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Finalmente había llegado el comienzo de semana, donde todos debían entrar a sus clases nuevamente después de estar sábado y domingo en un día libre. Ari estaba mirando con ojos demandantes a Rivers, quien estaba sosteniendo su cabeza con una de sus grandes manos, apoyado en una de las mesas del aula vacía.

-¿Seguro que no quieres ir a casa? Has vomitado toda la mañana -la castaña habló.

-No, no. Hace poco me tomé una pastilla para el mareo y dolor de cabeza, no hay problema.

Ari suspiró suavemente mientras se cruzaba de brazos, viendo a la contraria como si se tratara de una madre que está regañando a su hija.

-Iré a buscarte agua, no te muevas -Ari salió del lugar y fue hasta su propia aula. Siempre tenía una botella con agua por sí ocasiones así ocurrían; una Rivers con resaca los días lunes por haber ido a una fiesta no era nada nuevo ni del otro mundo.

Caminó silenciosamente y a paso ligero, cuando sintió que alguien lo empujaba de frente. Se giró para ver a la persona mientras tocaba su pecho -donde le habían hecho fuerza-, y grata fue su sorpresa al ver un papelito pegado en su camisa escolar.

"Maricona" y había una banderita de todos los colores.

Mierda.

Ari arrugó el papelito mientras sentía sus mejillas arder; ella no era homosexual, no. No lo era. Solo que Rivers hacía sus hormonas confundirse... Desde pequeña... Hace trece años atrás, sí. Era eso.

Caminó hasta su puesto y tomó la botella de agua rápido para luego salir prácticamente corriendo, asustado, hasta el aula vacía donde estaba Rivers. Al entrar no vio solamente a la rubia, sino también a Félix consigo. Su corazón se detuvo y retrocedió levemente al ver a Félix mirándola como si quisiera matarla.

-Aquí está el agua.. -Ari se la extendió a su amiga, quien rápidamente la aceptó. -Si quieren los dejo un momento solos, yo.. No hay problema para mí -sonrió sin ganas de una sonrisa sincera y salió del aula sintiendo una presión en su corazón, ¿Por qué no podía aceptar desde ya que le gustaba Rivers? Cierto, porque si lo aceptaba iría corriendo a los brazos de Riv y se le confesaría... Lo cual terminaría en un rechazo total.

-¡Ari! -Juan apareció corriendo detrás de la castaña. Esta se giró y sonrió al ver quién era. -¿Cómo estás? ¿Cómo te fue con Rivers?

-Bien... Y no tan bien. Estaba con Félix cuando me desaparecí un momento para buscarle agua -se alzó de hombros y ambos comenzaron a caminar por el recinto estudiantil. -¿Cómo te ha ido con Félix?

-El sigue insistiendo en que consiga novia -el masculino se alzó de hombros y suspiró rendida. -El sabe que me gusta.

-¿Sí? -Ari sonrió algo más feliz que antes. -¿Que te dijo? Al menos sientes con un peso menos encima, ¿n-no?

Juan negó con su cabeza un par de veces mientras sentía su cabeza doler. Se sentía bastante mal por Ari y por el, ¿Por qué la vida en sí les tenía cosas tan malas preparadas? Solo esperaba que todo aquello diera frutos algún dia en un futuro, al menos una experiencia de vida nueva para nunca más caer en la misma situación.

-Felix piensa que te gusta Rivers.

Ari mordió su labio inferior y comenzó a unir hilos rojos en el plano de su cabeza, dándose cuenta que ahora todo cuadraba. Por ello el chico que le había pegado un papel, por ello Félix lo había mirado tan mal... Mierda.

-Y-Yo, ¿y si se lo dice a Rivers? -inquiere, totalmente nerviosa e impaciente. -No quiero ver a Riv nunca más en la vida, no, no, no. -moriría de vergüenza, miedo y tristeza.

Juan guardó silencio mientras pensaba en algo. No sabía en qué pensar para ayudar aquella situación desoladora que ambos estaban viviendo; Félix la obligaba a conseguir novia para liberarse de el en el ámbito amoroso y Ari moría de nervios para que Rivers no se diera cuenta de lo que sentía, por miedo al rechazo, suponía el.

-Finjamos que somos novios, -el masculino habló, y Ari lo miró en blanco.

G I R L S?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora