12. La famosa Estrella.

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❝Las cicatrices de tu amor me recuerdan a nosotros

Me dejan pensando en que casi lo tuvimos todo

Las cicatrices de tu amor me dejan sin aliento

Y no puedo evitar sentir que

Pudimos haberlo tenido todo❞

Rolling In The Deep -Adele


PRIMERA PARTE

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PRIMERA PARTE

—¿Desde cuándo lo sabías? —la atrapó Idaly con sus preguntas cuando Amelie terminó de darle una extensa charla sobre la lactancia—. ¿Por qué no me lo habías dicho antes? Se suponía que nuestro trato era que me lo contarás a mí primero, me siento ofendida.

—Nunca tuvimos un trato, yo nunca quise tener hijos —le recordó Lacie, llamando la atención de los demás en la sala—. Pero bueno, las cosas y las ideas cambian.

—Sí, ajá. —Idaly revoloteo sus ojos malhumorada—. Tae y su bate de béisbol te hicieron cambiar de opinión. —Elevó su dedo índice y se giró hacia el susodicho entrecerrando sus ojos de una forma acusatoria cuando lo vio con intenciones de protestar—. Ni se te ocurra negarlo, he ayudado a Lacie a llevarte al coche en un estado de ebriedad y lo he comprobado.

—¿Has palpado mi cuerpo inconsciente, droga personas? —Se hizo el indignado, intentando ocultar su sonrisa divertida.

—¡Ay, por favor! ya quisieras tú, solo tuve la mala suerte de estar en el momento incorrecto. En fin, ¿en qué estábamos? ¡Ah, sí! —Se giró hacia Lacie nuevamente—. No teníamos un trato, pero sigo siendo tu mejor amiga.

Desde que habíamos recibido la noticia todos habíamos quedado conmocionados al saber que Lacie se convertiría en madre y que, a juzgar por las miradas para nada discretas de Tae, ambos habían buscado ese embarazo con mucho anhelo. Se veían mucho más felices, dichosos, los ojos de Tae tenían un cierto brillo espectacular y cuando pensaba que nadie lo veía se quedaba pasmado observando el pequeño vientre abultado de Lacie.

Ella había cambiado mucho y hasta ese momento ni siquiera lo había notado. Me sentía pésima, una muy mala hermana que no se había dado cuenta de aquellos pequeños cambios que estaba teniendo. Como sus mejillas regordetas, el cambio de sus brillos en los ojos, su pequeño vientre abultado, sus pechos grandes y sus pies que iban hinchándose de apoco.

Lacie tenía cuatro meses de embarazo pero todos los cambios eran notorios, demasiados para una mirada observadora, para alguien que no estuviera sumisa en sus problemas como para no darse cuenta como yo.

—No es el primer embarazo, pero no quiero hablar sobre eso. —Carraspeo su garganta apartando la mirada de Tae. Lamentaba que no pudiera confiarme su dolor como muchas veces yo se lo confiaba, pero entendía que era un asunto privado y demasiado duro para los dos—. Tampoco es que me he enterado hace mucho, en realidad fue el mes pasado. Me seguía bajando la regla pero me sentía mucho más cansada y como no podía enfermarme porque tenía una pasarela en Milán decidí ir al doctor. Él me recomendó que no lo contará hasta entrar a los cuatro meses y que fuera un embarazo medianamente seguro.

Acariciando tus curvas [trilogía #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora