𝔻𝕒𝕣𝕜𝕓𝕝𝕒𝕕𝕖 ஜ ══

17 3 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mire los apuntes en mi libreta una vez más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mire los apuntes en mi libreta una vez más. —Es un patrón, alguien tiene emociones negativas, el akuma aparece y tenemos un villano —expliqué frente a la pantalla de mi computadora.

—Pero ¿cuál es su propósito? —respondió. —No lo sé... creo que Hawk Moth quiere los Miraculos.

—Pero ¿para qué? —Rode los ojos. —Espérame, voy a su casa y le pregunto —ironizó. ¿Cómo pretendía que yo supiera cuáles eran las intenciones de Hawk Moth? A duras penas y tenía un poco de información.

—Y ¿El Miraculos del pavo real?—. Busque en mi cuaderno alguna información sobre ellos, pero solo había una oración escrita. —Está perdido —murmuré. Continué pasando las hojas de mi cuaderno en busca de algo más.

—Creo saber quién puede ser la fuente de toda la información que necesitas—. Abrí una de las hojas con la cinta adhesiva de color rojo que había dejado para resaltarlo. —Ladybog, por lo que he visto, tiene más relevancia que el otro.

—Consideró que solo tengo que descubrir su identidad y comenzar a investigarla; ella es la gallina de los huevos de oro. —Él asintió y anotó algo en su cuaderno.

—Bien —cerró su pluma y tomó una posición más cómoda. —¿Cómo planeas hacerlo? —Sonreí y busqué la cinta adhesiva de color azul.

—Mira, la he analizado —comencé a explicar. —Es buena, demasiado buena. —Lo medite unos segundos para hallar las palabras correctas. —Es fácil de manipular, se deja utilizar. —Hice una pausa al ver cómo volvió a tomar su cuaderno para anotar.

—Deja de mirarme, sigue, amor. Sonreí ante el apodo, pero reaccioné de inmediato. —Te he dicho que no me llames así—me quejé.

Mentía amaba que me llamara de esa forma, pero por nada del mundo podía demostrárselo. —Perdón, amor —regateó un juguetón.

Aparté mi cara del campo de vista de la cámara para poder sonreír como boba sin que me viera.

—He tratado de acercarme, hasta los he ayudado en algunas ocasiones; no será demasiado difícil descubrirla pronto si sigo con mi fachada. —Una sonrisa ladeada se formó en mis labios. —Déjalo todo en mis manos.

Él me dio una mirada de satisfacción y asintió lentamente con la cabeza. —Tienes mi vida en tus manos, amor—me quedé hipnotizada con sus ojos; eran demasiado hermosos y brillantes.

—Te extraño —susurró. Humecté mis labios sin dejar de mirarlo a los ojos. Estaba perdida en ellos, mi respiración estaba fuera de control y ni hablar de mi corazón. —También te extraño—.

El timbre en mi teléfono me sacó de mi momento de fantasía. —¿Quién es?—pregunté.

—Chloe —respondí leyendo el mensaje que la rubia me había enviado. —¿Aún te llevas con ella? —Preguntó sorprendido. Puede percibir un poco de desagrado en voz. Era costumbre; él y Chloe nunca se habían llevado bien.

—Es mi amiga y la quiero —afirmó. Él rodo los ojos y sonrió. —Li quiero —me imitó a modo de burla. —Ya se está pegando el azúcar.

Rodé los ojos. —Claro que no, sabes que siempre le he tenido un gran aprecio a Chloe. —Él arrugó su nariz dándome una mirada de desaprobación. —¿Por qué? Es insoportable.

—Igual que tú—Sincere. Él abrió los ojos en par, lo que me hizo reír. —No tengas celos. Bromeé. Él me dio una mirada severa.

—Y ¿cómo te va con High School Musical? Sin duda, ambos pensábamos lo mismo de Agreste Junior. —Es un dolor de cabeza—me quejé. —Por algún motivo, me detesta y yo a él —reconocí eso último.

—La verdad es que no es cómo llegamos a odiarnos tanto; literalmente no podemos vernos las caras porque salimos discutiendo.

—Él es demasiado correcto y tú, pues... una persona cuestionable—. Fruncí el ceño. A qué se refería con cuestionable. —Quiero decir, somos cuestionables.

Arquee una ceja al no entenderlo. —Ay amor, cómo te digo esto. —Lo pensó por segundos. —Eres mala, él es bueno y ahí está —terminó con simpleza.

Sus palabras resonaron en mi cabeza por unos segundos. ¿Mala? Yo era ¿mala? No me consideraba una mala persona. Tal vez mis comportamientos no eran los correctos, pero no era mala.

Mi teléfono volvió a vibrar, pero esta vez era una llamada. Reaccioné inmediatamente; al ver el nombre de Chloe, mi reloj mental se auto regaño.

—Tengo que irme, te llamo luego. —No le di tiempo de despedirse y desconecté mi teléfono del cargador. Salí de mi habitación a pasos rápidos. Debía llegar lo antes posible si no quería que la rubia me cortara en pedazos.

༺══════◄••♡••►══════༻

—Necesito de su influencia para que me ayuden a ganar las elecciones. —La rubia caminaba de un lado al otro con una regla en su mano. ¿Qué pretendía hacer con ella? No lo sabía, pero sea lo que sea, era mejor no llevarle la contraria mientras estuviese armada.

Levante la mano para pedir la palabra. —Kathleen —respondió dándomela. —¿De qué clase de influencias estás hablando?—cuestione—Yo soy nueva.

—Técnicamente yo también —agregó Adrien. —Yo no tengo amigos—murmuró Sabrina.

Chloe soltó un largo quejido y la lanzó en su cama. —¿Por qué la vida es tan difícil? —Chillo.

—Mi mamá dice que entre más tiene, alguien más quiere —me crucé de brazos mirándola con severidad. —Y créeme que tiene razón. —

—¿Por qué no dejas a alguien más ganar? —Sugirió Adrien. Y así había marcado su sentencia de muerte con la rubia.

La rubia lo persiguió por toda la habitación por algunos minutos con la regla. Si había alguna forma de herir a Chloe era con su competitividad y él lo había logrado.

Tome asiento en la cama, arrastre mi mochila hacia mí y saqué un pequeño cuaderno con una pluma. Debía de haber alguna forma para que los demás votaran por ella.

Viéndolo desde un lado, teníamos muchas ventajas. Solo había que pensar con claridad.

—¿Y si Kathleen les obsequia besos a los chicos que voten por ti?—

Todo en mi cabeza se activó para mirar a Sabrina de mala manera.
—¡¿Qué?! —Exclame.

Chloe se detuvo en su persecución para mirar a la pelinaranja. —No es mala idea —murmuró viéndome de reojo. Nege de forma inmediata.

—Ni porque venga Robert Pattison a pedirme matrimonio —afirmó. Luego de algunos segundos lo pensé. —Bueno... dado el caso lo consideraría —admití. Si Robert Pattinson me pidiera matrimonio, sería capaz de bajar la luna del cielo.

Chloe chasqueó los dedos. —Sabrina, escríbele por Instagram ahora —ordenó. Abrí los ojos en par:

—Oye, cálmate, encontraremos otra forma que no sea dándome una infección bucal—.

—Sí, aparte, dudo que alguien quiera un beso de ella —habló Adrien entrando a la conversación agitado. Otra vez, yo estaba intentando ser pasiva, pero él sacaba mi lado agresivo.

—¿Quién te dijo Adrián opina?—. Adrien rodó los ojos.

—¿Quieren callarse por un momento? —regaño la rubia —Estoy intentando pesar—.

—Trae a Taylor Swift o algo —Bromeé. Volví a poner atención a mi cuaderno para continuar pensado en algo. —No creo que pueda estar de gira —respondió.

Alce la vista para mirarla atónita. —Chloe, cálmate,—volví a repetir esta vez con un tono más intenso. Se estaba yendo demasiado lejos con esto, aunque la idea de Robert y Taylor sin duda me tenía en las nubes.

—Más fácil, Jagged Stone—dijo Adrien. Asentí con disimulo, la idea era buena; Jagged estaba siendo la sensación local en este momento. Internacionalmente no tanto, pero en definitiva aquí sí iba a generar repercusiones.

Como el rayo McQueen, Chloe se lanzó en su cama para tomar su teléfono. —adivinen quien le debe un favor a papi—

༺══════◄••♡••►══════༻

—Me niego a ser tu suplente —afirmo. Me había prometido llamar la menor atención posible y ser la suplente de la representante de la clase era lo opuesto a ello.

Chloe hizo berrinche por quinta vez en el camino. —Dile a Sabrina, seguro ella sí quiere —sugerí. Había notado cómo Chloe estaba haciendo a un lado al pelinaranja, pero no era de mi incumbencia intervenir en su rara amistad.

Chloe se cruzó de brazos y tomó su teléfono, comenzando a ignorarme. Hice una mueca y me acomodé mejor en el asiento. Las limusinas de la alcaldía, en definitiva, eran otro nivel; parecían las de una estrella de rock.

Al parecer este tipo de modelos solo están disponibles para uso político. Mi padre intentó comprar algunas idénticas, pero no se lo permitieron y ahora estamos utilizando los prototipos normales.

Observe por la ventanilla como Sabrina corría detrás de la limusina. Mire de reojo a Chloe, la cual seguía haciéndome la ley del hielo.

De la nada las palabras de Felix resonaron en mi mente. —"Eres una persona cuestionable"—. Tenía razón, no tenía los mejores sentimientos, pero tampoco tenía este nivel de inhumanidad de Chloe.

De todas formas, aprendías a quererla, de alguna manera. Mire con discreción al rubio, el cual mantenía su vista fija en la ventana. Su ceño estaba fruncido y se podía ver ligeramente tenso.

Él quería a Chloe, se notaba; estaba ahí para ella aún estando del lado "de los buenos". Esa era otra prueba de que Chloe era una persona fácil de querer pero difícil de soportar.

La limusina se detuvo frente a la escuela y el chofer se bajó tan rápido como un rayo para abrir la puerta. El rubio bajó del vehículo, seguido de Chloe y por último pude bajar yo.

Por algún motivo todas las miradas se pegaron en nosotros. Mi corazón se estremeció al sentir el deja vu. Se sentía tan bien, la atención; adoraba sentirme admirada y respetada.

En mi anterior escuela, tenía todas esas cosas, pero para mi desgracia la vida se había encargado de quitármelas. No podía llegar aquí y pretender dar órdenes. Aquel había sido un imperio creado con años y años de trabajo.

Subimos las escaleras para atravesar la puerta.

—Chloe se postula para representante de la clase y Sabrina será su suplente —anunció la maestra con las dos chicas enfrente de la clase. —¿Tenemos algún otro candidato?

—Ni se moleste—murmuré.

Marinette llegó al salón tarde, como era costumbre; esa chica tenía una vida muy ocupada o muy desorganizada. Es como si tuviera que vivir dos vidas al mismo tiempo.

Me había cansado de seguir a Chloe a todos lados. Estaba amenazando persona por persona para que votaran por ella. Tan siquiera pudo comprar hot cakes.

Marinette se sentó a mi lado, lo que me obligó a despegar la vista del teléfono. —¿Por qué no te postulas para representante de la clase?—Pregunto.

Intente sonreír. —Estoy algo ocupada—me limite a responder. No sé porque la azabache se empeñaba a convencer a cada uno de los de la clase a postularse para representante.

¿Por qué simplemente no podía?
¿Dejarle el camino libre? ¿Por qué nadie la respetaba como abeja reina? No me cansaba de comparar los mandos. Yo era la presidenta del consejo estudiantil, presentante de la clase y estudiante del año.

Tenía tanto poder en mi antigua escuela que hasta mi propio lugar en la sala de maestros me accedieron. Tenía respeto; nada de lo que yo dijera era cuestionable.

¿Por qué con Chloe no podía ser igual? En vez de una abeja reina, tenía el trato de una bravucona.

La decisión estuvo a punto de ser tomada, pero Marinette tuvo que intervenir y postularse para representante. Ahora era yo quien me tenía que soportar las quejas de Chloe. —La que sufre soy yo —me quejé tirando mi cabeza en el escritorio.

Podía comenzar a ver el porqué de su rivalidad; pronto todo iba a comenzar a tener sentido, pero no quería que mis oídos fueran los que pagaran por ello.

༺══════◄••♡••►══════༻

Estaba acomodando uno de los pósters de Jageed. Chloe había enviado a Sabrina a la casa de Marinette a robar su diario porque quería arruinar su reputación.

En lo personal, no era mala idea, pero ya sabes lo que dicen: si quieres que algo se haga bien tienes que hacerlo tú mismo. En definitiva, es algo que yo habría hecho, pero mi instinto de mean gril estaba desactivado, temporalmente.

Todo el ayuntamiento estaba lleno de los integrantes de la clase. El plan de Chloe estaba saliendo a la perfección y yo solo podía sentir orgullo por mi chica. Admitía que le faltaba para estar a mi nivel, pero iba en buen camino.

Note cómo Jagged estaba muy abrumado y no era para menos; lo tenía como una exhibición a la cual solo podían admirar.

Tomé uno de los discos de forma disimulada y me acerqué a la mesa; lo deslizé por la madera debajo de sus codos. Quería un disco firmado, pero ni en broma iba a hacer fila.

El cantante me miró confundido y yo solo pude guiñarle el ojo. —Oye, yo te conozco —dijo firmando el disco. Para después entregarlo.

Asentí dándole la razón. —Nos conocimos en una fiesta de beneficencia del príncipe Ali. —Ladee la cabeza. —Hace algunos años.

Por la cara de Jagged pude notar que recordaba todo. —Claro, el diamante de la generación —mi amado apodo, como lo extrañaba.

Asentí. —No se equivocaron —dijo sin dejar de mirarme. —Muchas gracias, señor, promesa musical juvenil. —Ese era el apodo que a él le daban en ese entonces. Todos estaban seguros que triunfaría y así fue.

Iba a alejarme de la mesa al notar las miradas de enojo de los demás. Después de todo yo me había colado. Pero el agarre de Jagged en mi muñeca me detuvo. —Espera.

Sacó su teléfono y se levantó de la silla. —Tengo que tomarme una foto contigo, Jackson debe verte. Pasó su brazo por mis hombros y acomodó su teléfono para la selfi.

Acomodé mi cabello y sonreí un poco. Saqué mi teléfono e hice la misma acción que él. Si él quería una foto conmigo, yo me moría por una de él. —Mi turno. Susurre. Volví a posar para la foto; sonreí al estar completamente satisfecha.

—Muchas gracias —dije antes de empezar a alejarme. Los chicos sí que se veían enojados. —Gracias a ti —volvió a sentarse para retomar su trabajo.

Mire la foto en mi teléfono, y no pude evitar sonreír. Eso se sintió tan bien. Esa atención era la que yo me merecía. Necesitaba volver a mi lindo mundo de glamour y fama que tanto me había costado construir. Con ayuda del nepotismo, claro.

Publiqué la foto en mi Instagram y en cuestiones de segundos, los likes llegaron a mis notificaciones.

Unas trompetas se escucharon por todo el lugar, haciéndole temblar. Con mucha agilidad atrapé mi teléfono en el aire antes de que tocara el suelo.

—¿Llegó la hora de irnos?—Chille, mirando hacia el cielo. Por suerte hice todas mis oraciones completas la noche anterior. —Espérate a que tenga novio —suplique entrando en pánico.

Me asomé por una de las ventanas y mis nervios aumentaron al ver muchos soldados gritando ¡Por el santo hierro! Según mi doctora, el hierro es la vitamina que me hace falta, no un santo.

Los golpes en las puertas comenzaron y Marinette empezó a dar órdenes como un teniente. ¿Por qué tenía conflicto de héroe?

Me mantuve lo más alejada que pude de la puerta. Entre todos habían armado una barrera para darle más fuerza a la puerta, pero estaba segura.
Que todos esos cartones no iban a resistir demasiado. Al ver a todos correr escaleras arriba, no dude en hacerlo.

Algunos minutos después, una gran nube negra cubrió todo el cielo del ayuntamiento. Trague en seco. —Es momento de arrepentirse—Chille. Si todo París era cubierto por esa nube, viviríamos como soldados medievales por el resto de nuestras vidas.

Yo tenía mi manicura a las seis. Me alejo de la ventana al ver cada vez más cerca la silueta negra. No había vuelta atrás. Cuando la luz negra pasó por mis ojos, perdí el control total de mi cuerpo.

Sentí que pasaron algunos minutos, en los cuales perdí totalmente la consciencia.

Toque mi ropa con alivio al sentirme de nuevo despierta. —Mi pesadilla de la edad media al fin se hizo realidad —me quejé.

Baje rápido las escaleras, chocando con alguien en el proceso. —Tomemos esto como algo normal, ¿si?—le pedi al rubio negándome volver a formar otra pelea por el mismo motivo.

—¿Sabes? Después de ser un caballero medieval, discutir contigo no es lo primero en mis planes, así que de acuerdo.

Asentí y le di una última mirada antes de continuar bajando. —Las que se pelean se aman —grité al pasar al frente de Marinette y Chloe con cuidado a no detenerme por ningún motivo.

—Oye, eso no es literal, ¿cierto? —Escuche decir a Adrián a distancia.

Reí por lo bajo. Iba a seguir corriendo hasta la salida. Quería irme de ahí lo más rápido posible. Pero la discusión que se había desencadenado entre Marinette y Chloe llamó mi atención, haciendo que regresara al acúmulo de personas del mismo modo en que me alejaba.

Chloe había sido descubierta de robar el diario de Marinette. Quedando como una ladrona y mentirosa en frente de toda la clase. —Ni cómo defender, amiga—murmuré.

—Ni que lo digas —me respondió Nino con el mismo gesto que yo. Marinette dio un discurso tan inspirador que mis ganas de irme del lugar solo pudieron aumentar. Todos la aplaudían mientras Chloe tenía un ataque.

No pude diferenciar de qué era exactamente, pero estaba segura que era un ataque.

𝐼𝑙𝑙 𝑤𝑖𝑙𝑙 𝐶ℎ𝑎𝑡 𝑁𝑜𝑖𝑟 / 𝐴𝑑𝑟𝑖𝑒𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora