17. "im sorry, freckles"

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El tremendo grito del señor Walter hizo que despertara de mi gran siesta. Al escuchar que me hablaba a mi, me levante de la cama y baje las escaleras para llegar a la planta de abajo.

— Por fin has despertado — dijo alegremente mientras yo me frotaba los ojos y bostezaba —. Solo para que sepas que iremos a comprar ropa para el evento de mañana, ¿vale?

Fruncí el ceño — ¿Evento?

El alzo las cejas — ¿No sabes del event...?

Katherine lo interrumpió.
— De mi evento, Olivia — me explico y al ver que no entendía siguió explicando — lo de asociación de veterinarios, tu vestido verde...

Alce las cejas comprendiendo después de un rato lo que estaban diciendo. — Ah claro, si...

— Son las 12:00 p.m, Olivia, no puedo creer que siguieras durmiendo... — se unió Cole diciéndolo mientras reía.

Me crucé de brazos — ¿Y? Es sábado.

La pelirroja comenzó a reír.
— Es igualita a su madre.

Voltee a verla y sonreí levemente. Era el mejor alago que me podían dar.

— Oigan, ¿por qué no irá Olivia? — preguntó Lee confuso que acababa de bajar las escaleras.

Sonreí con picardía.
— Porque a mi ya me habían comprado mi vestido.

Él abrió la boca indignado llevando la mirada a la pelirroja la cual solo se encogió de hombros y sonrió divertida negando con la cabeza, intentando pasar del tema dijo:

— Bueno, nos vamos ya. Tendrás casa sola, espero no incendies nada. — me señaló con advertencia.

— Ya veremos... — dije casi en un murmuró.

Ella negó con la cabeza y me revolvió el cabello cariñosamente, para después gritar:
— ¡Hora de irse, chicos!

Sin más, todos salieron de casa. ¿Cómo pueden hacer compras con tantos chicos? Después de que oficialmente estuviera sola en casa, subí de nuevo a mi habitación para tumbarme en mi hermosa y cómoda cama y seguir durmiendo.

No paraba de pensar en Isaac, y eso me mataba. La única solución que encontraba era dormir. Un buen tip de parte de mi queridísima Jackie.

...

Eran aproximadamente las 5:00 de la tarde. Había estado dormida desde hace ya un buen rato y aún no llegaban.

Pensando que estaba más sola que una mosca, salí de mi habitación para ir a la cocina. Estaba apunto de entrar cuando me di cuenta que no solo estaba yo en casa, sino otra persona más.

Abrí un poco la puerta, y en el pequeño hueco asomé mi cabeza para poder ver. Mi mirada conecto con la de Isaac, el cual me miraba con el ceño fruncido.

Alce las cejas y abrí por completo la puerta.
— Pensé que estaba sola. — explique mientras entraba a la cocina, y una vez estando de espaldas a él, cerré los ojos un instante pensando que la había cagado en hablarle.

Sentí como el me seguía con la mirada cada que yo me movía a un lado en busca de algo. Un completo silencio estaba entre nosotros, no habíamos cruzado una palabra desde hace dos días, no hasta ahora que le había dado una grandiosa explicación.

𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄 | 𝖨𝗌𝖺𝖺𝖼 𝖦𝖺𝗋𝖼𝗂𝖺. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora