Capítulo 5| ¿Quieres Pizza?

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Ava

-¿Un... Internado?- pregunté, confusa.

Mi padre me miró, como si tan solo le cansara el echo de tener que explicarme.

-Tú eres la mayor, dentro de muy poco tiempo empezarás a trabajar como abogada y ganar tu propio suelto, podrás arreglártelas sola.- recalcó esa palabra sabiendo que me molestaba- Pero pensamos que Noah es un crío todavía, y ya nos lo ha demostrado de sobra.

Hizo una pausa, eligiendo bien sus palabras. No me gustaba el camino que estaba tomando esta conversación.

-Así que vuestra madre y yo decidimos mandarlo a un internado por al menos, un buen tiempo.- puso una mueca- Ojalá y aprenda a comportarse como debe.

No, no quería que le hicieran eso, pero sabía que ellos no tomarían válida mi opinión. Nunca lo hacían.

-Pero, ¿Porqué veis necesario hacerle eso?- protesté, no estaba acostumbrada a hacerlo con él- Noah es un buen chico... Prometo que si me dejáis hablar con él yo podría..

-No te dije para escuchar que pensabas al respecto, solo te..

Lo interrumpí, poniéndome de pie bruscamente y encararlo.

-No podéis hacerle eso- repetí, esta vez sonó a súplica- Solo hacéis esto porque no puede pagar sus gastos ¿No? O porque no le véis un futuro prometedor como el mío. ¿Si no hubiese estudiado lo que quisiste también me hubieras mandado a un internado? ¿Así es como resuelves todo? ¿Mandando lejos los proble..?

-Ya basta- me interrumpió poniéndose de pie el también.

Y ahí noté todo lo que había dicho. Era la primera vez que le decía una cosa así y ni siquiera estuvo tan horrible. Jamás le había cuestionado. Nada.

¡Pero no podían! ¿Ahora van a mandar a Noah lejos solo porque no pudieron exprimirle nada de ganancias?

Apostaría que hubiesen echo lo mismo conmigo sino hubiera estudiado derecho.

Que fácil la forma en que se desasen de lo que no les importa. Cómo mandar la basura al basurero.

En este caso, a un puto internado. ¿En serio?

-Solo te dije todo esto porque vosotros sois... Algo cercanos y creímos que eras la más adecuada para decirle.- me dijo, malhumorado- ¿Alguna objeción?

Me retó. Sabía que no iba a seguir insistiendo, no podía. Y.. aunque lo odié, de todo lo que pensaba, de la rabia que sentía en ese momento hacia toda esta situación, tuve que reducirlo en un simple:

-No- dije entre dientes, tensa- Ningún problema.

-Bien- terminó, sentándose en el sofá cogiendo de nuevo el periódico. Como si nada.

Apreté mis manos a mis costados, conteniéndome.

-¿Cuando tiene que marcharse?- pregunté casual, ocultando lo que en realidad sentía.

-En dos días- murmuró concentrado en lo que leía.

Me marché de ahí a toda velocidad. Subí las escaleras mientras sentí como una lágrima de la propia rabia se deslizaba por mi mejilla. No me molesté en limpiarla.

Cuando llegué a mi habitación me quedé estática en la puerta. Mierda, había olvidado que Noah y April seguían en mi habitación- lanzándose chocolates por cierto- y al mirar a mi hermano.. me dolió más todavía, no iba a aguantar una semana en ese lugar.

No me habían visto, aunque eso creí hasta que mi mirada chocó con la de Noah, que tiró de golpe el chocolate que iba a lanzarle a mi mejor amiga y se acercó a mi a toda velocidad.

Yo PuedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora