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CLUB DE LAS EMINENCIAS

Tom sacudió la cabeza con una pequeña sonrisa mirando a Seraphina saliendo de sus dormitorios. Llevaba una falda trenzada negra que acortó intencionalmente con magia para molestar a su madre.

Recordaba perfectamente ese día. Benilda la regañaba por andar por la casa en camisón y hasta le decía que se comportaba como una puta. Con sólo catorce años, Seraphina le dio la espalda a su madre y corrió a su habitación para acortar todos sus vestidos y faldas. Como era de esperar, su madre estaba enojada, lo que sólo hizo que Seraphina se sintiera mejor consigo misma.

—Vaya, vaya. ¿Qué haría Benilda si te viera así?.—Tom preguntó cuando Seraphina se le acercó en la sala común.—Creo que yo también debería escribir sobre esto. ¿Qué opinas?

Ella sonrió.—Incluso puedes enviale una fotografía. Apuesto a que en este momento se desmayaría.

Tom asintió con la cabeza y le ofreció su brazo, ella lo tomó con cuidado y comenzaron a caminar fuera de la sala común de Slytherin.—Seguramente lo haría. ¿Sabe que lo trajiste a Hogwarts?.

Seraphina se río cuando Tom les abrió la puerta y sólo cuando estuvieron en el pasillo ella le respondió.

—No, ella trató de esconderlos antes del año escolar, pero encontré los vestidos y las faldas y los traje conmigo. Ella todavía piensa que están con los elfos domésticos.

A Tom no le sorprendió su respuesta y no podía negar que apreciaba ese lado rebelde de ella. De hecho, era uno de los rasgos que más le gustaban de ella.

—Por mucho que te gustaría ver a tu madre enojada otra vez, le agradezco mucho lo que hizo por mí, por eso no le deseo ningún tipo de enfermedad.—Comenzaron a subir las escaleras del brazo.

—Lástima.—ella suspiró.—¿Cómo es que no estás con tus seguidores?.

Se encogió de hombros.—Porque te estaba esperando y les dije que fueran al estudio de Slughorn.

Ella se sintió confundida con su respuesta ya que últimamente él no le había prestado mucha atención, pero no iba a quejarse. Después de todo, incluso a pesar de su comportamiento grosero, ella disfrutaba de su compañía. La bruja de Slytherin desconocía el motivo de ese sentimiento, pero realmente apreciaba ese sentimiento familiar cuando estaba con él.

—O tal vez caminas conmigo para regañarme por mi nueva elección de amigos.—ella le dedicó una sonrisa sarcástica y él apenas reaccionó.

—Creo que sabes muy bien lo que pienso al respecto. Ya conoces mi opinión, pero si decides ignorar mi consejo, entonces es tu problema.

Quería poner los ojos en blanco, pero decidió no hacerlo porque quería demostrarle que era superior a sus comentarios, aunque eso la afectara un poco. Seraphina odiaba la forma en que él le hablaba como si fuera una niña pequeña, era como si no la viera como a una igual.

—¿Qué piensas de Leo?.—Ella le preguntó, sabiendo que el chico era absolutamente perfecto y que nadie, ni siquiera el gran Tom Riddle, podía señalar algo negativo sobre él.

Tom los condujo hacia el estudio de Slughorn y hubo silencio por unos momentos, antes de que Tom le respondiera con calma.—Es demasiado sencillo para ti.

Ella jadeó y lo hizo detenerse para mirarla.—¡Ni siquiera lo conoces! ¿Cómo puedes decir eso? Tom inclinó la cabeza hacia un lado con una pequeña sonrisa.—No... no lo hiciste.—Ella sacudió la cabeza cuando se imaginó lo que él hizo.—¿Leíste su mente?. Usaste Legilimancia, ¿no?.—Cuando él no respondió, ella hizo que ella respondiera.—¡Tom!. ¡Te dije que dejaras de hacer eso!.—Tuvo suerte de que los pasillos estuvieran vacíos porque en ese momento prácticamente estaba gritando.

KNEEL | TOM RIDDLE ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora