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El ambiente aún estaba tranquilo, fuera de toda aquella música y personas que bailaban bien apegados contra otro cuerpo anatómico humano.

Rivers estaba recién llegando junto a Ari a aquel recinto, el cual parecía ser una disco. La castaña no había estado tan conforme de haber ido por el hecho de que no pasaría tiempo con Rivers, sino más bien con otro chico que ni ella misma conocía. Por otra parte, Rivers estaba de lo más emocionado; Había hecho que Ari saliera de su cueva y fuera a conocer chicos, ¿qué cosa tan mala podría pasar?

-Riv.. Tengo sueño -admitió Ari mientras se tomaba del brazo de la contraria sumisamente, en un intento de no perderse.

Rivers sonrió con ternura ante la tierna imagen de una Ari sumisq. Abrió sus labios en un intento de decirle algo a la otra, pero una figura masculina se hizo presente frente ambas chicas y Ari frunció el ceño al notar de quién se trataba; Félix.

-Riv, amor. -sonrió el masculino mientras se acercaba, tomándole la mano a la rubia, jalandolo consigo.

Ari hizo un sonido de molestia al sentir que el brazo de Rivers que estaba tomando estaba alejándose, alejándose junto a el. Suspiró destrozada al darse cuenta de que así serían las cosas desde ahora en adelante; Rivers con el, y ella en un rincón solitaria con un corazón dolido.

Retrocedió un poco y chocó con alguien. Se giró de inmediato buscando disculparse, pero vió en el pecho del chico el nombre y supuso que era el amigo de Felix; Juan. Rivers le había hablado de el, que trabajaba en el lugar y era bastante simpático.

-Lo siento -se disculpó el un poco avergonzada.

-No, está bien. Yo retrocedí sin ver antes atrás, ¿éstas bien? -Ari se agachó para poder tomar el platillo de plástico que se le había caído a Juan. Éste sonrió avergonzado y tomó el platillo entre sus manos ya cuando Ari se lo pasó.

-

Rivers estaba sosteniendo la cintura de su cita mientras suspiraba. Se preguntaba dónde estaba Ari, y por qué no la había visto en toda la noche. Estaba con unas pocas copas de más, por lo tanto su sentimentalismo y sensibilidad estaban incrementados en ella a un cien por ciento.

-Baila -demandó Félix mientras se acercaba a los labios de Rivers, robándole un motivado y profundo beso, que sólo el estaba manteniendo. Rivers estaba quieta sobre sus piés, sin saber que hacer. No le gustaban sus labios, sabían a alcohol y mucho; le desagradaba, porque aquel dulce sabor era artificial.

La rubia se alejó de la figura masculina de Felix para caminar rápidamente al baño, en silencio. Abrió la puerta tras ser empujado por un grupo de personas y pasar entre mil parejas besuqueándose como si mañana no hubiera más mundo que vivir. Pasó al baño y vió a Juan y Ari sentados en el suelo. Juan tenía los ojos llorosos, como si hubiera Ilorado todo un día entero, mientras Ari estaba tomando las manos del masculino entre las suyas.

-¿Interrumpo? -inquiere un Rivers algo borracha, pero no tanto como otras noches.

Ari levanta su mirada aún sosteniendo las manos del masculino que se encontraba en frente. Esta sorbió su nariz y se levantó con cuidado, sin brusquedad, saludó brevemente a Rivers y para Ari soltó un "gracias" bastante bajito, hasta que finalmente salió.

Rivers sentía su cabeza bastante mal, su corazón pesaba y le molestaba. De cierta manera le molestaba que Ari haya hablado con Juan, le molestaba que su Ari estuviera expuesta a cualquier persona que se le acercara y se la arrebatara de su lado, tenía miedo y enojo... Estaba... ¿celosa?

-Riv -habló la castaña, levantándose. Se acercó a la otra, pero esta la empujó levemente en dirección a una pared. Se acercó y estampó sus labios de manera estática en el borde del labio de Ari. -¿T-Tú..? -Ari no podía creerlo, ¿qué estaba pasando por la cabeza de su mejor amiga? -Rivers.. ¿y Félix?

-Eres mía, -dijo Rivers ya lejos del cuerpo de Ari, y la abrazó con fuerza. Sollozó levemente mientras la apretujaba con ternura y miedo. -Eres mía, mía. Odio que hagas esto en mi interior, porque me confundes tanto..

Ari no podía creerlo, sentía sus ojos mojados nuevamente, ¿por qué estaba llorando?

Ari habló en voz bajita. Su corazón estaba a un paso de explotar, su pecho subir y bajaba, sus manos temblaban y sus piernas de igual manera estaban a punto de colapsar. -Ya déjalo, Rivers...

Rivers negó con su cabeza mientras sentía el roce de las ropas de la castaña. Le gustaba aquella extraña calidez que ambas compartían cuando se abrazaban, al fin podía pensar en ello, pensar en lo hermosa que era su mejor amiga.

Ari sin saber que hacer correspondió finalmente al abrazo, aprovechando hasta la última gota de aquel momento. Seguro Rivers mañana no se acordaría de nada de lo que dijo esta noche, ni todo lo que hizo o sintió.

-Es una jodida maricona -susurró Félix mientras se disponía a ver a la parejita en voz baja.

Ari era Lesbiana, lo tenía escrito en la frente, ¡Y quería infectar a Rivers!

Y no

Se había

Dado

Cuenta.

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