Pasado I

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"¿Que me importa lo que diga ese papel? no tengo nada que ver con él."
hijo de hernandez.
Cuarteto de nos.


La sala se encontraba en silencio, nadie sabía cómo reaccionar, el superintendente miraba a su superior mientras en su garganta se formaba un nudo que le impedía hablar, la sofocación en sus ojos y nariz se hizo presente, era la sensación desesperante que tenias antes de llorar, se mordió la mejilla interna, soltó un jadeo.

No podía ser cierto, era una mentira, un invento de los altos mandos para tenerlo bien agarrado de los cojones.

"Gustabo García; es Mattias, tu hijo."

Quiso echarse a reír.

Su corazón bombeaba con fuerza y rapidez, estaba seguro que se había puesto pálido.

¿Estas segura de lo que dices? ¡No me puto jodas Michelle!

La mujer de cabello anaranjado le miro, estaba frente a Gustabo, protegiéndolo de lo que sea que fuera a hacer Jack ante la noticia.

Es matty... Mi sobrino, tu hijo.

El rubio por instinto dio un paso atras, lo que escuchaba no le agradaba nada, Horacio a su lado parecía estar en shock, tal vez mucho más que él, un ligero mareo hizo que tomara el hombro de la mujer en jefe.

¿Como es posible que este señor sea mi padre? Mich, debe haber una equivocación.

La mujer negó, tomó la mano de Gustabo y apretó en forma de apoyo.

Lo sé desde que llegaste, Gus, lo sospeche cuando Jack te presento, tus rasgos, actitudes, los años que tienes, el lugar donde creciste, todo encajaba, solo tenía que confirmarlo, lo hice contigo y con Horacio, fuiste el único en salir compatible con la sangre de Jack.

El hombre de traje, Jack Conway, retrocedió, miró al rubio con los lentes oscuros empañados por las pequeñas lágrimas acumuladas, era él...

Gustabo era su hijo, su pequeño Mattias...

Se sentía mareado, desorientado, fuera de sí mismo, su vista estaba desenfocada, le costaba respirar y no tuvo más remedio que caer sentado en su escritorio.

Horacio se acercó a verificar que estuviera bien, apesar de la fría noche, Conway sudaba y se sentía acalorado.

¿No confundiste los papeles? ¿No es Horacio? ¡¿No hay un jodido error?!

Gustabo sintió presión en el pecho.
Al parecer, incluso en esto, Conway seguía prefiriendo a Horacio, sus ojos se cristalizaron, más sin embargo, se obligó a contener el llanto, soltó el agarre de Michelle, y miró fríamente al que se suponía que era su padre.

No te preocupes, haz como si Horacio fuera tu hijo, ¡no te necesito! Jamás he necesitado de un padre, y no lo quiero ahora.

Así, salio de la oficina, las inmensas ganas de vomitar lo azotaron, corrió lo más rápido que pudo a los baños, donde, por desgracia -O no- se encontró con el comisario Viktor Volkov, paso de él, arrodillandose en el bater, vomito lo poco que había desayunado ese día.

No escucho lo que le decía el comisario, ni sintió como este lo sostenía de la cintura para estabilizarlo, mucho menos noto la expresión de preocupación en su rostro, su cabeza daba vueltas, volvió a vomitar, sus piernas temblaban, apesar del pánico que sentía, no se permitió llorar, cuando al fin noto la presencia de volkov a su lado, se aferro a su chaqueta, tomando aire. De repente, se sintió más tranquilo al oler la colonia del hombre a su lado.

《Así es la vida》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora