04. the new boy.

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Baje las escaleras para ir directo a la cocina por una taza de café, al ver que extrañamente no había ninguno de los chicos fruncí el ceño.

George era el único que se encontraba ahí, y al notar mi presencia sonrió levemente.
— ¡Olivia! ¿Cómo amaneciste?

Sonreí ante su pregunta. A mi normalmente nunca me preguntaban eso, ni siquiera cuando vivía con mi padre. — Súper bien, gracias...

Después de eso, tome una taza y me serví café. No hay una mañana perfecta sin café.

Miré por la ventana al ver que Cole, Lee, Isaac y Parker se encontraban afuera al parecer practicando para el famoso partido que habrá el Miércoles.

Al salir de casa comencé a caminar hacia ellos, obviamente con precaución. Tengo muy malos recuerdos con pelotazos.

Isaac tapaba a Parker quien se movía de un lado para otro, el rubio aventó la pelota y... oh, bueno, la atrapó el más alto.

— ¡Uy! ¡Tenemos una intercepción! — exclamó el pelinegro con la pelota en sus manos.

— Isaac, tiene 9 años. — hablé mirándolo con los ojos entrecerrados ya que el sol me daba directo a la cara.

El pelinegro solo me volteo a ver y me sonrió levemente.

— Otra vez, ¿si? — dijo la rubia desanimada por no haber atrapado la pelota.

— Oigan, que buena partida, ¿eh? Pero es hora de terminar. — gritó desde casa el señor Walter.

Todos asentimos y comenzamos a ir a casa, voltee hacia atrás donde Cole le daba ánimos a Parker quien se veía muy insegura de sí misma.

— Peerooo... si estás nerviosa, que se que eso no va a pasar, mirarás a las gradas y me verás ahi comiendo palomitas y animándote. — escuché como el rubio le decía a la pequeña. — Lo prometo.

Se me escapó una sonrisa al escuchar eso, pero se me borro al instante en el que al voltear de nuevo al frente choqué con el pecho de alguien.

Específicamente de un chico.

Y más específicamente de Isaac.

— ¡Ay! — dije dando pasos atrás tocando mi nariz que fue la afectada.

— ¿A quien se le ocurre caminar sin mirar
al frente? Solamente a ti, pecas. — respondió mirándome.

— ¿Y tú acaso no me viste? Supongo que tú si ibas con tu mirada puesta enfrente, ¿no? — le respondí de vuelta alzando las cejas.

— Quise que chocaras conmigo para que me dijeras qué tal el nuevo perfume que me eche. — sonrió inocente. — da tu humilde opinión, anda. Respeto opiniones.

Fruncí el ceño. — Con razón olía tipo a... caca de perro, ya veo que era tu nuevo perfume. En fin... ¿querías mi opinión? Mejor cámbiate ese perfume y vuelve al de antes. — sonreí sarcásticamente y le di un golpecito en el pecho al pasar por su lado.

— ¿Qué te pasa? ¡Mi nuevo perfume está genial! Que tú no sepas de buenos gustos no es mi problema. — comenzó a decir mientras caminaba atrás de mi.

Me detuve para decirle:
— Es mejor que te calles, García. Tú me pediste mi opinión, yo te la di y listo. — y después volví a seguir andando.

Antes de que el pelinegro volviera a decir algo, llegamos a la cocina donde George hablaba por teléfono, Lee comía tranquilamente y Jackie pasaba por su lado para tomar la cafetera.

— Oh, buenos días Jackie. — salude felizmente al verla, ella me sonrió como respuesta.

— Me estaba muriendo de hambre. — habló Isaac mientras pasaba por mi lado e iba a colocarse a lado de su hermano y tomar una tostada para después darle un mordisco.

𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄 | 𝖨𝗌𝖺𝖺𝖼 𝖦𝖺𝗋𝖼𝗂𝖺. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora