Capítulo XIX- Beso

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Marinette y Pierre volvieron al castillo, el caballero real había tomado y estaba más imprudente de lo normal.

-Dios mío, si te ven así nos vamos a llevar una reprimenda- dijo la azabache.

-Marinechi, Marinechiii, no te preocupes, lo tengo con...tro...laaaa..do- dijo arrastrando las palabras.

Al llegar al palacio entraron por las bodegas, allí los esperaba Mireille quien los había visto acercarse desde una de las torres del palacio.

-Uggh Pierre, en lugar de ser de ayuda eres un estorbo- se burló la mujer mientras ayudaba a Marinette a bajar las telas, ambas movieron todo, con trabajos y después de varias vueltas lograron llevarlas al taller.

-Gracias Mireille, te debo una- dijo la azabache.

-No hay de que- dijo la mujer sonriendo amablemente y se marchó.

Marinette se dirigió a la cocina para servirse un poco de agua pero en el camino se encontró a Adrien.

-Su majestad- dijo haciéndole una pequeña reverencia.

-¿Cómo le fue en su paseo?, seguramente se divirtió mucho con nuestro guardia real- dijo víctima de los celos que había sentido al verla llegar, desde lo más alto de la torre, con Pierre y después de lo que Lila le había dicho.

-¿Cómo se atreve?- respondió la joven entrecerrando los ojos y molesta por lo que el rubio se atrevía a insinuar.

-Yo hablo de lo que vieron mis ojos, pero sabe, me da gusto que sea feliz, de verdad me da gusto- dijo con un tono que hizo que la azabache se percatara de que el joven no estaba en sus cincos sentidos, y es que después de la discusión con Kagami a Adrien se le había ocurrido fisgonear las cosas de los guardias reales y había encontrado una botella de absenta llena la mitad y la había bebido hasta el fondo.

-Y es que, por supuesto, como dijo Lila, ¿quién no se enamoraría de usted?, tiene todo lo que podría volver loco a un hombre- dijo aumentando su nivel de imprudencia mientras se tropezaba con sus propios pies.

-Aggh Lila- pensó la azabache- Oh principe, está usted delirando- dijo- Déjeme llevarlo a su habitación antes de que se lance por la ventana o haga alguna locura- respondió dejando que el joven recargara su brazo detrás de su cuello, y ambos se dirigieron a las interminables escaleras.

-¿Sabe algo?, amo el olor de su perfume, su cabello azabache, y sus ojos azules como el cielo, todo el tiempo pienso en usted y en lo hipnotizado que me tiene, y si... soy un cobarde- decía entre dientes mientras la joven lo hacía caminar con esfuerzos hasta la habitación.

-Ya no diga más que mañana se va a arrepentir o peor... ni siquiera se va a acordar- dijo la joven con un tono de lástima, avanzaron lentamente hasta llegar a la puerta de la habitación que Marinette abrió recargándose en ella, con cuidado ayudó al principe a llegar hasta su cama, trató de acomodarlo pero el se aferró a su brazo dejando caer su cabeza sobre las piernas de la azabache quien había terminado sentada sobre la cama, de reojo vio la botella chorreando líquido verde en el suelo.

-Dios mío, estuvo bebiendo absenta, sí hace de esto un hábito ¡va a terminar volviéndose loco!- dijo alarmada al ver que él joven verdaderamente se encontraba en un estado cercano a la inconsciencia.

-Ya lo estoy por usted, que más da un poco más de locura, oh Marinette, mi dulce Marinette, no quiero morir sin haber probado antes las mieles de su amor, pero si he de morir, prefiero hacerlo esta noche entre sus brazos que cumplir ese maldito destino al que estoy condenado- vociferó.

-Entonces es por eso que dijiste que no podíamos estar juntos- dijo la azabache en voz baja.

-No se vaya por favor, tengo miedo- dijo el joven quien nunca había experimentado la embriaguez de una bebida poderosa como la absenta, que combinada con el amor desbordante y el dolor, le hacían sentir que la vida se le iba en ese momento.

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⏰ Última actualización: Mar 17 ⏰

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