-¡Youngho! ¡Espera! -Donghyuck corrió hacia él, con las mejillas sonrojadas por el esfuerzo. Su abrigo se agitaba detrás suyo y su bufanda se había deslizado, revelando un corbatín de lunares.
Youngho disminuyó sus pasos a regañadientes. No quería llegar tarde a la fiesta en la casa de Doyoung, pero no podía darse el lujo de ignorar a Donghyuck. Estaban en un momento crucial de su amistad, y si lo quería en su vida, entonces no podía hacerle eso ahora.
-Ey. -Se apartó el pelo de la cara. El aire seco de los calentadores en las aulas, había chupado la humedad de su cabello usualmente con volumen, dejándolo plano y demasiado largo. Necesitaba recortarlo-. Hoy no te vi en la clase de Relaciones alfa-omega.
Donghyuck se ruborizó aún más, y aprovechó la oportunidad para volver a enrollar su bufanda y así evadir su mirada. El clima se había vuelto frío desde la noche anterior. Era impropio de la estación y sería decepcionante si permanecía, porque entonces la tierra se congelaría y perdería su oportunidad para plantar los bulbos para Doyoung. Youngho envolvió su abrigo más fuerte sobre su grueso suéter borgoña y pantalón escolar color caqui.
-Sí, no tuve ganas -dijo Donghyuck con desdén-. ¿Tomaste notas?
-Por supuesto. -Youngho hurgó en su mochila llena de libros y cuadernos, hasta que sacó algunas de las hojas que había garabateado en clase. A continuación se las entregó a Donghyuck.
-¿Qué vieron? -preguntó Donghyuck, no cruzando su mirada con la de Youngho.
Youngho arrugó la nariz. -Embarazo.
-¿Ah sí?
-En concreto, la tasa de desarrollo fetal en los omegas de la actualidad en comparación con la de las mujeres del Viejo Mundo.
-¿Por qué tenemos que aprender eso? -se quejó Donghyuck.
-Debido a que eso en combinación con una cadera de tamaño más pequeño y la falta de flexibilidad de los ligamentos de un omega, contribuye al peligro que los omegas enfrentan al dar a luz. Es por eso que durante el embarazo, tienen que tomar hormonas sintéticas para ayudar a que sus cuerpos soporten el rápido crecimiento del bebé y a aliviar las labores de parto -soltó Youngho en un tono neutral, aunque su corazón se había sacudido violentamente durante la clase, imaginando a Doyoung con su hijo creciendo en su interior, con su cuerpo luchando para dar cabida a su creación. Había sudado por el miedo y una extraña excitación que amaba y odiaba a la vez.
-¿Los bebés del Viejo Mundo crecían más lento? -Donghyuck tiró de su bufanda, volviéndola a acomodar, todavía sin mirarlo a los ojos.
-Sí. Aparentemente las mujeres humanas gestaban a sus fetos durante cuatro meses más que los omegas. -Youngho cambió su peso a su otro pie. El afán de llegar a casa para poder ir con Doyoung, zumbaba dentro de él, pero mantuvo su tono tranquilo y amigable-. Todo está en las notas. Pero vas a tener que ir a la biblioteca para ver la película sobre la etapa tres del celo y la impregnación. Fue intensa.
Su mente lo bombardeó con imágenes del mismo omega pelinegro de todas las películas educativas que había visto hasta ese momento. En esta, el hombre estaba lleno de alegría y placer, temblando visiblemente, mientras el abotonamiento de su alfa se hinchaba y lo llenaba con explosiones de semen. La película había explicado en tonos desapasionados, que la cabeza del miembro del alfa, era incrustada en el útero descendiente del omega, el cual se llenaría del semen del alfa. Con suerte, eso daría como resultado la inseminación del óvulo que había echado a principios de semana, y cuyas hormonas del celo habían preparado para la fertilización.
El cerebro febril de Youngho apenas había sido capaz de procesar lo que estaba oyendo. Cuando el omega tomó el abotonamiento del alfa, retorciéndose por un orgasmo anal antes de disparar por su pene con una brutal fuerza, una carga blanca y pegajosa de sus fluidos, Youngho casi se vino en sus pantalones durante la clase. Varios de los otros alfas a su alrededor sí lo habían hecho, sus gemidos y almizcle lo bombardearon junto con las imágenes de la película. Sólo de pensarlo, volvía a ponerse todo nervioso. Calor subió por su cuello.
-Debes asegurarte de verla -repitió-. De seguro habrá preguntas sobre ella en el siguiente examen.
Donghyuck asintió, examinando los papeles en su mano antes de encontrarse con la mirada vacilante de Youngho. -¿Y, cómo estás?
Una fría brisa sopló por donde estaban, llevándose la renovada excitación de Youngho, haciéndolo capaz de sonreír genuinamente al contestar: -Bien. ¿Qué hay de ti?
Donghyuck se encogió de hombros, titubeando un poco antes de bajar la cabeza. -No muy bien.
-¿En serio?
-Te extraño... y ya nada es lo mismo.
Youngho pasó un brazo por el hombro de Donghyuck.
-Vamos. Tengo media hora antes de tener que irme o arriesgarme a llegar tarde a otro compromiso. Vayamos al dormitorio y hablemos. - Donghyuck trató de quitárselo de encima, pero Youngho lo sujetó con más fuerza-. Aún puedes hablar conmigo, ¿sabes? El hecho de que ya no compartamos un cuarto, no significa que no seamos los mejores amigos.
El intento de Donghyuck por rechazarlo, se derrumbó estrepitosamente bajo la insistencia de Youngho, dejando que él los a dirigiera a los dormitorios.
Una vez en su antiguo cuarto, Youngho lo soltó para quitarse el abrigo y dejarse caer sobre el colchón pelón que había sido suyo. -Guau, se ve raro aquí sin mis cosas. -Habían contratado betas para ir a recoger todas sus pertenencias, y las cajas seguían intactas en el clóset de su casa.
Donghyuck no dijo nada, tomándose su tiempo para desenrollar su bufanda y colgarla pulcramente junto con su chaqueta en el clóset.
-Entonces, ¿qué sucede? -preguntó finalmente Youngho-. ¿Por qué faltaste a la clase de hoy?
Donghyuck se sentó en su cama, al otro lado de la de Youngho. Cubriéndose el rostro con las manos, permaneció en silencio por un largo tiempo antes de decir: -Me excitan demasiado las películas.
-A todos nos excitan. -Después de la clase, había tenido que hacer una larga parada en el baño, junto con la mitad de los alfas de su grupo, para encargarse del problema.
-Es diferente -susurró Donghyuck.
Youngho ladeó la cabeza, considerando el sonrojo en aumento de Donghyuck, e hizo una mueca por el notorio dolor en su voz. -¿Por qué te gusta pretender ser el omega?
Donghyuck se atragantó con un sollozo, asintiendo con desesperación.
Youngho se incorporó y se inclinó hacia delante, tratando de comprender. -Donghyuck, cuando ves las películas, ¿alguna vez te imaginas siendo el alfa? ¿El activo?
Donghyuck negó con la cabeza y sus hombros temblaron. Sollozos salían de él. -Estoy malhecho, Youngho. Soy un amanerado. Siempre he sido así, incluso antes de lo de nosotros. Soy una desgracia para mi familia. Me odio a mí mismo.
A Youngho se le encogió el corazón por lo que negó con la cabeza.
-No, no es así. -Se le acercó y lo tomó en sus brazos, besándole la cabeza. Donghyuck tembló contra él, apestando a miedo. Con un nudo en la garganta, Youngho le susurró lo único que se le ocurrió decir-: Será diferente cuando encuentres a tu Érosgápe.
Una gran rabia brotó de la miseria de Donghyuck, mientras siseó entre dientes: -¿Y si no lo encuentro? ¿Si no tengo uno?
-Te sentirás diferente con cualquier omega que te emparejes.
-¿Y si no lo hago? ¿Entonces qué?
Youngho lo mantuvo apretado.
-No lo sé. Pero ya se nos ocurrirá algo. -Le dolía el pecho-. Tú no eres un amanerado. Tú eres Donghyuck y mi mejor amigo.
Donghyuck se volteó ligeramente, con el rostro bañado en lágrimas mientras acariciaba la garganta de Youngho con su nariz. Presionó un beso con la boca abierta en su cuello y gimió suavemente.
Youngho no quería soltarlo pero no haría eso de nuevo. A la larga, de todos modos lo lastimaría más.
-No. -Youngho se retiró lo suficiente para alzar la barbilla humedecida por las lágrimas de Donghyuck-. Ya no puedo hacerlo contigo.
-¿Por qué?
-Tú sabes por qué. Pero eso no quiere decir que seas una mala persona por desearlo. Sólo significa...
En realidad no sabía lo que significaba. Donghyuck estaba en peligro si continuaba con ese tipo de actividad. Si le pedía al alfa equivocado que le ayudara a satisfacer sus impulsos, avergonzarse de sí mismo era la menor de sus preocupaciones. Podía ser golpeado o acusado ante las autoridades, tanto por amaneramiento como por antinatural. No sabía qué consecuencias podrían venir de eso, pero no podía ser nada bueno.
-Me gustaría haber nacido omega -murmuró Donghyuck, alejándose de Youngho y limpiándose los ojos.
-¿Pero por qué? Los omegas tienen que renunciar a todo una vez que se emparejan con su alfa. No tienen ningún tipo de control social o financiero. Y luego está el celo y el parto. -Youngho se estremeció al pensar en todo lo que su papá había sufrido en los últimos años-. No me gustaría ser un omega por nada del mundo.
-¡Porque tú no quieres lo que yo quiero! -gritó Donghyuck, poniéndose de pie. Caminó de un lado a otro por la habitación, con sus ojos azules muy abiertos y salvajes-. ¡Tú no entiendes lo mucho que esto duele! Esconderlo. Mentir. Tú eras el único con el que podía ser yo mismo y ahora te has ido.
-Pero estoy justo aquí -dijo Youngho, con toda la paciencia posible. No sabía cómo mantenerlo lejos de sus miedos-. Estoy aquí escuchándote.
-Pero preferías estar con él.
Youngho se enderezó, poniendo un poco de firmeza en su voz.
-Es mi Érosgápe. Tú eres mi mejor amigo. No hay comparación. Pero no voy a dejarte mientras estés así. -Se estiró para alcanzarlo pero Donghyuck lo evitó, así que palmeó el espacio junto a él en la cama-. Cálmate. Siéntate conmigo. Todo va a estar bien.
Donghyuck no le hizo caso, abrió una ventana para dejar entrar un poco del frío pero refrescante aire, y sacó la cabeza, respirando profundamente. Cuando se tranquilizó, se volvió hacia Youngho, con los brazos cruzados sobre el pecho.
-Todo estará bien -repitió Youngho.