Las dos parejas estaban sentadas en una mesita de noche en un restaurante algo sofisticado. Ambos chicos lo habían escogido, ya que ambos antes iban a aquel lugar a hacer tareas cuando tenían tiempo limitado y nunca podían darse un tiempo para ellos. Ari quería irse a su hogar, alimentar a sus gatos y dormir mucho, pero por otro lado Rivers estaba emocionada, triste, decepcionada, feliz... No lo sabía, era una mezcla extraña que ni ella misma comprendía del todo.
Pasaron una hora aproximadamente hablando de temas triviales y demás, hasta que Rivers se levantó y dijo que iría al baño. Ari también quería ir, sentía sus manos bastante tibias; eso le pasaba cuando estaba nerviosa y necesitaba enfriarlas nuevamente, así que se levantó poco antes de que Rivers hubiera anunciado que iría y volvía.
La castaña caminó hasta el baño, donde se apoyó en una de las paredes mientras soltaba un suave suspiro. Sus mejillas estaban rojas y sus ojos picaban, haber aceptado aquella cita había sido como el reto suicida, la decisión más masoquista que había hecho en su vida.
-¿Ari? -Rivers inquirió cuando salió de un cubículo y vio ahí a Ari con cara de querer darse un balazo contra su frente. -¿Todo bien?
Ari negó con su cabeza a la vez que sentía sus párpados pesados gracias a la reciente capa de agua que había aparecido en sus ojos. Rivers la conocía tan bien, la odiaba por ello, pero no podía odiar a alguien que amaba, solo odiaba el hecho de amarla.
-Nada bien, Riv.
La rubia se acercó mientras relamía sus labios nerviosa. Sabía que cuando Ari estaba triste era la cosita más débil del mundo, así que debía tratarla con pinzas para no dañarla más de sea lo que sea que lo haya hecho antes. Se conocían tan bien, eran prácticamente hermanas adoptivas después de todo.
La madre de Ari nunca tenía tiempo para su pequeña hija y la madre de Rivers se ofreció a cuidarla cuando su madre tenía trabajos que hacer, así fue como Rivers y Ari fueron compañeras de infancia.
Y por ello Ari tenía miedo.
De perder a alguien tan significante para su vida, tan esencial.
Todo por cometer el error de enamorarse.
-Cuéntame. ¿Qué pasó? -preguntó la de cabello rubio mientras llevaba sus manos a las mejillas de la otra, obligándola a mirarla. De inmediato lágrimas cayeron de los ojos de Ari y este rió destrozado. -Ari...
-Me gustan las mujeres -admitió, sintiendo como aquella daga en su corazón se iba retirando poco a poco de aquella zona. -Sé que está mal y yo no... U-uhm... No sé qué hacer...
Ari sollozó mientras se soltaba de las manos de Rivers y se dedicaba ahora a limpiar sus mejillas y ojos mojados. Se sentía bien, mejor. Mejor de haber soltado un peso que cargaba encima, pero aún quedaba carga por la cual deshacerse.
Rivers estaba en blanco. Era otra mezcla de emociones que extrañamente volvió a sentir y se confundida nuevamente.
No entendía nada.
-¿T-Te gustan las..?
Ari asintió mientras suspiraba de manera temblorosa. Sus mejillas y nariz estaban levemente sonrojadas al igual que bajo sus ojos brillantes por las lágrimas. Su cabello estaba algo desordenado por haberse limpiado el rostro y tenía carita de cachorro sin amigos; era, sin dudas, la imagen más tierna que Rivers habría visto en su vida.
-No está mal eso -Rivers sonrió intentando transmitirle confianza a su mejor amiga. -Es más, sigues siendo la misma. La orientación sexual no define tu personalidad, sino más bien es un gusto de muchos. Un gusto distinto, pero no raro ni malo. -y volvió a sonreír, depositando un suave y cariñoso beso en la frente cubierta por los cabellos alborotados de su amiga.
Ari sintió nuevamente sus ojos picar, ¿por qué Rivers tenía que ser así?
-Eres perfecta -Ari se atrevió a decir y sintió su corazón latir con fuerza. Es ahora o nunca, pensó y abrió su boca para hablar nuevamente. -Riv, me gustas tú.., gracias a tí me di cuenta de mis preferencias sexuales -pero ahora no sentía un peso menos, sino el peso del miedo y nervios la consumían y la empujaban hacia el suelo, haciendo sus piernas temblar nuevamente. -Lo siento... - susurró.
Rivers ahí, nuevamente se quedó sin palabras. Quieta, inmóvil.
Sus pensamientos pasaban de recuerdo en recuerdo, había sido tan obvio todo ese tiempo. Desde ciertas miradas hasta ciertos tonos de voces. De los celos que derrochaba Ari cada vez que estaba con Félix.. ahora todo tenía jodido sentido! Todo menos sus sentimientos y emociones, más pensamientos que se cruzaban y tropezaban por los latidos irregulares de su corazón. Latidos que no debían sentirse en esa situación.
-Yo..
-Shh... -Ari habló y puso uno de sus dedos en los esponjosos y rosados labios del contrario. Sonrió con pena, no quería oír ninguna respuesta de su parte, ni un Pío quería saber. -No quiero oír nada ahora, ¿sí? -pregunta y pasa fugazmente su mirada sobre los labios y nariz del otro. -No quiero sentir esto por tí, en serio créeme que no quiero... -y lentamente comenzó a acercarse a los labios de Rivers.
La rubia quedó estática, posando su mirada sobre los labios de Ari. Se veían tan bien, tan... No. No estaba bien... Pero no quería alejarse tampoco.
Sus labios estaban casi tocándose si no fuera por aproximadamente un centímetro que había entre ambas. Ari estaba decidida a acortar la distancia hasta que...
-¡Chicas! -Félix habló en alto, y Ari se alejó rápidamente de los labios de la otra, totalmente nerviosa y asustada. Menos mal la puerta seguía cerrada y nadie había visto nada. -Juan tiene que irse, ¿saldrán ya? - inquirió Félix del otro lado de la puerta.
-S-Sí-Rivers se atrevió a hablar cuando salió de aquel trance. -Ya vamos. -afirmó su voz y salió del baño, no sin antes pasar fugazmente su mirada por su mejor amiga.
Mejor amiga que, nuevamente tenía su mundo de cabeza.
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G I R L S?
Fanfiction𝑹𝑰𝑽𝑨𝑹𝑰 || Rivers no quiere aceptar que le gustan las chicas... Rivers no quiere aceptar que le gusta Ari. - Esta es una ADAPTACIÓN, la historia original se encuentra en la cuenta de ©fxrgxttt. Inicio; 05/02/24 Final; 18/02/24