09. Una fiesta swinger.

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La fiesta era sensacional, no lo iba a negar

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La fiesta era sensacional, no lo iba a negar. La mansión de Luc era tan grande que ni siquiera se notaba la cantidad de personas que habían asistido, pero eran muchas. La decoración tampoco era nada de otro mundo, de hecho no lo estaba, solo habían bebidas distribuidas por algunas partes en cubeteras repletas de hielo, algunas provisiones de comida chatarra y poco más.

Lo bueno de la fiesta sin dudas era lo tranquilo que estaba para ser eso: una fiesta.

Las personas se encontraban conversando en círculos de lo más tranquilos, otros jugaban en habitaciones donde había mesas de pool o simplemente ocupaban la parte del jardín donde estaba la piscina. También, cuando salimos a explorar aquella zona hacía unos segundos, conseguí ver a algunas parejas bajar hasta la playa por el camino privado que tenía Luc en la mansión y que conectaba con ella.

Después de saludar a las personas que medianamente conocía, Sven me arrastró hasta una de las mesas de pool donde estaban algunos jugadores y nos quedamos allí mientras veíamos como Luc jugaba con Thomas.

Desde que habíamos llegado no había podido apartar la mirada de él intentando descifrar si realmente lo estaba pasando bien como aparentaba o solo era un acting, pero Thomas para sorpresa mía se encontraba mucho más relajado de lo que pensé. No era una desalmada, su salud mental no era un juego para mí y por sobre todo lo que estábamos pasando, había tenido la mirada pendiente en mi pulsera por si él necesitaba que lo rescatara.

Suponía que su tranquilidad se debía a que, al ser tan grande la mansión, no habían muchas personas cerca de nosotros sino que estaban distribuidas por todas partes. Esta fiesta no era como una discoteca, no había esa presión que él sentía, pero de todas formas verlo aquí y así me alegraba mucho el corazón.

Observando la jugada de Thomas en silencio, me lleve el vaso a los labios y bebí de apoco. No era muy tolerante al alcohol y como no quería pasar vergüenza había decidido beber con tranquilidad. Cuando mi mejor amigo consigue embocar la bola el chillido de Annette no tarda en llegar antes de lanzarse sobre él.

Annette no se había apartado de Thomas, no era estúpida, ella sabía que más de la mitad de las mujeres en esta mansión estaban detrás de él y no dejo de presumir su lugar estando absurdamente pegada a él como si hubiera algún tipo de pegamento en sus cuerpos. Era hasta incluso bochornoso ver como se le tiraba encima, bueno en lo personal para mí lo era porque no me gustaba compartir aquellas acciones delante de los demás.

—Estrellita —me llama Sven cuando regresa a nuestro círculo. Apartó la mirada justo cuando Annette le besa la mejilla a Thomas y frunzo mi entrecejo al verlo con dos de sus amigos mientras bromeando detrás de él—. Iremos a la estación por hielo, ¿quieres venir o te quedas?

—¡Hombreeeee! que nadie te la va a robar —exclama uno de ellos por detrás. Finjo una sonrisa aplastando mis labios e intento no aniquilarlos con la mirada. ¿Qué mierda le importaba a ellos?

Acariciando tus curvas [trilogía #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora