0 6 1

3K 189 149
                                    

LA MANSIÓN AVERY

—Seraphina, ¿estás lista? Tenemos que irnos o llegaremos tarde.—Tom esperó impacientemente a Seraphina, con la espalda apoyada en la puerta de su habitación y los brazos cruzados frente a su pecho mientras la veía cepillarse el cabello una vez más. enfrente del espejo.

—¿Parezco lista?.—Ella lo miró a través de su reflejo en el espejo con una cara poco impresionada.

Entrecerró los ojos.—Sí, vamos.

—Bueno, no lo estoy.—ella siguió cepillándose el cabello y Tom trató de no ser grosero con ella, porque su relación no estaba exactamente en un buen lugar y él no quería empeorar las cosas. Él necesitaba su ayuda y ella realmente tenía que cooperar.

Tom la observó silenciosamente colocando una tiara con diamantes oscuros en su cabeza y frunció el ceño profundamente.—¿Por qué llevas una tiara?.

—Porque soy jodidamente de la realeza.—sonrió a su reflejo en el espejo por última vez y se levantó.—Además, para recordarte que no soy una puta. Ahora estoy lista.

—Seraphina, ¿cuántas veces te he dicho que nunca te pedí que fueras una puta? Estás siendo innecesariamente dramática.—le abrió la puerta y la siguió hasta la sala de estar. Miró su reflejo una vez más en el espejo que tenían en el pasillo.—Te ves hermosa.—dijo Tom, mirando la tela negra que abrazaba sus curvas.

Su cabello castaño claro estaba alisado, llegando hasta la parte baja de su espalda y la tiara en su cabeza realmente la hacía lucir aún más poderosa.

—Gracias.

Los últimos días, después de que Tom le explicó a Seraphina su plan, no habían estado en los mejores términos. Intentaron no hablar demasiado de ello, pero cada vez que volvían a plantear el asunto inmediatamente empezaban a gritarse el uno al otro. Así que la tensión entre ellos era más que evidente y ninguno quería comprometer su posición.

—Tom, ¿puedo preguntarte algo?.—Preguntó mientras él le daba el polvo flu y caminaban hacia la chimenea.

—Depende.

Escuchó sus tacones negros tocando el suelo sonoramente y esperó a que ella se uniera a él.—No quiero hablar con mis padres, ni siquiera quiero verlos o estar junto a ellos. Apuesto a que no quieren verme y yo tampoco, pero igual lo harán con fines sociales.

—¿Y quieres que los mantenga alejados de ti?.—Las comisuras de sus labios se levantaron hacia arriba con la ironía de que ella le pidiera algo cuando ella rechazó groseramente su pedido.

—Sí, por favor, harán lo que quieras.

Tom inclinó la cabeza hacia un lado, sumergiendo el polvo flu que tenía en la palma de su mano con ella.—Depende de lo generoso que me sienta esta noche, amor.


[...]


Una vez que llegaron a la mansión, quedaron impresionados por la cantidad de magos que ya estaban allí, ya que se suponía que la pareja llegaría antes que los demás. El gran salón donde se celebraba el baile estaba perfectamente decorado y ornamentado, recordando la aristocracia que caracterizaba a la familia de Avery.

Todos estaban impecablemente vestidos, las brujas vestían los vestidos más caros con los más variados colores y los magos con trajes caros. Si bien todos lucían indudablemente guapos, la verdad era que ningún hombre podría compararse con Tom Riddle. A su lado, Tom lucía magnífico sin esfuerzo vistiendo un costoso traje oscuro y con el cabello perfectamente peinado. A pesar de sus orígenes, Tom realmente parecía un rey, superior a todos los demás.

KNEEL | TOM RIDDLE ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora