Miraba la mini-película que estaba filmando en clase, con una pizca de atención. No podía negar que sí era interesante.
—Agente Smith es muy peligroso, debemos evacuar —enunció el rubio al pie de la letra del guion. Sin duda, leer el guion mientras se veía a los actores interpretar el diálogo era entretenido.
—¿Está sugiriendo que corramos, oficial Jhons? —continuó Mylene. —Después de que devoró a mi familia, amigos e incluso a mi amado perro.
Smitfol —
—Eso, ¡Que no falte el perro!—murmuré. El papel que tenía Mylene me daba un poco de pena ajena, como todo y todos aquí, pero era soportable.
—¡Jamás! Yo no correré, ya no voy a tenerle miedo, ahora voy a enfrentarlo y entonces yo—Eso bebe alocate.
¡Ah¡—Grito.
Se había asustado con la máscara de Iván, y la verdad no era para menos; estaba horrible, tan mal hecha como él. Las costuras parecían cosidas por un niño de ocho años y los colores simplemente daban nauseas.
—¡Corte!—grito Nino por cuarta vez. Ya habían intentado grabar esa escena unas veinte veces y Mylene se seguía asustando por la máscara, cosa de la cual no la culpaba.
Alya me hizo una señal para que fuera a retocar el maquillaje del rubio. Con suma lástima y los pies arrastrando, me dirijo hacia él con el polvo translúcido en las manos.
Ojalá le salieran granos; había retocado su polvo tantas veces que en cualquier momento parecería harina. El rubio me daba varias miradas de reojo mientras yo seguía retocando las capas en su barbilla al ver un poco de brillo en esta zona.
—Quédate quieto —murmuré tomando su mentón con mi mano para acomodar mejor su rostro. —Estoy quieto—se quejó.
—Pues necesito que estés más quieto —remarque. Di unas cuantas pinceladas en sus mejillas; tome un poco más de polvo. Mi atención se enfocó en su nariz y no pude aguantar la tentación.
Estampe la brocha recién cubierta de polvo en su nariz. El rubio comenzó a estornudar con fuerza, sacudiendose la nariz para retirar el polvo. Mi risa era algo que cuando quería salir, lo hacía y no importaba la ocasión o el momento. Ella simplemente salía a la luz.
—Oye —me regaño. Su tono era fuerte y alto un poco más, y se podría escuchar como si estuviera gritando.
Cubrí mis labios intentando contener la risita que aún prevalecía dentro de mi boca. —Ya, ya, perdón —dije entre risas.
Adrien se me quedó viendo con una mirada algo extraña. Mi risita finalmente desapareció por completo al sentirme incómoda. —¿Qué? —miré detrás de mí para ver si tenía a alguien o algo.
Adrien apartó su mirada y sacudió su cabeza para retornarlo a la posición anterior. Fruncí al señor y continué con mi tarea.
Nino regañaba a Mylene por su falta de profesionalismo en la actuación, pero él no se daba cuenta de lo horrible que estaba esa máscara. Y no en el sentido aterrador; en verdad estaba fea.
Solté una risita cuando Mylene dijo que la máscara era tan real que le daba miedo. ¿Real?
—Acaba de ofender a seres que ni existen —murmuré llevándome de nuevo la atención de Adrien. Él me volvió a mirar igual que hace algunos segundos.
—¿Qué?—volví a preguntar. Lo que me faltaba no podía ni respirar porque me ganaba miradas juzgadoras de su parte.
—Si me preguntan, ni siquiera necesita máscara —solté una risita ante el comentario de Chloe. Me gané otra mirada del rubio, la cual colmó finalmente mi paciencia.
—Y tú ¿qué te pasa? —Lo enfrento. —¿Te gusto o qué?—Tal vez haya sido mala elección de palabras, pero sus miradas repentinas me estaban comenzando a poner nerviosa y no en el buen sentido.
Ahora el que soltó la carcajada fue él. —Tú ¿Gustarme? Ni loco que estuviera —sonreí y rodé los ojos.
Volví a tomar su rostro en mi mano para acomodarlo. —Por favor, quieto y sin miradas raras —dije en voz baja para no interrumpir en la discusión que a cada vez se iba mostrando más fuerte.
—Lobo oloroso, lobo oloroso, aliento apestoso y baboso —escuche de cerca. Desvíe mi atención de Adrien hacia Mylene, que se acercaba a nosotros de espaldas cantando.
—Ya se le fundió el fusible —murmuré.
Choco con Adrien, haciendo que soltara un grito ahogado. —Y el Oscar para la gata más patética y asustada de su propia sombra se lo lleva ¡Mylen! —Me reí ante lo que dijo Chloe tanto que tuve que dejar en polvo a un lado para sostener mi estómago, el cual comenzaba a dolerme de tanto reír.
Adrien sostenía a Mylene de los hombros, mientras nos miraba a Chloe y a mí con molestia. Ante su cara mis ganas de reír aumentaron.
—Chloe, ¿es serio?—reprendió el rubio. Mylene salió corriendo del salón de clases con la azabache e Iván tras ella.
—Ridícula—murmuré.
—Épica, Chloe épica ¿Qué vamos hacer ahora sin nuestra actriz principal?—Nino se veía muy molesto, ahora su película cada vez estaba más lejos de terminarse.
—¿Quién la necesita de todos modos? Era muy mala.
—Tú eres mala, Mylene está llorando en el baño gracias a ti —irrumpió un molesto Iván. ¿Qué tan exagerado se tenía que ser en la vida? Ninguna de las personas que están aquí soportaría el nivel de bullyng que se vivía en mi escuela. Ya hubiesen firmado carta de suicidio.
—¿Yo? Mala—
—Oigan, oigan —intentó apaciguar todo el azabache. Tome asiento cerca de donde estaba la comida y tome la botella de té. De forma automática mire la tabla alimenticia en la parte de atrás del plástico. —Perfecto—murmuré al ver que tenía cero calorías.
Me serví un vaso; el líquido entró a mi boca, refrescando todo a su paso.
Ellos discutían sobre el tiempo que tenían para hacer la película y con la joyita que tenían como protagonista, en definitiva se tardarian mucho más del tiempo que tenían estipulado.
—Y ¿quién va a hacer el papel de Mylene? —cuestionó Adrien.
—Yo por supuesto —se señaló la rubia con obviedad. —Interesante —susurre. Me acerqué a la rubia para tener una mejor dimensión de lo que iba a pasar.
En resumen, Chloe quería interpretar el papel de la agente Smith y el del oficial Jhon por el beso al final de la película. Y aún así ella negaba que le gustaba. No lo sé. A mí me parecía otra cosa.
Nino y Alya comenzaron a discutir acerca de los cambios en el libreto. Y yo solo podía mirar mi teléfono con la esperanza de que un mensaje de ese contacto llegara, pero al parecer me quedaría con las ganas.
Marinette se veía demasiado empeñada en no dejar por ningún motivo que Chloe y Adrien se besen, así que salió a buscar a Mylene con Alya detrás de ella.
Todo se quedó en silencio por algunos segundos.
—¿Qué tal si Kathleen hace el papel? —sugirió Nino. Al escuchar mi nombre salir de su boca, mi cara se descompuso a un desagrado.
—Estaría mil veces mejor con cualquiera de las dos —agregó Chloe pasando un brazo por mis hombros.
—Esto es absurdo —se quejó Alix entrando en la conversación. ¿Quién le pidió que lo hiciera? Estoy segura que nadie.
—Estoy de acuerdo—. Dije con un sabor amargo en mi boca. Coincidir con Alix me dolía y, en el alma, sentía como si traicionara mi religión o algo por el estilo.
—No voy a interpretar ese papel, creo que ya hay bastantes candidatas para hacerlo —afirmó. Me negaba absolutamente a dejar que mancharan mi imagen con su ridícula película que más que nada parecía una parodia barata.
Nino se acercó a mí. —Por favor, Kathleen, no es por nada, pero eres muy bonita —dijo con algo de nervios. —El contraste visual que generarías con Adrien sin duda le daría un toque a mi película —soltó con emoción.
—Solo imagina, tienen el visual de una producción de Hollywood, y considerando que ambos son figuras públicas. —Rasco su nuca al darse cuenta que había hablado de más.
—No —volví a negarme.
Chloe me tomó por los hombros. —Es el momento de demostrarle a todos estos perdedores que la clase le gana a lo ordinarios que son.
Moví mi cabeza indicando que no quería hacerlo. —Muchas gracias por tu propuesta, Nino, pero no me llevo con Adrián —Lo señalé —Y dudo que esto salga bien —sinceramente.
—Yo no tengo problema —lo escuché hablar detrás de mí. Me volteé a verlo confundida.
—Quiero decir —Se levantó del escritorio para acercarse a mí. —Así estás insinuando que el problema soy yo, porque no nos llevamos bien. Te estoy aclarando que no tengo ningún problema con que interpretes el papel —Se cruzó de brazos dándome una mirada desafiante.
Sonreí de lado y corté un poco la distancia entre nosotros dando unos pasos adelante. —Dices que no tienes problema y te ofendes con algo que siquiera he dicho—.
Adrien río, con lo que pareció ser cinismo. Se acercó un poco más a mí, dejando su rostro a centímetros. ¿Por qué hacía eso? ¿Era necesario?
—Eres muy insoportable —susurró.
—El sentimiento es mutuo —respondí en el mismo tono de voz.
—Oigan, el beso es para el final de la película —habló Nino llamando la atención de ambos. Nos dimos cuenta de la cercanía que manteníamos y nos separamos en cuestiones de segundos al escuchar un ¡corte! venir de la puerta.
—Marinette, mi beso nivel Hollywood—regaño Nino a la azabache. Me aleje de ese perímetro reasignado a que por nada del mundo haría el estúpido papel en la película.
Chloe salió del salón para ir a buscar un uniforme de enfermera porque no sé de qué forma eso solucionaría todo en la película.
Me encontraba dentro de una discusión en la cual no quería estar, por lo que salí de tras de ella lo más rápido posible.
—Uniforme de enfermera, que brillante soy —alardeaba Chloe de camino a la enfermería.
—Chloe, ¿cómo planeas agregar eso al guión de último momento? —Cuestione. Ella de verdad era ingenua y lo que me molestaba era cómo se dejaba engañar de la azabache.
—¿Acaso no te das cuenta que querían desasearse de ti por un rato? —La tome de los hombros. Chloe abrió los ojos y parpadeó y algo en ella pareció hacer click.
—¡Claro! —Enfureció. —Esa estúpida panadera solo quería sacarme del camino, pero no besará a Adrien —boo mientras yo viva—.
—Max, Kim, quiero el uniforme, ahora —ordenó. —Kate, Sabrina, síganme —chasqueó los dedos para que fuéramos detrás de ella.
—¿Qué prentendes?—me interpuse en su camino. —Llegar como una loca para que todos te traten mal y te griten —la tomó de los hombros. —No les des el gusto. —
La rubia lo meditó por algunos segundos. —Tienes razón, pero no puedo permitir que esa panadera toque los caros labios de mi Adrien—boo—Ignoró mi sugerencia y se fue al salón con su propósito de detener ese beso.
Si en verdad no le gustaba ¿por qué se empeñaba tanto en impedir su cercanía? Me debatía entre seguirla o irme a otro lado. Pero definitivamente todo ese ambiente tóxico y lleno de pleitos está comenzando a estresarme.
Mire a mi alrededor en busca de algo que hacer y como una luz divina, vi un salón, solo y lleno de silencio. —Ven con mamá —murmuré yendo hacia él, dando pequeños saltos.
Entre al salón; era perfecto, temperatura perfecta, silencio perfecto, lo que era igual a paz y tranquilidad para mí. Me senté en uno de los escritorios y recosté mi cabeza en la mesa.
No tenía sueño, pero estar en tanta calma lo había atraído. Luego de algunos minutos con los párpados cerrados, estos comenzaron a pesarme.
Me sentía cómoda, sumamente cómoda. Finalmente deje que la oscuridad me consumiera por completo.
Adrien
Marinette y Chloe el día de hoy habían roto el récord mundial en pelear. Era un pleito de nunca acabar.
De la nada se escucharon unos gritos en la parte de afuera del salón. —¿Escucharon eso?—dije en voz alta.
De tantas akumatizaciones, estos escenarios eran demasiado predecibles; había peligro afuera y eso era algo seguro.
Todos bajamos las escaleras con rapidez. —Hola, ¿hay alguien aquí? —Grite usando mis manos para ampliar el eco. Pero fue en vano; nadie respondía.
—Kim, Max, ¿en donde están chicos?—Volvi a vociferar.
La banda de ejercicio de Kim y las machas rosas en el piso llamaron la atención de todos. Marinette se acercó a mí con la banda de ejercicio.
—Vi estas mismas manchas en el baño —Su tono de voz era claramente preocupado. Y cómo no estarlo, la desaparición de dos personas después de gritos no podía significar nada bueno y menos en París.
Mire a todos a mi alrededor para comprobar que cada quien estuviera lo suficientemente distraído para que no notaran mi ausencia. Había un automóvil, y traer a Chat Noir era mi primera opción.
Intente alejarme del grupo de manera sigilosa. —Oye, Adrián, ¿a dónde vas?—me detuvo Nino. Di un respingón, me sentía nervioso; la escuela estaba demasiado sola, iban a sospechar si me iba de la nada.
Y perderlos de vista iba a costarme trabajo. —Deje el abrigo del Señor Johnson allá atrás; probablemente lo utilice en todas las escenas. —Invente aquella escusa. Siquiera sabía si mi personaje tenía un abrigo o no.
Corrí del lugar y me metí en el primer salón abierto que vi. Entrando al lugar, la única forma de justificar mi ausencia es fingiendo mi desaparición.
—A trasformarse, Plagga. —susurre.
Me quite el zapato y lo deje en el piso estratégicamente acomodado. —Mira que linda se ve cuando duerme —dijo Plagga.
Hice una mueca de confusión y volteé al lugar donde señalaba. La mandíbula se me cayó al suelo al ver a Edevane durmiendo sobre unos de los escritorios.
—¿Estará enferma?—suro Plagga. Lo mire de mal forma y me acerque a ella de forma automática. Se veía tan tranquila y relajada durmiendo que ni parecía un demonio el cual podía amargarte una semana entera de tu vida.
Cada que cruzaba palabra con ella mi vida se oscurecía un veinte por ciento más de lo que ya estaba. Tenía que irme, pero debía despertarla; con el akumatizado rondando por ahí era demasiado peligroso.
Puede ser que no me agrade, pero antes que nada soy un héroe. Apreté mis labios y caminé unos pasos más adelante con cuidado.
—Oye—Intenté que mi voz saliera suave, pero al ser ella la persona que tenía en frente, de forma automática le salía lo de Gabriel a mí Agreste.
Nada, no se despertó. —Edevane—llame un poco más fuerte. Se removió un poco y por fin creí que lo había logrado, pero solo se re-acomodó.
Rodé los ojos y me acerqué un poco más para tocar su frente; tal vez la teoría de Plagga era cierta, pero lo dudaba. Me sorprendí al sentir lo suave e hidratada que esta se sentía. Si no la odia, le pediría el número de su dermatólogo.
—Mamá, si me amas, déjame dormir una hora más—murmuró. Solté una risita ante lo que dijo. No tenía temperatura. Pero ¿por qué despertarla daba tanto trabajo?
—¡Kathleen! —Finalmente gritó. La rubia se levantó de golpe y miró a su alrededor confundida. Fijó su vista en mí con los ojos entrecerrados. —¿Qué pasó?—preguntó estirando los brazos.
Rodé los ojos. —Tienes que irte.
Pasó un mechón de su largo cabello por detrás de su oreja y me dio una mirada, ¿qué significaba? No lo sabía, nunca fui bueno leyendo a las personas.
De hecho las que sí sabían hacerlo me daban cierto miedo y pánico. —Regresa con el grupo, hay un acometizado cerca —Hable mientras bajaba los escalones para ponerme de nuevo mi zapato.
Se levantó de la silla y caminó hacia mí. Aún se veía desorientada y se notaba a millas que se había tomado una gran siesta. Quisiera ser como ese tipo de personas que pueden desconectarse cuando quieren.
Si yo quería dormir como se debía, tenía que organizar todo un protocolo por detrás.
—Gracias —murmuró, mirando hacia nada... Lo admitía haber escuchado un "perdón" y un "gracias" de su boca dirigidos hacia mí y en el mismo día me sorprendía.
Asentí con la cabeza que antes de salir del salón debía buscar otro lugar para trasformarme. Vi un callejón que era tentador. Dejé mi zapato cerca de unas escaleras y me trasformé en el escondite improvisado.
Busque el paradero del grupo por medio de las voces, ya que, a decir verdad, tenían demasiado escandalo para estar huyendo de un akumatizado.
—Tenemos que salir del edificio —escuché decir a Ladybog. —Más fácil decirlo que hacerlo —aterrice en frente de la puerta de la oficina del señor Damocles.
—Trate de atravesar lo biscoso, pero no pude ser indestructible. —Explique con tranquilidad. —Así que creo que estamos atrapados en la escuela. —Afirme.
Tenía todas las miradas de mis compañeros sobre mí llenas de tanta admiración. Solo hizo que me diera un ataque de ego. Pasé los brazos por detrás de mi nuca y atravesé la puerta con estilo.
—¿Damos un paseo, My lady? —Tome la moteada del hombro para apartarla del grupo y así poder hablar con más comodidad. —Los dos sabemos que Howk Moth tomó a otra víctima inocente de esta escuela—.
Mire a mi alrededor y note la ausencia de dos personas. —¿No les faltan?—le pregunté a Ladybog en un susurro.
Ella asintió: —El akumatizado se llevó casi a la mitad del grupo —expresó en un tono asustado. —Hay que atraparlo antes de que tome a todos —asentí y salimos de la oficina.
Entramos al salón en el que hace algunos minutos no me había podido trasformar. —Miren —dijo Chloe señalando un collar en el suelo. —Es de Kathleen —lo tomó en sus manos con una expresión de tristeza. —Nunca se lo quita —susurró.
Fruncí al seño molesto. Mi advertencia no había servido de nada. Perdí mi tiempo intentando protegerla. Era tan inútil que no podía encontrar al grupo y estar a salvo.
Una cola rosa jaló a Nathaniel dentro del escritorio. El akamatizado lo hizo volar y se dejó ver; era grande, muy viscoso y lo peor de todo feo.
Todos corrieron a excepción de Juleka, la cual con valentía se quedó observando el mundo por más tiempo. —¿Cómo te llamas? ¿Babaneitor? —Llame su atención para que Ladybog pudiera sacar a Juleka a salvo.
Empezó a dispararme con su baba rosa por todos lados; era como vomito de unicornio. Se veía bonito pero no muy apetecible de comer. Analizamos a la akumatizada por algunos segundos en busca de algo que pueda indicarnos donde estaba el akuma.
—Yo no le veo nada, solo un montón de viscosidad—. Salimos del salón de clases y después de una larga y pegajosa pelea llegamos al lugar donde tenía a todos escondidos.
Ladybog gritaba nombres por doquier. Camine un poco entre los capullos y escuche uno en específico. —¡Sáquenme de aquí! Mi novela empezará a las cuatro —lloriqueó una voz dentro de uno de los capullos. Para mi desgracia, pude diferenciar de quién era.
Intente romper el capullo con mis brazos pero era imposible. Me di por vencido ignorando los quejidos que seguían saliendo de ese capullo.
Tomé un poco de la masa viscosa y le estampé en el rostro a la akumatizada. Al ver que se enojo, me escape del lugar rápidamente.
La akumatizada me perseguía sin fin; estaba empezando a hartarme. —¡Ya tuve demasiado de esto! —Invoque mi Cataclismo y derribe algunos barrotes para crear una jaula.
A mi lady se le ocurrió la maravillosa idea de tocar Lobo oloroso, y así ella lo decía, así mismo se hacía. Era tan fabulosa que siempre tenía la razón.
Golpeé mi batería improvisada sin saber muy bien lo que hacía. Yo era pianista, no baterista; iba tan descordinado que era el único fuera de melodía.
Todo había funcionado, Mylene había regresado a la normalidad después de que Ladybog purificó el akuma. Terminé cediéndole mi papel a Iván como el protagonista. Nunca más querría regresar a una tarde como esa.
Hola ¿Cómo están ? Estoy haciendo una especie de maratón involuntario porque tengo un ataque inspiración esperemos y dure .¡Nos leemos luego!
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𝐼𝑙𝑙 𝑤𝑖𝑙𝑙 𝐶ℎ𝑎𝑡 𝑁𝑜𝑖𝑟 / 𝐴𝑑𝑟𝑖𝑒𝑛
Фанфик¿Se puede odiar antes de amar? ¿Puedes detestar lo que no conociste jamás? Eso es lo que mi corazón pregunta todas las noches cuando sale la luna , mis lágrimas caen al suelo haciendo que este moje como en un aguacero ¿Estoy soñando , delirando o...