𝐕𝐄𝐍𝐎𝐌 | ❛No todos somos lo que aparentamos. . .❜
Las televisiónes últimamente estaban repletas de noticias, rumoreandose y alternando a la ciudad de la extraña criatura que viaja por los cuerpos de muchos, en busca de un huésped compatible.
Los...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❛◌*̥₊ 𝒞AP. 11 BESO X2 (SALE MAL)
*ೃ༄
—Bueno, Kaulitz. Acabamos de ver tus estudios y han salido bien. Las heridas serán temporales con bien cuidado —la doctora extendió aquellos papeles donde se encontraban los santificados ya firmados —. Hemos intentado investigar el por que de tus heridas... pero tu acompañante a dicho que te haz caído de las escaleras.
—S-Si... fue un accidente y por mala suerte me he golpeado fuerte. ¿Me recuperaré pronto, verdad?
—Lo más probable es que si... aunque, lo más recomendable es que te quedes en tu casa y no cometas ningún movimiento brusco.
Me parecía absurdo si soy sincero. La mayoría de mis lastimaduras siempre habían sido por estupideces y nunca les había tomado importancia. Quizás, eran por causa de las terribles cosas que cometía en el pasado.
Intente bajarme de la camilla con cuidado, ya que el dolor de espalda y vendas que llevaba puestas eran sumamente molestas. La sensación de incomodidad era aún más molesta.
Salí del la sala de emergencias y camine hacia la salida. El frío choco mi rostro al segundo de salir, era tranquilizante. Quitaba todo tipo de dolor que traía sobre la espalda.
Mis dedos temblando tras la temperatura baja, mientras que de mis fosas nasales mi respiración se convertía en rocío. Era un clima bellísimo, que afortunadamente no te ahogaba.
«¿Piensas en Hanna, cierto?»
Fruncí el ceño confuso de la situación —No, claro que no. ¿Por qué pensaría en ella? nos tiene miedo —dije con mal tono.
«¿Miedo? Literalmente a los segundos de que le hayas dicho eso ella se dejo abrazar. Sigo sin entender tu postura de niño.»
—No es una postura de niño, ¿por qué lo sería? —rodé los ojos y coloque mis manos frías como el hielo en los bolsillos —. Mis mejores amigos no me hablan, mi hermano teme de mi y la chica que me gusta también.
«La policía sigue buscando tu rostro y se les esta haciendo imposible. Nosotros podremos sobrellevarlo, no desconfíes.»
—Eso no tiene nada que ver con lo que te dije, las personas más cercanas a mi me tienen miedo. ¿Que puedo hacer con eso?
«¿Tranquilizarte... quizás?»
—Es inútil.
«¿Por qué no intentas comprarle unas flores a Hanna e ir a su departamento? Hace días que no sabes de ella... y quizás este en la misma situación. ¿Que no te hace pensar que ella también esta sobre pensando de la misma manera que tú?»
Carajo, tenia razón. Sus palabras tan sinceras hicieron que me frenace en el mismísimo lugar. Tal vez un intento valiera la pena, aunque todo podía salir mal y como vuelvo a repetir todos temían y desconfiaban de mi. Lo que intenté guardar en secreto fue revelado con las personas menos indicadas.
