Las caricias del frío viento hace que me lleve a esos momentos en donde paseaba hacia la casualidad de encontrarte en lo extraño de mi vida, donde no pertenecía en nada ni a nadie, donde la muerte era una opción pero regresé a la estadía de querer vivir.
Fuiste la luz que no se apagó en el peor de los truenos.
Los años pasan, surgen cambios, nuevos acontecimientos, nuevas personas y nuevos amores; pero no les pertenezco, el amor me atormenta.
Siempre te pienso, siempre; y no es porque yo te ame, no comenzó nunca ese camino y no te veo de esa forma en lo más profundo de mi corazón, quien está guardado bajo pétalos de rosas blancas. Simplemente fuiste de los mejores profesores filosóficos y políticamente incorrecto del que pude haber tomado influencia en esta parte de mi adolescencia, tu forma de pensar me atrapó muchísimo y de cierta manera admiro tu mente revuelta.
Mi nariz helada, ojeras pesadas y el cansancio corporal por mi arduo trabajo hacia la lucha constante contra mis demonios internos hacen que mi melancolia sobrepiense el pasado; vivo por ellos, respiro por ellos y voy a recordarlo por el resto de mis sueños. Quiero tocar, sentir, vivir, quiero que se materialice mi deseo, caer momentáneamente en el placer del pecado.
Contá mis pecas
Leé mis ojos
Exponé mis deseos
Dibujame una sonrisa en la cara
Disfrutá mis anhelos
Recordá mis chistes
Golpea mis tristezas
Hacé enojar a mi cuerpo
Enseñame a mostrarme
Haceme sentir loca en la soledad y paz entre tanta multitud
Graba en tu mente cada parte de mis músculos ganados
Tapa mis ojeras
Acompañame al fin del mundo
Forma los interminables rulos de mi pelo
Tenele paciencia a mi indecisión
Construí cosas lindas para mí
Decidí mi futuro
Entendé mis poemas
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MENTE VIGOROSA
Rastgeleno hay no existe. Poemas que fue saliendo de mí a lo largo de mi adolescencia (empezó en esa etapa y finaliza en la misma)
