poder absoluto en mis manos podré traerte de vuelta, nuestro hijo lo entenderá, y sé que tu también, pero antes tengo que quitar las piedras que estorban de mi camino- dijo en voz baja.

-Su majestad, Adrien está casi listo, ¿Quiere que le dé algún mensaje?- preguntó Nathalie con seriedad al ver al rey tan pensativo.
-Gracias Nathalie, iré personalmente a hablar con él- respondió.

Mirelle ayudaba a Adrien a terminar de vestirse con el atuendo que llevaría en aquella batalla, no era la primera vez que portaba indumentaria de lucha,
lo hacía desde que había sido elegido como portador del Miraculous de la destrucción, pero la gran diferencia era que esta vez no tenía la magia de su Kwami, y no era su alter ego el que combatiría esa noche.

Con cuidado la mujer le ayudó a ajustarse el sayo de cuero, que protegía la zona del pecho del principe, aquella armadura le permitía movilidad al momento de combatir, aunque no era invulnerable al filo de una daga o una espada.
Sus brazos desnudos solo eran protegidos por un par de brazaletes de metal, envueltos con correas entrelazadas, de igual manera portaba un pantalón de lana que cubría parcialmente sus rodillas, en la cadera llevaba un cinturón de cuero reforzado con metal el cual tenía al frente pequeñas tiras que caían en la entrepierna. En este portaría la espada y una filosa daga que le permitiría defenderse si fuera despojado del arma principal.

De pronto la puerta del cuarto en el que se alistaba el príncipe se abrió de par en par -¿Padre?, ¿Qué haces aquí?- dijo el joven con sorpresa al ver al rey.
-Mirelle, retírate, y déjame solo con mi hijo- ordenó el rey y la dama de compañía salió rápidamente.

-¿Qué vienes a decirme? ¿Qué si pierdo seré una decepción para mi madre y para ti?- dijo con tono retador el muchacho.
-No vas a perder Adrien, eres un Agreste- respondió el rey con frialdad.
-Aún no puedo creer que hayas aceptado ese duelo en mi nombre- dijo Adrien.
-Es por el honor de nuestra familia, he venido a regalarte algo, lucharás con esta espada y este escudo, creados con los metales mas finos y resistentes- dijo el rey.
El escudo tenía una enorme A en el centro, haciendo honor al apellido del monarca, y la empuñadura de la espada estaba decorada con finas esmeraldas verdosas.

-Gracias padre- contestó el principe con seriedad.
-Hoy vamos a reescribir el destino mi querido heredero- respondió el rey antes de marcharse.
Adrien apretó los puños y las lagrimas rodaron por sus mejillas, el joven tenía la esperanza de que su padre hubiera entrado en razón y le dijera que no tenía que luchar, pero no fue así.

Félix también se alistaba para el duelo en otro de los cuartos del palacio, su atuendo era muy similar al de su primo, portaba una espada decorada con lámina de oro y su escudo tenía en relieve la imagen de un elegante pavorreal.

De pronto la puerta del cuarto se abrió violentamente, dando paso a Kagami quien se abalanzó a los brazos del muchacho.
-¡Kagami!- dijo sorprendido -¿Qué haces aquí?, si tu madre te descubre...- pero fue interrumpido por la japonesa.
-¡Félix!; por favor, no lo hagas, escapémonos, vámonos juntos, no arriesgues tu vida, huyamos de aquí y no volvamos jamás- dijo entre lágrimas.

Entre dagas 🗡y rosas 🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora