No se como, pero al ser mi último año de escuela, los dias y las semanas pasaban como un tornado. El viernes se cernía sobre la escuela, arrojando un peso inusual en el aire Sin embargo, no era eso lo que hacia el oxigeno aspero, si no su mirada, magnética y persistente, me siguió por los pasillos. Podia sentirla incluso mientras escribia durantes las clases, o mientras estaba en el receso.
El día se desarrolló en una lenta danza de miradas y prolongados toques de conversación. Cada encuentro parecía un diálogo silencioso, un juego de palabras bajo la superficie. Los ojos del profesor Enzo lo decían todo y me encontré enredada en una red de lo profecional o lo sentimental.
Mientras caminaba por el pasillo, el eco de sus pasos resonaba detrás de mí, no podía deshacerme de la sensación de estar siendo observada. El roble, mi santuario, me esperaba con su reconfortante sombra. Apretando la novela de Stephen King contra mi pecho, busqué refugio bajo sus ramas, con la esperanza de escapar de la tensión asfixiante. Abrí el libro, pero las palabras se volvieron borrosas en las páginas cuando los ojos penetrantes del profesor Vogrincic invadieron mis pensamientos. Necesitaba una distracción, una forma de ahogar el caos interior. El familiar olor a papel viejo y tinta proporcionó un consuelo fugaz, pero duró poco.
-¿Ya viste?-Maya, quien estaba a mi lado con su telefono, me hace levantar la vista. Vemos al grupo de profesores reunidos en la parte trasera de la escuela, pero es él quien se roba las miradas,-Acaso esta... ¿Fumando?
En el aula, nuestras miradas se encontraron de nuevo y forcé una sonrisa casual, intentando ocultar la tormenta de emociones que había en mi interior. "¿Cómo sabe que no lo he leído?" Dije, mi voz firme pero traicionando un atisbo de vulnerabilidad.
El profesor Enzo, con una sutil sonrisa en sus labios, respondió: "Eres muy inteligente, ___, y eso me gusta". Las palabras quedaron en el aire, dejándome nerviosa e intrigada.
Aquello daba vueltas en mi interior una y otra vez, como un disco descompuesto.
Debajo del roble, me sumergí en el mundo de Stephen King, buscando refugio en las palabras elaboradas de otro. Pero la oscuridad regresó, mientras los ojos del profesor Vogrincic acechaban mis pensamientos como un depredador implacable.
Ahora, en la lenta tensión del viernes, el profesor Enzo parecía más tranquilo de lo normal. Y, después de clases, me había pedido amablemente que me quedara ya que quería informarme de algo.
-¿Quería verme, profesor?-asomé la cabeza hacia dentro de la oficina, encontrandome con sus ojos directamente.
-Claro, Pasa ____.
Entré no sin antes echar un vistazo a mis espaldas, el pasillo se encontraba totalmente desolado. A paso lento, caminé hasta sentarme frente a él en su escritorio.
-Seré claro, tienes una mente aguda, ___. Y creo que vendría bien alguien como tú- dijo, con la oferta flotando en el aire como un secreto-, Además creo que te haría bien reforzar tus habilidades con tutorías.
Mi corazón se aceleró y respondí:
-¿Un tutor?
Su sonrisa volvió y dijo:
-Tengo la sensación de que estás preparada para el desafío. Piénsalo.
-Pero, ¿Quién será mi tutor?
-Yo-dijo, cruzando sus manos sobre los papeles en el escritorio, haciéndome sentir cosquillas-, No quiero que nadie más intente enseñarte lo que yo perfectamente podría.
-¿Usted?-tartamudeé-, no lo sé... ¿Cree que necesite reforzar literatura?
-Yo no lo llamaría reforzar si no, más bien, perfeccionar tus habilidades. Pulir tu aprendizaje.
Sentí mi cuello tensionarse, al instante respiré hondo, recordando que normalmente en las tardes siempre estaba sola, no hacía nada más que leer o dormir. Tal vez, en una tutoría, dejaría de sentirme tan sola. O al menos no llegaría a casa tan temprano a estar solamente conmigo.
-Esta bien, me gustaría. Después de todo, no tengo nada más que hacer en mi casa después de la escuela...
-¿Si? Vaya, creí que serías más difícil de convencer...-rió.
-¿Por qué?
-Bueno, a los chicos de tu edad les gusta salir, festejar la juventud. No se preocupan demasiado por la tensión académica.
-Disfruto mucho de su materia, Profesor Vogrincic. Además, mi mamá trabaja mucho, la compañía durante las tardes me haría bien.
Sonrío hacia el y le doy las gracias. Una vez más, salgo de la sala de clases con la sensación de su mirada en mi espalda.
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Older (Teacher's Pet, versión Enzo Vogrincic)
FanfictionSi la tentación es difícil de contener, entonces hay que ceder.