Capítulo 4| ¡Sorpresa!

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Ava

Noah me miró con expresión de no saber saber si reír o llorar al verme y me obligué a reaccionar acercándome a él casi corriendo.

-¿Que te...?- me arrodillé delante de él- ¿Qué te hizo?

Pregunté directamente, haciendo que él apartara la mirada como si le doliera tan solo recordarlo.

-Él m-me llevó a una especie de gimnacio abandonado- dijo en un hilo de voz que parecía que iba a quebrarse si seguía hablando- Me dijo que tenía que aprender a ser hombre y.. me obligó a cargar pesas que pesaban el triple que yo.. o más, y a hacer ejercicio, mucho. Cada vez que cargaba esas pesas sentía c-como si... Mis huesos...

Su voz se quebró, todo su cuerpo estaba temblando.

-Shh- coloqué mis manos en sus mejillas, haciendo que me mirara- Todo va a estar bien ¿Vale?

Odiaba verlo así, si dolía ver a una persona importante para ti a la que estabas acostumbrado a ver riendo como loco y haciendo travesuras entonces, dolía el triple ver a la persona que significaba tu vida entera perdiendo su brillo, quebrándose delante de ti sin poder hacer nada.

Se sentía como si junto a él, perdiera también ese brillo mi vida.

Como si no solo él se estuviera cayendo a pedazos, sino mi mundo también.

-Vámonos de aquí- dije pasándole un brazo por encima de sus hombros para ayudarlo a levantarse.

Cuando se mantuvo en pie se llevó una mano a su abdomen y soltó un quejido de dolor.

Miré la puerta, en busca de alguna manera más cómoda de salir de aquí que no sea la maldita ventana.

-Está cerrada con llave- murmuró al ver mis intenciones.

Vale, no quedaba de otra. Teníamos que escapar por la ventana.

-Ava, me tiene encerrado aquí hasta que él decida. No puedes hacer esto, se enfadará contigo.- dijo aún preocupado en este momento.

-Si que puedo hacerlo- me dedicó una mirada poco convencida- Sobreviviré.

Me alejé de él para escoger cualquier conjunto cómodo para él en su closet para después guiarlo hacia la ventana.

Intentamos varias maneras de salir hasta decidir que la mejor opción era que yo saliera primero y él- con bastante esfuerzo- luego.

Ya estábamos subiendo las escaleras tratando de no hacer un solo ruido, aunque cargar con alguien una o dos cabezas más alto que tú era.. complicado.

-Joder Noah, ¿Te has planteado alguna vez eso de no comer todo lo que te ponen en frente?- le espeté, lo más bajito que pude.

-Sinceramente, no está en mis planes- respondió con una risita que fue acompañada con otro quejido, esta vez más sonoro.

-Como te sigas quejando te arrastro- le advertí, más para que no hiciera tanto ruido.

Al llegar a la habitación lo lancé en mi cama- sin mucha delicadeza- para apoyarme en las rodillas, tratando de recuperar mi respiración.

-¿Esta es la parte en que nos desnudamos?- bromeó estirándose en mi cama a lo que recibió como respuesta, una mirada agria.

-Solo tu, yo paso- me acerqué a él sentándolo para desabotonar su camisa- No me van los incestos.

Soltó una risita dejando que le ayudara.

Al terminar, caminé rápido hasta mis gavetas abriendo una en concreto para sacar una toalla limpia.

Yo PuedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora