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Ari estaba bastante emocionada. Rivers la había invitado a una cita esa tarde, lo triste es que su tiempo era limitado y solo estarían dos horas juntas, ya que su madre le había dicho que debía llegar lo más temprano a casa para ayudarla a cocinar.

Ari estaba con su mochila sobre sus hombros mientras caminaba hasta la salida del instituto, ya que aquel lugar era el punto de encuentro con Rivers. Al notar que los amigos de Felix estaban de camino a la salida, tensó su mandíbula y sintió su corazón acelerarse con molestia; debía de tener cuidado.

-Hola, hola -saludó uno de los amigos del ex de Rivers. -Es ella la maricona.

Ari miró al otro y retrocedió un poco. Debió haber tomado la otra ruta, sin duda alguna.

-Ehm... No tengo tiempo -Ari habló mientras les mostraba una sonrisa casi sin ganas. -Debo irme ya y..

-Cállate, ¿crees que nos importa? -inquirió uno de los más altos de allí y le arrebató la mochila a Ari, lanzándola al otro chico.

Ari vió como su mochila comenzó a pasar de mano en mano en ellos. Eran cuatro personas, y ellos cuatro estaban pasandose su mochila como si de una pelota se tratase. Tragó en seco mientras intentó arrebatarle su mochila a uno, pero este le empujó y pasó nuevamente el bolso de color negro a otro de sus dos amigos.

-Denmela -Ari habló ansiosa mientras se daba cuenta de la situación; Rivers seguro estaba esperándola y su tiempo juntas se agotaria antes y deberían de esperar a otra fecha para pasar la tarde juntas. Sus ojos comenzaron a lagrimear mientras perseguía su bolso negro. -Ya.. Basta...

Uno de los que medía aproximadamente diez metros más que Ari detuvo la mochila y la alzó hacia arriba, parándose de puntillas.

-Si la alcanzas nos iremos -el sonrió, pero Ari frunció su ceño, no muy complacida por aquello.

Se acercó y se paró e puntitas, intentando alcanzar la mochila, pero simplemente no podía.

-Densela -la voz de Rivers se hizo presente en el lugar después de que este haya estado buscando a Ari; finalmente lo encontró. - Ahora.

El chico miró a Rivers con una mirada venenosa, pero le otorgó la mochila a Ari sin rechistar y mandó a los otros bravucones a que lo siguieran lejos de allí.

-Perdón la demora.. -Ari relamió sus labios mientras abrazaba su mochila totalmente dolida. -Lo lamento..

-No te disculpes-Rivers sonrió, intentando darle confianza a la castaña para que no se sintiese mal. -Mamá dijo que no necesitaría ayuda, podemos ir a tu casa si quieres a ver una película.

Los ojos de Ari brillaron y asintió sin dudarlo. Se acercó a la rubia para poder dar un casto beso en su mejilla, y ambas se sonrieron la una a la otra.

Rivers sostenía la mano de Ari mientras este estaba siguiéndole el paso a la rubia. Ambas estaban caminando hasta la parte alta del departamento de Ari, donde se suponía era su lugar secreto desde que la castaña se había ido a vivir allí con su madre.

-Rápido, ven -soltó Rivers mientras sonreía y Ari solo le seguía el paso.

Llegaron a una especie de balcón sin protecciones, solo que habían dos paredes cubriendo dos de las esquinas de aquellos metros cuadrados. Habían varias almohadas apoyadas contra la pared, tambien habian mantas, y por más importante de todo, había una gran vista hacia el colosal cielo azul, donde se veían mil y un estrellas irradiando su luz.

-Woh.. -soltó Ari al ya estar detenido, frente a aquella imágen. -Es muy lindo - sonrió suavemente y Rivers le dió un casto besito en su mejilla.

Amaba cuando Ari se maravillaba con cosas hermosas, como sus ojitos brillaban y mostraba una brillante sonrisa. Amaba realmente a Ari, su corazón latía fuerte y su estómago era llenado de mariposas revoltosas, que volaban por todo el espacio de su estómago.

G I R L S?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora