18.5

1 0 0
                                    

Ash
-Una noche especial-

Mientras espero a Dal comprando su café, me siento en una banca frente a la cafetería, cuando cierro los ojos para poder dejar de sentirme nervioso.

Park ya se está dando cuenta, Lee. Concéntrate, has tu mejor esfuerzo. Todo saldrá bien.

Tengo todo listo, el anillo, el lugar indicado, la nota perfecta. Hoy será una noche especial. Llevo horas planeando que decir. Me siento con ganas de vomitar, por eso he pedido el agua.

En unos minutos planeo proponerle matrimonio.

Al abrirlos nuevamente escucho un ruido y volteo instintivamente, me encuentro con Merek. Él me mira y yo lo miro. Luego él comienza a caminar a un pasillo entre dos edificios a la orilla del parque y lo sigo hasta quedar frente suyo.

-¿Qué haces aquí?—pregunto.

-Solo... camino por el parque, ¿por qué? ¿Te molesta en algo?

-Aléjate de Dal—digo en voz alta intentando sonar lo más serio que pueda—se que la has estado siguiendo desde hace días, no soy tonto.

-¿Por qué lo haría? Es lo único que me queda. Gracias a ti perdí mi empleo, perdí a...

-Perdiste tu empleo por desaparecer en medio e la nada, idiota. Yo no tengo nada que ver. Además estoy seguro de que Dal te ha ofrecido el empleo devuelta. Ella es demasiado buena para ti.

-¿Y crees que para ti no?

-Al menos no soy alguien que cuando se enoja se desquita con los demás—me acerco a él—eres un enfermo.

Derek me da un golpe en el rostro y me llevo una mano a la zona de dolor. Siento mi mejilla arder con fuerza y hasta se colora un poco.

-¿Cómo me dijiste?

-Deja a Dal en paz—digo con voz ligera.

Me vuelve a dar otro golpe, ahora haciéndome resbalar un poco contra el suelo. Hago todo lo posible para no caer sobre el cemento, y me balanceo.

-¿Acaso no ves que sobras aquí? A nadie le importas. A Dal jamás le importarías si no fuera por tu riqueza. Si eres bastante listo, cosa que dudo, no te metas en lo que no te importa. No sé ni por qué te preocupa tanto esa perra, solo es una puta más que quiere tu dinero, eso lo has de saber muy bien.

Le regreso el golpe, causando que él escupa un poco de sangre. Sé que no debería, sé que debo detenerme, ¿pero cómo puedo permitir que le haga algún día daño a Dal? ¿Cómo puedo quedarme sin hacer nada cuando he visto como la lastima tanto física como mentalmente?

Por más que intento me causa mucho conflicto saber que en cualquier momento Merek puede llegar e incluso acabar con la vida de Dal por un ataque de enojo. Su violencia es enorme.

-Hijo de puta—se ríe—puedes llegar a ser una gran verga, ¿eh?

-No vuelvas a acercarte a Dal, ni digas nada de ella. Tendré que... hacer una denuncia para que no te acerques a ella por el lado bueno o por el malo. ¿Entendido?

Derek me mira mientras comienzo a irme, pero le golpea haciéndome caer al piso. Me da un golpe en el estómago haciéndome retorcer del dolor y mis náuseas aumentan, incluso empiezo a respirar con fuerza por falta de aire.

-Me da risa ver como intentas sentirte importante cuando en realidad no eres nadie. Eres una pinche maldita cucaracha de mierda, eso es lo único que eres.

Me levanto con dolor y lo tomo del brazo para devolverle el golpe.

Me estoy metiendo en una pelea en el peor momento. Claro que siempre le he querido meter un puñetazo a este tío por todo lo que le ha hecho pasar a Dal, pero justo aparece hoy...

No soy una persona fuerte, pero logro hacerlo retorcer del dolor. Hasta que me toma por el cuello y me estrella contra la pared ahorcándome.

Escucho que me dice algo pero no lo logro distinguir, mi falta de respirar es tan grande que sobrepasa todos mis sentidos. Hago todo por zafarme de su agarre pero no puedo, por más que intento, su fuerza es mayor y hace que me quede sin aliento.

Le doy un golpe con mi pierna haciéndome soltar de su agarre. Me recargo con una mano para poder retomar el aire.

Me acerco a él para darle un puñetazo, sin embargo detiene mi mano y me tira contra el suelo, dándome un golpe en la cabeza.

Lo último que se pasa en mi mente este momento es saber si Dal está bien, si no está cerca, si cuando caiga no irá tras ella.

-Dal—susurro.

Derek me da una patada, dos, tres, cuatro, tantas que no puedo contar, causando que pierda mi vista rápidamente, hasta que con su último golpe, me quedo si nada. No hay fuerza, ni siquiera puedo respirar. La sangre de mi cuerpo comienza a chorrear por el suelo.

Por un momento mi cuerpo no soporta tanto dolor hasta que de pronto no hay dolor alguno, no siento nada en lo absoluto, como si mi cuerpo muriera.

Notas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora