❐ vingt cinc

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El corazón de Doyoung palpitó con ansiedad, mientras él y Youngho esperaban afuera de la puerta de la habitación donde se encontraba Minseok convaleciendo. Cuando entraron, se sintió aliviado al encontrarlo sentado en la cama.

-Papá -susurró Youngho, lanzándose a los brazos de este.

Doyoung se quedó atrás, contemplando a la familia de la que había aceptado ser parte, aferrarse el uno al otro. Minseok estaba pálido pero vivo, y eso era lo único que realmente importaba. Aun así, los círculos oscuros bajo sus ojos hablaban del trauma que había sufrido, así como la presencia de Jongdae junto a su cama sosteniéndolo de la mano.

Miró alrededor de la habitación de Minseok y Jongdae. Era lujosa y limpia. Esperaba que Youngho no pensara mucho sobre las habitaciones polvorientas en su casa, con las ropas arrojadas descuidadamente en la silla. Y en el suelo. Y en la esquina.

Lavarlas era ridículamente molesto. Tal vez realmente debería de contratar a alguien. O no. No importaba. Haría cualquier cosa que Youngho quisiera.

Habían pasado siete días desde que su celo comenzó, y dos de que hubiera terminado. Luego de eso, había necesitado tiempo para recuperarse, al igual que Youngho. Por teléfono, Jongdae les había dicho que no se apresuraran, que Minseok se la pasaba dormido la mayor parte del tiempo y que prefería estar solo con su omega.

Pero hoy después de desayunar, habían ido a casa de Youngho. Ambos estaban cansados y sombríos, emparejados pero aún con el corazón siendo cauteloso sobre el futuro. Minseok estaba mucho mejor, aunque todavía tenía mucho por sanar antes de poder ser declarado completamente fuera de peligro.

Cuando la familia se separó, Youngho tomó la mano de Minseok y se sentó en la cama junto a él, antes de indicarle a Doyoung que se acercara.

-Papá, mira quien vino conmigo.

-Estoy feliz de verte aquí con Youngho -dijo Minseok, sonriendo y extendiendo su mano libre hacia él-. Aunque ambos lucen agotados.

-Ha sido una semana muy larga -murmuró Doyoung, sentándose en el borde de la cama, junto a Youngho.

Minseok sonrió lentamente. -Para todos.

-¿Cómo estás? -preguntó Doyoung-. ¿Va bien la recuperación?

Minseok asintió y Jongdae habló: -Suponiendo que no adquiera ninguna infección post operatoria, podrá ir abajo a partir del lunes, y Jeno piensa que volverá a estar al cien, dentro de un mes.

-No me dejan fumar aquí -dijo Minseok, con el ceño fruncido-. Dicen que es malo para mi salud. -Le dirigió a Jongdae una mirada y luego le sonrió con indulgencia, estirando la mano para acariciarle su cabello-. Igual ya era hora de dejar ese mal hábito.

Youngho sonrió y besó la mano de su papá.

-Siempre lo odié. Significaba que estabas triste.

Minseok sonrió.

-Tal vez estaré menos triste a partir de ahora. ¿Te dijo el Doctor Lee que me quitó el útero?

-¿Qué? ¡No! -Youngho parpadeó rápidamente-. ¿No es ilegal?

-No si hay indicación de que el útero estaba necrótico -dijo Jongdae, frunciendo el ceño y acariciando suavemente la cara de Minseok-. Jeno encontró pruebas de ello, o eso dijo, y una vez que Minseok se estabilizó, realizó la operación. Fue más difícil para mí que para Minseok, ya que él estaba inconsciente por los anestésicos que le dio. Y yo lo vi todo.

-Porque insististe -dijo el papá de Youngho-. Te negaste a salir.

-No iba a dejarte solo. Podías necesitarme.

zèle - johndo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora