Capítulo 2. No puedes huir de quien eres eternamente

323 19 0
                                    

---------------------- Este capítulo contiene contenido explícito de temática lésbica --------------

POV Draco

Si en algo se consideraba Draco experto con el paso de los años, era en las actitudes pasivo - agresivas. Eludir sus sentimientos con agresividad era un talento que llevaba perfeccionando años, especialmente en el último curso, cuando se dio cuenta de sus verdaderos sentimientos por Potter.

Pero algo en lo que no era tan experto era en la actitud pasiva - pasiva. Y eso era lo que notaba en las cartas de Potter: una actitud pasota, como si nada de lo que hubiese pasado a su alrededor o que estuviese sucediendo en el mundo mágico fuese con ella. Eso era, sin duda, algo impropio de ella.

Cuando odias (o crees odiar, al menos) a alguien tan intensamente como Draco decía odiar a Gia, lo conviertes en tu obsesión, y todo lo que hace se vuelve importante para ti, tanto si quieres como si no, tratando de detectar todas y cada una de sus debilidades. El problema es... cuando ese sentimiento de odio solo camufla la rabia por el rechazo de la chica, y mas aún, cuando lo que realmente camufla es el amor. No es hasta que despiertas que ves que esas debilidades que veías son realmente fortalezas.

La primera debilidad era, obviamente, su sangre mestiza y provenir del mundo muggle. Le habían enseñado que los mestizos eran meras abominaciones, engendros del mal que debían ser erradicados. Siempre había estado de acuerdo, por supuesto... hasta que Gia entró en la tienda de Madame Malkin, y semanas después descubrió que esa niña tan preciosa era Potter, la mestiza Potter. El primer pilar de su pensamiento se tambaleó, pues no podía considerar que alguien tan dulce fuese un engendro, es decir... Esos ojos verdes sí que parecían venir de otro mundo, y brillar como si fueran estrellas, pero... ¿Abominación? Eso no era lo que parecía. Y venir del mundo muggle, sin tener ni idea de nada y arrasar en él mágico como un elefante en una cacharrería solo la hacía mas impresionante: su habilidad para volar, su capacidad para hacer magia sin varita... "¿Que clase de abominación hace esas cosas?" - pensaba.

Pero sobre todo, lo que mas le había hecho darse cuenta de lo que sentía era la admiración por cada evento al que había tenido que enfrentarse y había conseguido salir airosa y viva. Gianna Potter era pura resistencia, entereza y determinación, y siempre encaraba las cosas según le venían. Aun así, el nudo que se le formaba en la garganta cada vez que tenía que enfrentarse al peligro seguía ahí, aunque cada vez mas le acompañaba la esperanza. Verla resistir siempre le daba esperanzas.

Por eso le sorprendió tanto la actitud pasota que Potter mostraba en sus cartas, donde le hablaba de sus vacaciones, de fiestas muggles y nuevas combinaciones de chupitos. ¿Gianna Potter despreocupándose tanto? Vale que era alguien que quería disfrutar de la vida, pero... de ahí a pasar de todo, y del peligro... Había un trecho.

Draco podía considerar que conocía a Potter bastante como para saber que no era del tipo de personas que huían de los problemas, pero simplemente no entendía por qué en sus cartas estaba tan rara. Lo que tampoco se esperaba, ni mucho menos, era que otro de sus sueños proféticos le asaltara. Y, esta vez, de los malos.

Llevaba semanas soñando cosas que estaba deseando que pasaran: citas en aulas vacías, en la torre de Astronomía. Algunos le parecían incoherentes, o mas que incoherentes, raros, porque se veían mayores. Pero siempre era Potter con él, riendo, besándose, abrazados... y muchos de ellos desnudos.

Supo, por los escalofríos que le recorrían, que era real, pero no quería admitirlo; había ciertas normas por las que ni siquiera Gia podía pasar por encima como le diera la gana, pero ahi estaban: Potter, en un callejón, conjurando un patronus.

Soulmates VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora