009: Cita, Parte II

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Al bajarnos del auto, mi mirada se encuentra con la imponente casa de Enzo, y no puedo evitar expresar mi asombro.

—Jamás imaginé que tu casa sería tan grande. Es impresionante.

—Enzo sonríe—Es herencia de mi abuelo. Siempre ha sido un lugar especial para mí.—dijo, abriendo la cerradura.

Al entrar, la casa parece aún más majestuosa. De repente, ladridos emocionados llenan el aire, y un perro enorme, de pelaje negro y café, se lanza hacia Enzo, lamiéndolo con alegría.

—¡Hola, Zander! Calma, chico.

Zander se vuelve hacia mí, y antes de que pueda reaccionar, me sube las patas y me llena de lamidas.

—Nunca imaginé que tendrías un perro, ¡Hola, bonito!—comenté mientras me agachaba para dejar que este me hiciera cariños. Mientras disfruto de los afectuosos lametones de Zander, noto la mirada sorprendida de Enzo.—¿Por qué esa mirada sorprendida?

—Zander odia a las personas, en serio. Normalmente, solo tolera mi presencia. Pero mira cómo te trata a ti.

—Eso es imposible... ¿Como un perrito tan lindo odia a los demás?—Zander se agachó a mis pies y me mostró su barriga, yo le hago cosquillas—Parece que nos llevaremos bien.

Zander continúa mostrándome su afecto, y yo, encantada, le hago caricias. Enzo, con una sonrisa bromista, comenta:

—Parece que Zander me ha robado mi cita. Debería estar celoso.

—Quizás soy mejor compañía que tú, Enzo. ¿No te preocupará que Zander me haya conquistado?

Enzo juega con la broma:

—Bueno, espero poder competir con el encanto de mi perro. Pero ven, dejemos que Zander nos acompañe en nuestro recorrido por la casa.

Nos dirigimos al encantador patio trasero, donde la piscina y un espacio acogedor nos esperaban. Yo, sintiéndome relajada, decidí comenzar a preguntar.

—¿Por qué decidiste ser profesor de literatura, Enzo?

—con una sonrisa—, Siendo honesto, siempre he sentido una conexión especial con las palabras. Quería compartir esa pasión y ayudar a los estudiantes a descubrir el mundo a través de la literatura.

—Suena increíble. Que impresionante, desde muy joven sabias que querías hacer con tu vida...

—Y tú, ¿qué te gustaría estudiar?—siento como me mira, y continúa haciendo caricias sobre mi cabello.

—Filosofía o gastronomía. Son opciones tan diferentes, pero ambas me fascinan.

—¿Filosofía y Gastronomía?—preguntó curioso.

—Si, imagina debatir sobre la existencia mientras disfrutamos de una buena comida—lo miré—, suena tentador.

—No te imaginaba en esa etapa. Me encanta.

Se acerca, abrazándome mientras nos acomodamos en un cómodo sofá al aire libre. Siento a Zander a mi otro extremo, quién estaba recostado sobre mis piernas.

—Algún día conocerás esa faceta mía, Enzo. Planeo estudiar filosofía o gastronomía y prepararte cosas deliciosas.

—Eso suena perfecto. Estoy ansioso por descubrir cada parte de ti.

Mis mejillas se tiñen de un ligero rubor, pero rápidamente lo disimulo con risas.

—Suena a qué serás una maravillosa esposa.

—Si, claro. Ni pienses que estaré encerrada en casa, limpiando y cocinando. No, no, mi sueño es viajar por el mundo. Y si algún día soy madre, me aseguraré de que mis hijos sean tan libres como yo, pero con límites.

—Yo no dije nada sobre tener hijos.—se río.

—Y yo no dije que los tendría contigo.—me acomodé en su pecho, viendolo desde abajo.

—ah, ¿Entonces me quitarás todo mi dinero, mi perro y mi casa para casarte con otro?

—Eso creo, pero ya me descubriste. Así que cambiaré de plan.

Ambos estábamos cómodamente acomodados en el sofá al aire libre, disfrutando de la suave brisa nocturna. Zander, el perro de Enzo, se recostaba sobre mis piernas, brindando una sensación de calidez adicional.

Enzo ríe, y Zander se levanta del sofá, dirigiéndose a sus juguetes. Siento la mirada del camino y comienza a gimotear

—Quiere que vayas con el—dijo Enzo, lo miré sonriendo.

—¿Quieres que vaya?—dije juguetona levantándome del sofá y pronto nos encontramos jugando con entusiasmo.

Después de disfrutar de la noche en el patio, siento que Enzo me toma suavemente de la cintura, y antes de darme cuenta, caigo en la piscina. Al emerger, encuentro a Enzo a mi lado, su risa resonando en el aire.

—¡No puedo creerlo! ¿Qué acabas de hacer?—me reí.

—Solo te refresqué un poco. Tienes cara de que nunca has entrado a una piscina con ropa—rió—, ¿Te sorprendí?—dijo mientras nadaba en mi dirección.

—No, para nada.Fue una sorpresa encantadora.

Enzo me sostiene con cariño en el agua, nuestras miradas se encuentran y un aire frío corre alrededor del patio. Oímos a Zander ladrar desde la orilla de la piscina.

—Definitivamente sabes cómo sorprenderme.

—Enzo, acercándose—Quería añadir un toque de aventura a nuestra cita.

—Pues, lo lograste. Pero ahora estoy mojada.

—Eso tiene fácil solución.— Se inclina y me roba un beso suave, haciendo que el agua alrededor parezca más cálida.

—con una sonrisa—Ahora sí, creo que estoy completamente refrescada.

Después de nadar juntos por un rato, la frescura del agua comienza a sentirse más intensa. Enzo, con su caballerosidad característica, decide salir primero y buscar toallas.

—Aquí, déjame ayudarte a salir, ___.—Extiende su mano mientras salgo del agua.

—Gracias—Me envuelve en su chaqueta mientras él me ayuda a salir.

—Voy por toallas. No te muevas, ¿vale?— Me deja su chaqueta antes de dirigirse hacia la casa.

Mientras espero, Zander se acerca y me ofrece su compañía con lamidas amigables. Me quité la chaqueta para quitarme el vestido, después sme la volví a poner para jugar con Zander. Juego con él hasta que veo a Enzo regresar con toallas.

—Aquí tienes, linda—Quita la chaqueta y me envuelve con una toalla.

Nos sentamos en el borde de la piscina, y Enzo me abraza para ayudar a combatir el frío.

—Nunca había nadado a estas horas, fue genial.

—Lo sé, es más divertido de lo que creí.

Pasamos un rato hablando, disfrutando de la proximidad y la tranquilidad del momento.

—¿Qué te parece si entramos y vemos una película?

—¡Me encantaría! Aunque, déjame advertirte, el terror es mi género favorito.

—sorprendido—¿En serio? Pensé que te asustarías fácilmente.

—Para nada. Adoro las películas de terror. ¿Tienes alguna en mente?

—Tengo algunas clásicas. Seguro encontraré algo que te guste.

Entramos a la casa, y mientras nos dirigimos hacia el área de entretenimiento, Enzo sugiere que suba a su habitación, donde me ha dejado algo de ropa seca.

—Sube y ponte cómoda, ___. Hay algunas prendas secas para ti arriba en la habitación.

—Te espero entonces.— Subo acompañada de Zander.





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