XIV

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—¡Rachel!—gritó Felipe, corriendo hacía la mencionada, tirándosele encima y cayendo los dos en la nieve. La castaña escuchó risas y pudo identificar de inmediato qué eran de Blas, Juani y Kuku. La risa de Felipe no tardó en hacerse escuchar.

Felipe se levantó, dejando que Rachel pudiera voltearse boca arriba y respirar, tenía la cara llena de nieve, la nariz y las mejillas enrojecidas. Felipe creyó qué iba a reaccionar mal y regañarlo, todos lo creían. Eran amigos de Rachel, sí, pero ella seguía siendo una de las productoras.

La cara de Felipe era de preocupación, estaba esperando el regaño, el grito, e incluso una suspensión. Esperaba oír la voz enojada de Bayona, de Belén o de Rachel, todos lo esperaban y rezaban porque no hubieran consecuencias por haber tirado a la productora a la nieve y boca abajo.

Pero todos esos gestos cambiaron cuando vieron la sonrisa de Rachel aparecer en su rostro y luego la escucharon reír.

—Esto está bastante cómodo, eh—habló, dirigiendo su vista a Felipe, quién la miraba sin ningún gesto y luego lo vio sonreír.—Dame la mano, tonto

Ambos rieron ante aquello, y cuando Felipe extendió los brazos para ayudarla a ponerse de pie, escucharon unos gritos emocionados y pasos rápidos. Rachel miró a Felipe y ambos sabían que eran todos los demás. Empujaron a Felipe, que cayó encima de Rachel y luego todos se tiraron a la nieve. Observaron el cielo, mientras hacían ángeles en la nieve y reían.

Felipe se levantó de inmediato, buscando algún daño en el rostro de la castaña abajo de él, pero no encontró ninguno. Rio un poco asustado, pues no sabía sí la había llegado a golpear.

—¿Te pegué?—cuestionó poniéndose de pie.

Rachel negó, aún con una sonrisa—No. Creí que iba a sentir un golpe pero no, al parecer las tantas chamarras qué tengo encima no lo hicieron sentir.

—¿Chamarra?—la mayoría rió al escucharla. Rachel se puso seria. Siempre hacían eso cuando había una palabra que ellos no conocían de esa forma.—Campera, se llama

—En México es chamarra, chaqueta también pero tiene dos significados y campera... jamás he escuchado que algún mexicano diga campera

—Pero así se llama, Rachel. Espero que así vayas a decirle a partir de ahora, eh

—Puedes esperar toda la vida, Pipe, no voy a decir campera.

Ambos rieron ante lo último y Felipe la ayudo a ponerse de pie, entre los dos se quitaron el exceso de nieve de la ropa, del cabello y del rostro y se miraron, sonrientes.

—Lamento haber caído encima tuyo...—le sacudió por última vez la nieve del hombro—dos veces

Ambos soltaron una risita y miraron al resto, aún tirados en la nieve, algunos se miraban tan cansados qué parecería qué iban a quedarse dormidos allí.

—Te perdono,—suspiró—ahora haz qué todos se levanten, ya nos vamos.

Felipe asintió, comenzó a gritarles a todos sus amigos y Rachel se dirigió hacia el otro grupo, que hablaban animadamente sobre los avances de la semana.

Los actores comenzaron a guardar sus pertenencias, estaban felices de haber concluido una semana más, con ésta se cumplían tres meses de iniciar el rodaje y no faltaba mucho para terminarlo.

—Eh, Rach—escuchó la voz de Matías por detrás y giró a mirarlo, sonriente.—Mira que los chicos y yo vamos a ir a tomar a algún bar mañana sábado y nos preguntábamos si querías ir con nosotros.

Rachel miró por detrás a la mayoría de los actores juntos, comiéndose unas galletas a escondidas de Bayona, a quién siempre le llamaban "hijo de puta" cuando les restregaba lo que estaba comiendo y ellos no podían con su estricta dieta.

—Claro,—miró el reloj en su mano, verificando la hora—¿Van a ir todos?

—Sí, Enzo y Agustín también van—hizo una pausa y Rachel asintió—También vendrá mi novia y la novia de Agus, llegaron ayer por la tarde.

—Ah, sí. Me encantaría conocerlas—escuchó el timbre de su teléfono sonar—Me mandas la dirección y hora por WhatsApp, Matí. Tengo que contestar.

Matías asintió e hizo un gesto de que no pasaba nada porque ella tomará la llamada.

Rachel camino unos segundos, alejándose de todos lo más que podía. Vio el nombre en la pantalla, "Papá", y se quedó quieta. No contestó, no colgó la llamada y tampoco apagó el teléfono. Se quedó ahí, viendo la pantalla hasta que se apagó y la llamada terminó por sí sola.

Hacia años que no hablaba con su papá, aunque los dos siempre sabían que es lo que estaba haciendo el otro, en que proyecto participaban, con quienes estaban trabajando. Era una relación complicada y no quería arreglarla ese día. No tenía tiempo para eso, se dijo a sí misma. Guardo el teléfono en su pantalón de nuevo y respiró profundamente para calmarse, hinchando las mejillas al exhalar.

—Hey—escuchó por detrás. Era obvio que conocía aquella voz ronca. Se giró a mirarlo y éste le sonrió—¿Pasa algo?

—¿Qué?—no esperaba esa pregunta, porque no quería hablar de lo que pasaba—No, todo bien.

Enzo se cuestionó sí había dicho algo fuera de lugar pero eso solo le confirmo qué sí pasaba algo

—Ehmm—buscó qué decir—Matí me ha dicho que vas a ir mañana

—Ah, sí—se relajó por completo, miró sus zapatos y los de Enzo hundidos levemente en la nieve y volvió a mirarlo—¿Tú también vas, no?

—Puede ser—actuó desinteresado, cómo si no le hubiera preguntado a Matías desde antes que si Rachel estaba invitada—¿Por qué?, ¿quieres que vaya?

Rachel sonrió aún más y él hizo lo mismo. Enzo dio un pequeño paso al frente, acercándose más a ella.

—Creo que no sería tan divertido si no vas

—¿Y por qué crees eso?—la mirada y sonrisa coqueta que se plasmaban en su rostro hacían qué Rachel sintiera qué podría lanzarse a besarlo en ese momento.—Creí que te llevabas más con todos qué conmigo

Rachel carcajeo suavemente, y después sonrió de la misma manera que él, coqueta. Su mirada profunda se clavo en la mirada coqueta de Enzo y sin quererlo dio un pequeño paso más cerca de él.

—¿Y por qué crees eso?

Enzo rió levemente, casi sin sonido. Y Rachel se mordió el labio inferior sin darse cuenta de lo que hacía, tragó y siguió mirándolo atónita.

—¿Mañana llegarás al lugar o quieres que pase por ti?—cambió de tema y Rachel sonrió divertida. No sabía sí Enzo era un hombre celoso, pero quería averiguarlo, quería saber todo de él, de sí besaba bien, de su infancia, de como se lleva con sus papás, el porqué decidió ser actor, quería saberlo todo.

—Sí quieres pasar por mí, yo lo acepto.

Las miradas y sonrisas coquetas habían vuelto. Bayona y Belén veían de lejos y podían sentir la tensión qué sentían entre ellos.

—Entonces por fin vas a conocer a uno de las parejas de Rachel, eh—se burló Belén.—¿Crees que te lo vaya a presentar para que le des el visto bueno?

Bayona la miró e hizo una mueca de burla.

—Sí Rachel no me ha presentado a ninguno es porque sabe que no me van a gustar, pero sí me pregunta por Enzo, a mi me gustan. Se ven bien, se ven tiernos, yo le doy el visto bueno. Aunque vamos a ser sinceros, Belén, esos dos no se han dado ni un mísero beso de pico.

Belén rió y asintió, confirmando lo que J.A. decía.

—Entonces paso por ti, te aviso cuando esté listo y me pasas la dirección, ¿va?

—Okay.—sonrió y comenzó a caminar alejándose de él, unos pasos después se giró y lo miró—Hasta mañana, Vogrincic.

Rachel RodríguezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora