—Papa, ¿de verdad tengo que hacerlo?—me quejé mirando el Françoise-Dupont desde la ventanilla del auto.
—Kathleen, tienes que llevarte bien con tu prima, ¿y qué mejor forma que estudiando en la misma escuela que ella? —Me dio unas palmaditas en la espalda y abrí la puerta del auto.
Le di una mirada suplicante antes de salir.
—Papi —chille haciendo un ligero puchero. Mi padre rodó los ojos y me sacó del auto a la fuerza. —Tienes que aprender a ser amable, amor. ¿Acaso crees que todo en la vida son carteras y ropa? —Cuestión cerrando la puerta del auto.
—Eso es lo que mi mamá y tú me han enseñado —contesté cruzándome de brazos. Ese comentario era muy hipócrita de su parte. Después de que él es prácticamente un magnate obsesionado con su trabajo.
Mi padre abrió los ojos en par y bajó la cabeza. —Florecita, tú encárgate de ser agradable —concluyó haciéndole una señal al chófer para que arranque. Me lanzó un beso por la ventanilla estando un poco lejos de mí.
Me volteé hacia la escuela resignada y comencé a caminar lentamente para tomarme el tiempo de observar todo a la perfección. La primera vez que estuve aquí no pude hacerlo por la estupidez de mi comportamiento.
Subí las escaleras observando todo hasta que un grito me detuvo, me volteé y vi unas cuantas chicas correr hacia mi dirección entusiasmadas.
—¡Kathleen Edevane! —flagrilearon al mismo tiempo. Hice una mueca y sonreí ligeramente, ocultando mi incomodidad. —Hola —salude en un pequeño susurro, moviendo mi mano con delicadeza.
Retrocedí lentamente sin borrar la sonrisa de mi rostro. Las chicas sacaron sus teléfonos y comenzaron a fotografiarse conmigo múltiples veces, pose para cada una de las fotos cuidando que no me viera mal en ninguna de ellas. Evidar a las fans no servía de nada, solo te hacía ver muy mal en las fotos borrosas.
Sentí que una tomó mi muñeca y me jaló hacia fuera del tumulto de chicas. —¿Qué haces aquí? —cuestionó Alix cruzándose de brazos.
Rodé los ojos fastidiada. —Vengo a comprar una silla ¿Qué crees que estoy haciendo aquí? —pregunté haciendo una mueca de obviedad.
Alix se acercó a mi rostro amenazante: —Sólo te diré una cosa, Barbie plástica mal hecha, no quiero que te metas con mis amigos y aquí en la escuela no me conoces en lo absoluto —dictaminó acorralándome en una pared.
Dejó su amenaza en el aire y se alejó rápidamente de mí. La observé mientras se alejaba con sorpresa y luego de algunos segundos una sonrisa ladeada se formó en mi rostro. —Finalmente sabe defenderse —murmuré sintiendo algo de orgullo por ella.
—Lastima que llegue en el momento menos oportuno para ella —muste caminando en la dirección donde se fue. Según mi padre, había hecho hasta lo imposible porque me tocara en el mismo salón que ella y para mi desgracia lo había logrado.
Suspire profundo y entré al salón con una amplia sonrisa. Al entrar al aula me llevé una gran sorpresa; no pude evitar comparar el ambiente con el de mi antigua escuela y en definitiva odiaba este.
Una mujer de cabellera roja me observó de manera cálida. —Tú debes ser la nueva estudiante, ¿Kathleen?—cuestionó tomando una planilla en sus manos.
Asentí con la cabeza y la mirada ligeramente gacha. La maestra se quedó en silencio algunos segundos. —Ven, querida, acércate —indicó tomándome de los hombros para pararme enfrente de toda la clase.
Tal acto me había tomado por sorpresa; no estaba acostumbrada a que los maestros tuvieran contacto físico conmigo; incluso había casos donde siquiera podíamos hacer contacto visual con ellos.
Apreté el agarre a mi mochila estremecida y nerviosa por su acción. —Chicos, ella es Kathleen, su nueva compañera de clase; espero su total amabilidad con ella —dijo en voz alta.
—¿Por qué no pude quedarme en Londres? —pensé mientras miraba a cada uno de los que estaban en la clase. Las manos me sudaban y lo admitía; estaba nerviosa, tragué en seco y respiré profundo. —Tengo entendido que eres pariente de Alix ¿Quieres tomar asiento con ella o prefieres sentarte con otro de tus compañeros? —preguntó la maestra sin soltar el agarre de mis hombros.
Volteé a ver a Alix y pude ver como sus ojos suplicaban que me sentara en otro lugar. Sonreí un poco, mis notas no podían verse afectadas y seguro me pasaría todas las clases molestándola en lugar de prestar atención.
—No tengo ningún problema en sentarme en otro lugar, señorita —respondí sin despegar la vista de Alix. —Oh, maravilloso, podrías sentarte junto a Nathaniel —completó señalando el asiento libre al lado del pelirrojo.
—Muchas gracias —dije y caminé hacia mi nuevo lugar. Sentí una mirada asesina en mí aparte de la de Alix; cuando tomé asiento, reparé todo mi alrededor tratando de descifrar de quién se trataba, pero no noté nada.
Iba a sacar mi tablet, pero el timbre sonó indicando la salida. Fruncí el ceño inconforme. —No te pases ¿Cómo que ya se acabó? —murmuré observando a todos levantarse de las mesas.
Si así duran las clases, tendré que inscribirme a una escuela nocturna. Me levanté de la mesa y caminé hacia la salida junto con los demás; fui directamente hacia los casilleros para organizar mi horario. Debía de ponerme al día, el año ya estaba algo empezado y no podía darme el lujo de bajar mis calificaciones.
Trate de llegar a la zona de los casilleros con ayuda del mapa que me había dado el director, que más que mapa parecía un laberinto. —¿Qué es esto?—murmuré volteando el mapa en mi teléfono.
—Disculpa ¿Sabes donde quedan los casilleros? —le pregunté a un chico que iba pasando por el pasillo. —El director me dio este mapa pero en vez de mapa parece ñapa —Reí volteando a ver ver chico
El chico soltó una carcajada. —Claro, solo cruza por este pasillo la tercera puerta de aquella pared —señaló con su mano libre.
—Muchas gracias —Suspire aliviada y guarde mi teléfono. Seguí las indicaciones del chico y abrí la puerta muy lentamente. Podría tratarse de una trampa; uno no sabe con qué clase de personas se encuentra por ahí hoy en día.
Al ver unos cuantos casilleros por la pequeña apertura, sonreí ligeramente y abrí confiada; al entrar en el ala de casilleros mi mandíbula cayó hacia el suelo.
—¡Ay no puede ser! —Chille emocionada al ver a Chloe. Chloe volteó a verme y dejó su bolso en una banca. —¡Amigui! —gritamos al unísono dando pequeños saltitos. Corrí hacia ella y la abrazé con fuerza.
—¡Qué alegría verte! —exclamé apretando mi agarre.
—Cuando te vi entrar al salón no sabes cómo me emocioné —soltamos nuestro agarre y nos tomamos de las manos. —¿Hace cuánto no nos vemos? —pregunté reteniendo una lagrimita que se me estaba por escapar.
Chloe sonrió con los ojos cristalizados. —Cómo ¿Siete años? —Dedujo insegura la cuenta.
Sentimos que alguien abrió la puerta y rápidamente nos separamos; ella tomó su bolso del cual se le cayó un yo-yo como el de Ladybug. Fruncí el ceño levemente.
Me acerqué a mi casillero e inserté la clave que me habían dado, la abrí y guardé y acomodé mis libros; debía de crear un itinerario y agenda con mi nuevo horario. Observó a Chloe de costado, viendo cómo metía un traje de mariquitas en su bolso.
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𝐼𝑙𝑙 𝑤𝑖𝑙𝑙 𝐶ℎ𝑎𝑡 𝑁𝑜𝑖𝑟 / 𝐴𝑑𝑟𝑖𝑒𝑛
Фанфик¿Se puede odiar antes de amar? ¿Puedes detestar lo que no conociste jamás? Eso es lo que mi corazón pregunta todas las noches cuando sale la luna , mis lágrimas caen al suelo haciendo que este moje como en un aguacero ¿Estoy soñando , delirando o...