VII | Ella es mi familia.

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21 de Enero, 2020.

Estarling.

La vida a veces suele ser injusta, injusta de muchas maneras, pero me enoja cuando lo es con las personas que quiero, como lo es con Ashely.

Ashely ha sido mi amiga desde que tengo memoria; comparto muchas memorias y momentos especiales con ella.

He visto cómo ha tenido que enfrentar algunas cosas de la vida, cosas que no son justas, cosas que simplemente no son su culpa.

En este día, decidió ir a ver a su madre después de meses. Ella decidió pasar por su casa para verla, para preguntar cómo ha estado. Después de que ella decidiera irse de la casa a causa de los golpes recibidos por su madre, aunque le ha costado adaptarse, nunca ha dejado de preocuparse por ella, no importando lo mal que su madre se ha portado con ella.

Me pidió en esta ocasión que no la acompañara; quería hacerlo sola y aunque cedí, eso me tenía nervioso todo el día. Cada minuto le escribía para ver qué pasaba y al ver que al último mensaje escrito hace media hora no supe nada, decidí prepararme para ir a buscarla.

Pero justo cuando abrí la puerta, ella estaba estática frente a ella. Su rostro se veía ido; miraba hacia una dirección fija, como si no hubiera notado que abrí la puerta. Además, su cabello lucía desaliñado, como si hubiera tenido un pleito.

—Ashely Estrella Keller, ¿qué rayos pasó? —pregunté anonadado.

Ella levantó su rostro.

—No fue una buena idea ir sola. —me miró, se puso las manos en su rostro y empezó a llorar a mares.

La abracé y la ayudé a entrar al departamento.

—Ashely. ¿Qué pasó? —pregunté, ya sentados en el sofá— Cuéntame todo y no omitas nada, por favor.

—Al llegar, pasé primero donde su vecina Dafne para preguntar cómo la ha visto y me dijo que la vio tomando mucho ayer, pero no la había visto hoy. —soltó un suspiro mientras limpiaba sus lágrimas— Cuando estuve frente a la puerta de la casa, me sorprendí al ver que la puerta estaba abierta. Entré y la vi sentada, bebiendo y escuchando unos vinilos de música colombiana. De esa que escuchaba papá. —puse mi mano en su hombro— Cuando notó mi presencia, intentó levantarse, pero era un desastre; no podía hacerlo a causa de todo el alcohol que tenía en su sistema. Me acerqué y me senté a su lado. Pero eso no fue una buena idea.

—¿Qué pasó cuando te acercaste?

—Comenzó a decir que todo era mi culpa, que tenía la culpa absoluta de todo. Que no soporta verme porque eso le recuerda a papá, que no me soporta, que no soporta mi existencia... —su voz se quebraba al hablar de eso— Al decir esas cosas, ella comenzó a golpearme; me jaloneó el pelo y me dio algunas cachetadas. Al principio, intenté defenderme, pero no sé cómo ella siempre logra debilitarme y llegó un momento entre todos los golpes que no me defendí, no me defendí y la dejé que me golpeara. En ese momento, Dafne entró con su esposo y me la quitó de encima; yo me quedé estática. Ella y su esposo la acostaron y ayudaron a sacar la basura de la casa, pero yo seguía estática, no entendía por qué, pero sí.

—Ash...

—Dafne se ofreció a traerme a casa y ahí fue cuando reaccioné; le dije que sí y ella me dejó en la entrada. Me despedí de ellos y llevaba ahí afuera media hora mirando la manija de la puerta sin saber por qué, solo pensando, sin saber en qué rayos, hasta que la abriste y te vi. —me miró con atención— Al verte, volví a la realidad y me di cuenta de todo lo que había pasado.

—Sinceramente, no sé qué decir; los reclamos te los haré luego. Pero, permíteme preguntarte algo. —ella asintió— ¿Por qué permitiste que ella te golpeara? ¿Por qué no te defendiste?

Por Primera Vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora