Ava
- Psss... Ava
¿Escuché algo?
Me remuebo en mi cama dándole la espalda a eso que me molesta.- Hermaniiitaa- me sacude el hombro suavemente y suelto un gruñido sin siquiera abrir los ojos.
- ¡AVA!- Noah me grita en mi oído a todo pulmón- desventajas de tener hermano menor supongo- y me hace pegar un brinco en mi cama del susto recibiendo casi al instante un fuerte latigazo en mi cabeza.
Bienvenida a casa, resaca.
- ¡YA TE ESCUCHE, NOAH!- le grité igualmente en su cara ignorando mi fuerte dolor de cabeza incorporándome en la cama.
Mi hermano pequeño que aparenta unos cinco años mentales pero, no se cómo en realidad tenía diecisiete, estaba sentado en mi cama con una camisa playera con todos los colores existentes, haciéndome abrir los ojos como platos.
-¿Que...?- solo pude apuntarlo con mi dedo índice a lo que el hizo un gesto con la mano, restándole importancia.
-Eso es lo que estaba intentando decirte- puso los ojos en blanco- Mamá y papá se fueron a un viaje de no sé que de negocios y no vienen hasta mañana.. ¡Sorpresa!
Noah abrió los brazos como si explotara confeti con una amplia sonrisa. Si, nuestros padres eran bastantes estrictos con básicamente todo. Él no tenía permitido ponerse la ropa a colores que tanto le gustaba porque papá decía que perdía masculinidad o algo así. Por otro lado, yo no tenía permitido cortarme el pelo porque de alguna manera según mi madre perdía parte de mi feminidad... Y valla que me gustaba ir con el pelo corto, aunque tenía que conformarme con mi pelo negro, largo y algo ondeado.
Tampoco me permitían usar ropa oscura ni ajustada tan seguido, ¿Porque? Creo que simplemente era porque me gustaba.
Nuestros padres eran.. ausentes, se sentía como si solo fueran una sombra que solo nos exigía, si cometemos un error nos juzgan por ello y si hacemos algo bien entonces era nuestro deber. Jamás hemos recibido algo mínimamente cariñoso o bueno por parte de ellos, pero por alguna razón le obedecemos, siempre.
Yo por una parte era la hermana mayor, la más fuerte y la que más soportaba, pero siempre callada, nunca me he quejado de nada porque se supone que ellos son nuestros padres, si cometes un error grave te podrían hasta echar de casa, son muy capaces de eso.
Pero Noah.. el era más sencible, a él le lastima bastante la manera tan seca de ser de nuestros padres, y en realidad, -para que lo voy a negar- a mi también me dolía ¿Quien no va a necesitar un poco de amor de sus padres?
Pero yo era fuerte por los dos, siempre me tragaba el nudo en la garganta y abrazaba a mi hermano, tratando de darle el amor que necesitaba de nuestros padres.
Supongo que para poder reconstruir a alguien necesitas estar completo tu mismo.
-Eso quiere decir que.. ¿Somos libres por veinticuatro horas?- dije lentamente como si no me lo creyera.
El asintió con la cabeza a lo que yo no necesité más para ignorar mi dolor de cabeza y ponerme a salar encima de mi pobre cama de mano con mi hermano.
-Hoy.. tenemos que hacer de todo, ABSOLUTAMENTE TODO- grité emocionada todavía dando brincos sobre mis sábanas blancas y beige.
-Para eso tienes a tu hermano mayor, hermanita- dijo muy digno parando de saltar subiendo el mentón y con una mano en el corazón.
-Ya quisieras, capullo- voltee los ojos, ya estaba acostumbrada a que él ignorara que yo tenía tres años más que él, porque si, tengo veinte.
-Tu solo ve y date una buena ducha para que despiertes y de paso te quites el olor a rata mojada- murmuró claramente emocionado tirándose al suelo y poniéndose sus botas fucsia.
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Yo Puedo
Teen FictionAva Parker, una chica de veinte años con gustos bastantes oscuros y brillantes a la vez, convive entre siniestras sombras a las que tiene que llamar "padres". Ha tenido que obligarse a apagar el brillo que la hacía ser ella para moldearse a otra chi...