Capítulo 12| Curiosa

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Ava

¿Alguna vez te han pillado haciendo algo muy malo o vergonzoso?
¿Sabes lo que se siente?

Pues eso mismo sentí cuando Dereck apareció como un verdadero loco en esa sala.

¿Cómo se había enterado de que estaba aquí?

Pues, por la reacción de Hunter puede que él mismo haya echo todo esto para simplemente divertirse o por alguna otra razón desconocida para mi.

O tal vez tomaba esa conclusión porque no me gustaba ni siquiera imaginar que Dereck viniese aquí por otra razón.

También lo hiciste tú.

-¿Qué diablos haces aquí con él?- me espetó el pelinegro acercándose a mí y señalando a Hunter.

Dereck parecía completamente otra persona.

Su aspecto cansado y sucio era casi terrorífico. Llevaba algo de barba de pocos días y su pelo estaba colocado hacia atrás como si anteriormente lo hubiese acomodado con nerviosismo.

Ya era una costumbre ver unas grandes y oscuras ojeras instaladas debajo de sus ojos como si no hubiese dormido en años.

Sus ojos no paraban de mirar a todos lados y direcciones como si estuviese perdido. Además de no dejar de retorcerse las manos con ansiedad.

Aveces, cuando lo veía de esa manera tan... descompuesta, dudaba de que todo esto sólo fuera por un trabajo nocturno y falta de sueño. ¿Y toda esta semana sin aparecer?

Pero, ¿Qué más podría ponerle así?

Solo me venía a la mente algún otro problema que no quiere contarme para no preocuparme. Sino, ¿Qué más sería?

-Valla, claro que solo está con él. Yo soy una linda decoración.- suspiró Caleb a mi lado.

Todos los músculos del aludido se tensaron con solo escuchar la voz del ojiazul.

-Vámonos de aquí- Dereck me agarró del brazo ejerciendo más fuerza de la necesaria.

Su mano a mi alrededor estaba completamente fría, como si estuviese muerto de alguna manera.

-¿Porqué tan rápido?- Hunter se había puesto de pie agitando peligrosamente la copa a medias de champán y claro, con una amplia sonrisa.- Sería una pena que este drama organizado por mí termine así, ¿no crees?

Confirmando mis sospechas, fue él quien lo llamó.

Según lo que había observado en Hunter, era evidente que es un hombre sin grandes sentimientos. Como si todos los motivos de su vida solo fuera joder a los demás y quien sabe que más.

No le importaba nada, quizás ni siquiera sí mismo. Lo más remotamente importante para Hunter era el dinero, poder y alcohol.

-Ya hablaré contigo- le aseguró, empujándome un poco hacia las escaleras.

-¿Seguro? Yo creo que lo harás ahora- le dió un sorbo a su champán aún sonriendo.

-Ava no tiene nada que ver en esto- se giró hacia él.

Estaba confundida, no sabía de que diablos hablaban o se referían. Intercambiaba la mirada entre ellos, perdida.

-Oh, yo diría que sí.- soltó una risita, divertido- Ahora, ¿Vas a hablar conmigo a solas o Eva tiene que participar en la conversación?

Su mano ejerció tanta presión en mi brazo que dolía. Podía sentir cada uno de sus dedos aferrándose con fuerza a mi piel.

-Me haces daño- me quejé, adolorida. Aunque no pareció escucharme.

Yo PuedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora