Vegas POV
Veinte horas en mitad de la nada y mis pensamientos se sentían como ojos observándome entre los árboles, vigilándome en espera de que bajara la guardia para exponerse ante el mundo en forma de gritos ahogados.
Pete dormía desde hacía horas, la luna comenzaba a desaparecer entre las luces del amanecer y yo seguía sentado frente a los rastros de una fogata a punto de morir, tratando de manejar mis propios demonios nocturnos. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que hable con mi padre, aun más desde que tuve esa clase de sentimientos, una sonrisa desgastada apareció en mis labios, ahora iba a mentirme a mí mismo otra vez.
― ¿No te has ido a la cama? ―su rostro adormilado saltó fuera de la tienda de campaña y negué con la cabeza en silencio, suspiró pesadamente volviendo dentro apenas unos segundos. Cuando volvió a emerger llevaba una manta envolviéndole desde los hombros hasta los pies. ―Sabía que no podrías dormir en un saco.
Sus cuidadosos pasos se abrieron camino hasta sentarse a mi lado, ya ni siquiera me sorprendía su cercanía, desde que apareció en mi apartamento, no había un solo día en que no termináramos sentados inusualmente cerca para dos idiotas que no dejaban de insultarse. Recargó su cabeza en mi hombro y tragué en seco, estaba muy cansado para pelear contra mis propios deseos.
―El problema no es el saco, es solo que aquí es demasiado silencioso. ―murmuré encogiendo la nariz con un gesto de fingido fastidio.
―Te la pasas quejándote de que hago mucho ruido y ahora odias el silencio, creo que nada más te gusta quejarte. ―le miré de reojo con el ceño fruncido, tenía la punta de la nariz roja y los ojos aletargados. ―No había visto un amanecer así desde el viaje de preparatoria, debiste ir con nosotros, subimos una enorme montaña para ver al sol salir a primera hora de la mañana, pero cuando regresábamos me lastime el tobillo y un tipo del equipo de natación tuvo que ayudarme a bajar de la montaña.
― ¿Cómo te lastimaste el tobillo? ―sus ojos me miraron con cierta sorpresa por mi tono de voz, sin rastro de burla o cinismo, tan solo curiosidad.
―Llevaba una vieja cámara, que un amigo me presto, para tomar fotos desde la cima y mientras bajábamos, quise tomar un par más del paisaje. Me distraje por estar mirando por la lente y antes de darme cuenta estaba en el piso. ―una sonrisa apareció lentamente en mis labios ante la imagen patosa de Pete yéndose contra el piso y su amigable rostro se transformó en un gesto de indignación antes de darme un golpe en el brazo. ―No te burles de mí, estuve semanas en cama.
―Tienes la destreza física de un animal recién nacido. ―exclamé ganándome un segundo golpe seguido por un bostezo de mi parte. ―Si hubiera estado ahí, me habría reído de ti el resto del viaje.
―Sí, pero habrías logrado llevarme abajo sin tener que hacer paradas cada cinco minutos. Nos tomo medio día llegar al campamento, estaba tan avergonzado.
―Ni siquiera me habría ofrecido a llevarte.
―Lo habrías hecho igual. ―musitó bastante convencido con sus palabras y no me atreví a desmentirlo, seguramente lo habría hecho.
En realidad, había querido ir a ese estúpido viaje, toda la clase estaba emocionada desde meses atrás y la idea de estar lejos de casa, donde mi padre no pudiera ver lo que hacía, se convirtió rápidamente en lo que me mantenía para terminar el año escolar sin irme de casa. Pagué el boleto trabajando en un restaurante como mesero, tenía planes con mis amigos para todo el viaje y pensé que sería como saborear la libertad antes de poder alejarme por completo de mi familia.
La noche en que me fui, deje mi boleto pagado en el mueble junto a la cama y acepte que mi padre tenía cierta razón en sus palabras, no podía tener lo que deseaba, no si quería ser alguien importante, pero sino podía tener a quien anhelaba para tener un futuro decente, al menos podía elegir el lugar donde sería importante. Así que esa noche, junto al boleto, deje los papeles de admisión de la universidad e inicie mi propio camino hacía donde quería llegar.
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Nameless
Hayran KurguCuando los chats privados del deportista Vegas Therapanyakun son filtrados a todo internet, su publicista y representante le ofrecen un acuerdo para que no pierda todos sus patrocinadores antes del campeonato en Bangkok. Tan solo debía pretender una...