Capítulo 14. Caerse y levantarse

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Aún tuvo que cruzar las puertas de roble del vestíbulo, como si fuera alguna especie de bienvenida, para sentir que volvía a conectar con sus emociones. Era como entrar en primero al colegio: emocionante, nuevo, divertido. Miró las paredes, llenas de viejos retratos, y le parecieron hasta guapos. Incluso se dio cuenta de que había uno de Ana Bolena, que en cinco años no había visto. El tablón estaba lleno de anuncios, pero estaba tan absorta en su mundo que no había reparado en ellos. Uno grande llamó su atención, pero una necesidad mucho mas urgente desvió sus pensamientos, inspirado por el olor a café y crepes. El estómago le rugió tanto que casi se desmaya del hambre. Decidida, entró en el Gran Comedor a desayunar.

Las cuatro mesas no estaban muy concurridas, pero enseguida pudo notar la primera consecuencia de decidir volver a conectar con la realidad: muchas miradas se posaron en ella con desdén, y que ahora le importaba. Gia se sonrojó, tratando de ignorarlas. "Y menos mal que no sabían lo que había estado haciendo estas semanas...", pensó. Se dirigió a la mesa de Gryffindor, y vio que había alguien a quien tenía muchas ganas y necesitaba ver, como siempre, enfrascada en un libro, esta vez de Defensa.

Hermione.

A paso tímido, Gia se plantó delante de ella, sin saber muy bien qué hacer. Al principio, Hermione no la tomó en cuenta, o si sabía que estaba allí, la ignoraba deliberadamente. Nerviosa y retorciéndose las manos, fingió una ligera tosecilla. Hermione alzó la vista, sorprendida de verla, pero no por ello su expresión era menos fría.

- ¿Quieres algo, Potter? - preguntó. Gia sonrió tímidamente.

- Quería... yo... bueno... esto... no sé cómo...

- Si has visto a alguien hacer algo que no debía, date prisa en decirlo. Tengo mucho trabajo que hacer. A algunas nos interesa aprobar los TIMOS.

- Hermione, vengo en son de paz - le aseguró.

- Bueno, permíteme que lo dude - Gia arrugó la frente, algo enfadada, pero contó hasta cinco para calmarse. "No, Gia" -. ¿Qué?

- Estoy intentando disculparme, Hermione, pero hay muchas cosas que quiero decir y no es fácil. Tú tampoco es que me estés ayudando. No lo has hecho en todo este tiempo.

- Curiosa forma tienes de disculparte, echando mierda en cara - replicó.

- Que yo me equivocara al desconectarme no implica que tú tuvieras razón en tus formas para hacer que volviera, Hermione. No soy idiota, Sirius lleva semanas sin escribirme ni llamarme. He hilado uno mas uno, ¿sabes? Se que es cosa tuya.

Hermione abrió la boca y la cerró, poniéndose muy roja. Tamborileó los dedos contra la mesa, impaciente. Ron ya le había avisado de que tarde o temprano Gia se daría cuenta y de que no le sentaría nada bien que la aislara de su padrino.

- El fin justifica los medios - añadió.

- Con esa frase se han justificado atrocidades, Hermione - le recordó. Hermione se sonrojó aún mas, y Gia se sentó.

- Creía que funcionaria... que si te veías aislada... bueno... que volverías a ser tu. Que tocarías fondo.

- Un poco cruel por tu parte, ¿no crees? - Hermione se mordió el labio -. Pero te entiendo. Situaciones desesperadas exigen medidas desesperadas. Y yo necesitaba tocar fondo.

- ¿Eso quiere decir que... vuelves a ser tú? - Gia asintió y dos lágrimas cayeron por sus mejillas. A Hermione se le encogió el corazón y pasó al otro lado de la mesa para abrazarla.

- He sido muy... idiota - murmuró -. Creía que podría hacerme a un lado, ¿sabes? - le mostró el brazo izquierdo, marchito. Hermione se asustó mucho -. Por lo visto es lo que pasa cuando desconecto y anulo mis emociones. Que me marchito.

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