❐ dix-neuf

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Doyoung trató de analizar todo lo que Youngho había dicho mientras lo empujaba en el sillón orejero de piel en su estudio, para luego arrodillarse a sus pies. Lo forzó a que agarrara una taza de té caliente y murmuró: -Es un hombre terco ¿verdad?

Youngho había compartido a grandes rasgos la situación de sus padres, entre sus intentos de acallar sus lágrimas en el pasillo y luego de nuevo en la cocina mientras Doyoung hervía el agua para el té. Obviamente se había guardado los detalles verdaderamente comprometedores sobre el uso habitual de su papá con los abortivos, pero Doyoung sabía lo suficiente por su discusión con Xiaojun y la charla con Youngho, para sólo tener que juntar las piezas del rompecabezas.

-Sí, lo es -dijo Youngho, limpiándose los ojos con el pulgar, y tratando de deshacerse virilmente de la evidencia de su llanto-. Estarán molestos cuando se den cuenta de que me fui.

-¿Dejaste una nota?

-Sí, pero aun así se preocuparán.


La mirada de Doyoung fue hacia el teléfono de su escritorio.

-Llamémoslos.

-No. Si están hablando o discutiendo, o cualquier otra cosa, no quiero interrumpir. Tengo diecinueve años. Legalmente tengo el derecho de estar aquí.

-Técnicamente ya hemos violado varios protocolos...

-Bueno. Sabes a lo que me refiero.


Doyoung asintió y le acarició la rodilla.

-Tómate el té. Te ayudará.

Era una mezcla de hierbas para brindar calma y paz. Xiaojun y Yuta se lo habían dado por su cumpleaños el año pasado, citando su tendencia a preocuparse. Esperaba que aliviara la angustia de Youngho.


Además, uno de los componentes de la mezcla era el ingrediente activo en el tranquilizante alfa, así que el que Youngho lo bebiera, lo hacía sentir que era mucho menos probable de que acabaran teniendo sexo antes de que terminara la noche. Aunque eso estaba por ver, sobre todo con los estremecimientos de su próximo celo, retumbando bajo su piel.

Nada en este día había sido como lo imaginó cuando abrió los ojos en la mañana. Se preguntó si algún otro día lo volvería a ser.

-Morirá si no encuentra una manera de... -Youngho miró a Doyoung y apartó la vista-. Si no tiene un aborto espontáneo o encuentra otra manera de terminar con el embarazo.

-Sé que dijiste que tu papá es alérgico a los condones que da el gobierno, un desafortunado número de omegas lo son, ¿pero no crees que ellos podrían haberlos usado de todos modos?

Youngho se encogió de hombros. -Mi papá dijo que no. Tiene una reacción interna que le hace sangrar y desgarrarse con los constantes encuentros durante el celo.

-Ya veo. -Doyoung resentía que las nuevas leyes que el gobierno puso hace varios años acerca de los condones, hubieran reducido la calidad y variedad de los materiales. Obviamente esto dejaba a Minseok con menos opciones.

-Sé que se supone que debo ser fuerte. -Youngho se pasó el dorso de su mano por la boca, limpiando su expresión insegura-. Sé que estoy fallándote en este momento.

-Tú eres fuerte. Esto es duro. Es normal que sientas miedo cuando suceden cosas que lo dan.

-No quiero perderlo. Lo amo.

-Lo sé. Lo siento, Youngho. -Doyoung apoyó la mejilla contra el cojín del sillón, mirándolo-. Tómate el té.

Recuerdos del momento en que supo sobre el accidente que cobró la vida de sus padres, burbujearon en su mente. Se mordió el labio. Youngho lo necesitaba para mantener la calma. Pero no era justo, perder a un padre nunca lo era. Deseó de alguna manera poder ahorrarle este dolor.

-¿Qué dice el médico sobre sus posibilidades? -preguntó Doyoung con suavidad.

-No creo que haya ido con un médico todavía. Sólo sé que casi murió teniéndome y que nunca ha llevado a término ningún otro embarazo. Una vez cuando tenía tres años... Creo que lo intentaron de nuevo. Papá estuvo en cama durante semanas y luego me desperté en la noche por los gritos. Estaba asustado. -Se aclaró la garganta y continúo-: El papá de mi padre vino a quedarse conmigo. Mi papá fue internado en el hospital y por supuesto, mi padre se quedó con él.

Doyoung asintió.

-Ellos se quieren mucho -dijo Youngho-. Nunca antes los había visto pelear realmente. No así. Mi padre estaba enfadado y asustado. Y mi papá estaba... vacío. Como si no sintiera nada.

-También debe tener miedo.

-Dice que está cansado. -Los ojos de Youngho se llenaron de lágrimas, y dejó el té a un lado-. Ya no quiero hablar de eso.

-No tienes que hacerlo. -Doyoung frotó su mejilla contra el asiento, al tiempo que la lujuria se propagaba dentro de él, inadecuada y tentadora. La barba que estaba creciéndole, raspaba el cuero. Youngho se agachó y le acarició la mejilla, deslizando los dedos ligeramente sobre él. Doyoung respondió besándole la rodilla.

-No creí que te tendría tan pronto a mis pies -dijo Youngho, con la voz ronca y aún atenuada por sus lágrimas derramadas-. Está bien. No me importa.

Doyoung suspiró. -Está cómodo aquí.

La voz de Youngho fue tierna mientras le acariciaba la barba y luego le alzó la barbilla para mirarlo a los ojos.

-¿Con cuántos alfas has estado?

A Doyoung se le apretujó el pecho y volvió el rostro, ocultándolo contra el muslo de Youngho. El silencio latía entre ellos, y luego Youngho metió la mano entre sus cabellos, tierna y tranquilizantemente.

-No importa. Olvida que lo pregunté.

Pero sí importaba. Era parte del porqué no podía tener hijos. Sin importar el vínculo que estaba creciendo entre ellos, como brillantes cintas que podía sentir incluso ahora, que los ataban juntos, tenía un pasado que determinaba el único futuro posible. Le rompía el corazón admitirlo, pero Youngho merecía más.

-Hubo un incidente cuando estaba en mis veintes -dijo Doyoung, levantando la cabeza para cruzar su mirada con la afligida de Youngho-. En ese entonces no tenía a Jeno en mi vida, y...

Youngho puso sus dedos sobre los labios de Doyoung.

-Está bien. No me lo digas. No así.

Las cejas de Doyoung se arquearon en confusión.

-Puedes decírmelo un día porque quieres que lo sepa -dijo Youngho-. No porque te lo pregunté.

Doyoung quería que lo supiera, por extraño que parezca. Incluso hace un día, habría dicho que su alfa no necesitaba saber lo que sucedió durante ese segundo resurgimiento de celo, pero ahora después de ver su angustia y ternura por su papá, después de besarse y estar cubierto en su semen, no estaba bien que Youngho se sintiera más unido a él sin saber la verdad.

Pero esas mismas cosas también hacían que fuera imposible el decírselo ahora. ¿Cómo podía herirlo, cuando estaba tan asustado por Minseok? Y ¿cómo podría arruinar el recuerdo de su tarde, con una confesión que haría que lo viera con una luz completamente diferente? Podía esperar. Hizo a un lado la persistente idea de que las negociaciones regresarían en la mañana y que realmente necesitaba decidirse sobre qué hacer. Pero con un poco de suerte, y con todo lo que Minseok y Jongdae habían pasado, bien podrían posponerlas para otro día o incluso más. Tenía tiempo, él y Youngho todavía tenían un poco de tiempo.

-Ven aquí -susurró Youngho, separando las rodillas y palmeando su regazo.

-Sabes lo qué sucederá si lo hago.

-Sólo voy a besarte.

Los labios de Doyoung se torcieron en una sonrisa.

-No eres un mentiroso convincente.

Aun así se subió al regazo de Youngho. Apenas y cabían en la silla, pero Youngho lo sostuvo con firmeza, haciéndolo sentir pequeño contra su cuerpo más alto. Youngho no era musculoso como Jeno, quien lo hacía sentir tan frágil como el vidrio al envolverlo en sus brazos, pero era sólido y su cabello olía increíble. Como a romero y menta. Tampoco era huesudo a pesar de ser desgarbado. Tenía músculos fuertes para acomodar y soportar su peso.

Acomodándose, su miembro se presionó en el trasero de Doyoung por lo que Youngho sonrió, con los ojos menos chispeantes que en la mañana pero aun así gentiles. -Así está mejor.

Doyoung enredó sus brazos alrededor del cuello de Youngho. Mientras se besaban, la sangre se precipitó a su pene tan rápidamente que lo hizo casi marearse. La boca de Youngho se movió hacia abajo por su cuello, chupando con suavidad y dureza, y luego regresó hasta capturar sus labios de nuevo.

Su mano se arrastró hasta la parte delantera de los pantalones de pijama de satín de Doyoung, agarrando su pene por encima del material.

-Enséñamelo otra vez.

Doyoung se estremeció. -Ahora no es el momento.

-Necesito una distracción. Ahora es el momento perfecto. - Deslizó su mano bajo la bata de Doyoung, moviéndola de arriba abajo por la espalda-. Tu piel es tan lisa y suave. -Llevó su mano a la parte delantera, arrastrándola por el vello en el pecho de Doyoung hacia las palabras tatuadas en sus costillas-. Amo tu cuerpo. Pronto me contarás sobre estos tatuajes. Eso me dará algo más que amar de ti.

Doyoung cerró los ojos, tratando de controlarse, pero su piel se erizó exasperantemente, y su trasero se humedeció, preparándose y ofreciéndose. -Joder -dijo entre dientes.

-Sí -dijo Youngho en su oído-. Joder.

Volvió a besarlo, haciendo girar al mundo en un suspiro, labios, lengua y saliva. Doyoung se aferró a él, gimiendo, chupando y lamiendo. Sus pezones se endurecieron e irguieron, quedando expuestos al aire frío del estudio, cuando Youngho tiró de su bata hasta sus hombros.

Su pene soltó pre-semen contra su pantalón de pijama, y su trasero se aflojó mientras más humedad surgió de sus glándulas omega. Youngho besó su cuello y lóbulo de la oreja, provocándolo con los dientes hasta hacerlo estremecerse y restregarse contra él en la silla. Con una fuerza sorprendente, Youngho lo agarró por debajo de los glúteos, lo levantó, y se puso de pie con él aferrándose a su cuello y las piernas envueltas alrededor de su cintura.

El sillón era el lugar más cercano para acostarse y Youngho gateó encima de él, jamás despegando la boca de su piel o labios.

-Sí -susurró Doyoung, encorvándose para presionar su ingles juntas-. Házmelo.

Youngho se apartó lo suficiente como para ponerse de pie y poder desabrocharse y quitarse su propia camisa y abrir sus pantalones. Su pene estaba totalmente erecto. Las venas que Doyoung había notado antes,

zèle - johndo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora