15. El miedo de ser observado.

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Había estado preparándome mentalmente para este momento hacía bastante días ya, semanas diría yo e inclusive puede que hace un mes, cuando me enteré que tenía esta oportunidad de enfrentar uno de mis mayores miedos: el público

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Había estado preparándome mentalmente para este momento hacía bastante días ya, semanas diría yo e inclusive puede que hace un mes, cuando me enteré que tenía esta oportunidad de enfrentar uno de mis mayores miedos: el público. Aunque ya había visto minutos atrás que no eran tantas personas, que solo eran simples desconocidos disfrutando de una cerveza con amigos, el miedo y la incertidumbre no me habían dejado cruzar el simple telón que me dividía con el escenario.

Fueron tan largos los minutos en los que me había quedado asimilando que esto estaba por suceder que Eiden tuvo que salir a improvisar una canción porque el dueño del lugar ya estaba echando humo por las orejas. La primera vez que lo había visto tuve la impresión de que no era de tener mucha paciencia y aunque con un chasquido de dedos podría cambiar la perspectiva, esta noche no quería influenciar mi alrededor con el dinero, esta noche solamente quería ser Thomas: un cantante principiante.

Por encima del bullicio escucho los aplausos que aclaman el final de Eiden y minutos después una canción más relajada comienza a sonar mientras ella cruza el telón hasta encontrarse conmigo. La sonrisa de su rostro se borra cuando ve mi expresión y frunciendo su entrecejo se acerca dejando la guitarra colgando en su espalda.

—¿Ocurre algo? —Se detiene delante de mí cruzándose de brazos.

—Creo que no voy a poder hacerlo...—respondo un poco avergonzado. Había llegado hasta aquí solamente para decir que no podía hacerlo, que...

—Cobarde —pronuncia lo que mi cabeza estaba por decir. Parpadee varias veces cuando la escuche chasquear su lengua y negar lentamente—. Eres un cobarde, ¿has llegado hasta aquí solo para esto? que increíble, bravo. —Comienza a aplaudir irónicamente.

—Creo que te estas pasando un poco. —Eros sale detrás de ella y al vernos decide quedarse en silencio observándonos.

—¿Qué me estoy pasando? —Me responde alterada—. ¿Qué esperabas? ¿Qué siga añadiendo leña a tu miedo? Alguno de los dos tiene que ser realista y tú ya no eres un niño. Eres un cobarde.

—Eiden. —Su hermano decide intervenir.

—Vámonos de aquí, Eros. Thomas no se subirá.

No espero a que agregue nada, pasó por al lado mío sin dirigirme la mirada mientras se sacaba la guitarra antes de desaparecer por el pasillo angosto que conecta hacia el bar. Eros me dedicó una mirada de disculpa que me hizo negar con la cabeza y decidió seguir a su hermana dando trotes fuera del pasillo.

No iba a culpar a Eiden por decir la verdad, después de todo ella tenía razón y alguno de los dos, o de todos en general, tenía que asumir la verdad y era esa. Todo este tiempo me habían tratado como si tuviera una enfermedad terminal que no tuviera cura, con pena e incluso justificaban mis actos de rebeldía como un escape de lo que sentía, pero la única verdad era la que Eiden había expuesto. Era un cobarde, uno que se creía estar avanzando cuando ni siquiera se atrevía a subir a un escenario.

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⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

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Acariciando tus curvas [trilogía #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora