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UN SÁBADO POR LA MAÑANA CONTIGO

—Solo tú haces que me despierte a esta hora de la mañana un sábado.—habló Seraphina, subiendo las escaleras hacia la sala común con Tom justo detrás de ella.

Eran las seis de la mañana y Tom entró a su dormitorio para despertarla, lo que la obligó a prepararse rápidamente y las gemelas que compartían el dormitorio con ella terminaron despertándose también debido a todo el ruido que hacía Seraphina mientras se preparaba.

—No te quejes tanto, tenemos muchas cosas que hacer hoy.—dijo, mirando descaradamente su falda corta negra trenzada mientras ella subía las escaleras.

Entraron a la sala común vacía y no se detuvieron para sentarse, saliendo rápidamente.—Bueno, puedes contarme esos planes tuyos mientras tomo mi delicioso desayuno en el Gran Comedor. Necesito café para mantenerme. Vamos, Tom.

Caminaron juntos por los oscuros pasillos vacíos de las mazmorras.—Bien. Pero eres mía todo el día.

Seraphina se río entre dientes.—Ya sé que me estás obligando a ir contigo a la Cámara de los Secretos. Corrígeme si me equivoco.

—No te equivocas, ya que efectivamente vamos a ver la cámara, pero sólo después de cenar.

Llegaron al Gran Comedor y, como era de esperar, estaba prácticamente vacío. Sólo unos pocos estudiantes estaban comiendo y también estaban allí un par de profesores. Slughorn era uno de ellos, leyendo El Profeta mientras desayunaba.

Tom y Seraphina se sentaron en la mesa, pero la bruja notó que Tom ocasionalmente miraba a Slughorn por encima del hombro mientras ella tomaba su café.

—¿Qué estás haciendo? Deja que el hombre coma en paz. De hecho, ¿por qué no comes? Cada vez que como contigo de alguna manera soy la única que come, no sería malo para ti si comenzaras a comer más, estás bastante delgado, Tom.

Tom no parecía interesado en lo que ella tenía que decir. En cambio, estaba mirando a Slughorn otra vez.—Necesito hablar con él.

—Tom, por favor, dime que no me despertaste tan temprano para hablar con Slughorn.—habló entre dientes, ya sospechando de sus planes.

Tom se giró para mirarla nuevamente.—Es importante y no podía hablar de esto en clase, alguien podría escucharme.

—¿Por qué es tan urgente?.

—El otro día me dijo algo importante sobre los Horrocruxes y necesito saber más.—explica Tom mientras Seraphina tomaba un sorbo de su café.

—Me gustaría entender cuál es tu obsesión con los Horrocruxes.—dijo.—Has estado hablando de eso durante meses. Slughorn sospechará.

—Por eso estás aquí.

Ella levantó las cejas.—¿Qué? Espero que no me obligues a preguntarle a Slughorn sobre esto. Él sabrá que lo estoy haciendo por ti, es bastante obvio.

—Exactamente, tu trabajo no es parecer sospechoso, Seraphina. Sé que eres una buena mentirosa y Slughorn te adora. Solo dale una excusa o algo así.—comenzó Tom comiendo una manzana.

—¿Y por qué haría eso?.

—Porque quieres ayudarme.

Ella levantó las cejas.—No creo, Tom. Sabes, creo que la inmortalidad es estúpida y sin sentido.—dijo.

—Bueno, yo no pienso eso. Así que ayúdame y te recompensaré.—le dio un mordisco a su manzana nuevamente y la dejó caer sobre la mesa.—Adelante, estaré aquí observándote.

KNEEL | TOM RIDDLE ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora