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Dal
-Bajo la lluvia-

Los siguientes días casi no veo a Lee, me la paso trabajando, pero algo inusual ha pasado; Derek no ha venido a trabajar desde lo qué pasó en el bar.

No ha mandado ningún mensaje, ningún aviso o algo, por lo que empieza a preocuparme.

Me da miedo que algo pase con él, porque jamás hubiera imaginado que Derek fuera una persona tan violenta. No lo había demostrado antes, ni siquiera una sola pizca.

A pesar de todo, tengo una muy buena noticia:

-¡Conseguí una casa!—salto con emoción ligeramente.

-¿Te vas a mudar?—Gina pregunta con comida en la boca.

-El próximo mes. Tengo tiempo todavía para sacar todo de aquí, hacer el pago y por fin mudarme.

-Lo dices como si fuera una pesadilla vivir conmigo.

-Mm... no, claro que no—miento—a mí me encanta vivir aquí. Te extrañaré mucho.

-Dejar de mentir, pesada. Me haces sentir peor. Me esforcé para dejar todo limpio.

-Es lo mínimo que deberías hacer, si no pagas renta y tomas mi dinero para comprar comida china.

-Touché.

-Debo irme, tengo una cita con Ash.

-Ahora todo siempre es "Ash", "Ash", "Lee", "Lee", ¿y tu mejor amiga de toda la vida? ¿Me vas a dejar sola un viernes por la noche?

-Sal a alguna parte, has más amigos.

-Ah, okey. Solo iré por las calles intentando hacer más amigos porque me abandonaste.

-Sabes que no me refiero a eso. ¿Hace cuándo que no vas a una cita?

-Mi última cita fue con Tyler y no terminó del todo bien.

-¿Y si pruebas alguna aplicación de citas?

-¿Es en serio? ¿Por quién me tomas? Jamás en mi vida usaría una aplicación de citas. Eso es para niños sin vida social y pervertidos.

-Ese no es mi problema. ¡En realidad tú estuviste insistiéndome a mí de conseguir una pareja! Son las consecuencias de tus acciones—le reclamo.

-Cinsicuincis di tis iccionis—me imita.

-Que madura eres, Gina. A veces se me olvida que tienes treinta años. Me voy—tomo mi bolso—vuelvo en la noche.

-Vuilvi in linnichi.

-¡Gina!

-¡Ginni!

-Agh, eres de no creer—rodeo los ojos y cierro la puerta con fuerza.

Me quedo esperando hasta que encuentro el auto de Lee y llego con él. Al abrir la puerta me encuentro con una caja en el asiento.

-¿Qué es eso?

-Hola. Oh, es un regalo para ti.

-¿Para mí?—lo tomo y me siento.

-¿Lista para ir a cenar?

-¿Iremos al restaurante que dijiste?

-Mm... algo así.

Abro la caja, le quito un listón azul pastel que tiene y tomo la maceta que hicimos, con una flor blanca.

-¡Es la macetita!

-Me dijiste que le ibas a poner una flor así que te he ahorrado ese paso e intenté escoger el mejor color para que convine en tu oficina, al final decidí que blanco era la mejor opción.

Notas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora