IV | ¿Otro más?

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10 de Enero, 2020.

Paola.

Desde que Marcus llegó todo ha sido un torrente de emociones que no sé como explicar, desde ver a este chico que resultó ser el novio de su compañera, hasta lo que pasó en la fiesta y como esa noche, la forma en la que me sostuvo cuando me iba a caer, su cercania, su mirada, todo en él me parecía extrañamente magnetico, de una forma que no sabría realmente como explicar.

Ver a Marcus resultó hermoso porque tenía mucho tiempo sin compartir con él, pero tambien su llegada trajó otras cosas que están poniendo mis sentimientos de cabeza, lo cual siendo honesta no me gusta.

—Tierra llamando a Pao. —Jade, un cliente frecuente de la floristeria donde trabajo hizo que volviera a la realidad— ¿Todo en orden? Te ves muy ida.

—Sí. —sonreí— Todo en orden. ¿Viniste a recoger las Gardenias para tu novia?

—Claro. —respondió emocionada— Sus favoritas de todos los años.

—Lo sé. —asentí y miré al estante donde estaban los arreglos de flores listos para hoy— Aquí están los tuyos. —la tomé y se las pase con cuidado— Feliz aniversario.

—Gracias hermosa flor. —me llamó por el apodo que siempre me hace reir, la primera vez que lo hizo fue a causa de que no podía pronunciar mi nombre bien.

—Cuidate mucho. —me despedí y él salió del salon.

Seguí haciendo mi trabajo como la florista principal del establecimiento, mi amor por las flores nació por mi madre, toda su vida vivió rodeada de ellas en Amsterdam, hasta que conoció un hombre latino que puso su vida de cabeza como lo fue mi padre. Ambos son una combinación magicamente hermosa.

Mientras revisaba el follaje de las plantas para hacer el inventario del día sentí como alguien rodeada mi cintura con sus manos y me daba un abrazo.

—Hola, floricienta. —al escuchar a Marcus volteé con una sonrisa boba en mi rostro.

—No entiendo el porqué disfrutas tanto decirme así. —expresé y él dejó un beso en mis labios.

—Porque te gustan las flores amarillas. —respondió— Indirectamente está conectado con esa serie, así que, una cosa conduce a la otra. —reí.

—Bien, dejame cambiarme el uniforme y nos vemos afuera, sí?

Marcus asintió.

—Te espero afuera Floricienta.

—¡MARCUS!

Él soltó una risa mientras yo me dirigía a la habitación de empleados, me quite el detalan, me lave con sumo cuidado las manos y luego salí para cerrar todo el local, al hacerlo y dirigirme al establecimiento Marcus estaba afuera. Al acercarme a él y acomodarnos en su motor para ir a casa, pude sentir como la brisa del mar refrescaba mi cuerpo y me daba muchos animos, que él siempre vaya a hacerlo cuando esta en la ciudad es de mis cosas favoritas por la hermosa perspectiva que tengo de la ciudad, de la naturaleza, de todo.

Al llegar a mi departamento, lo dejé estacionandose mientras yo me dispuse a abrir la puerta de mi pequeño pero lindo hogar.

Entré y lo primero que mi mente quiso fue acostarse en el sofá y le hice caso.

Marcus entró y me miró con una sonrisa en su rostro.

—¿Hoy hubo mucho trabajo? —asentí y el se acercó al sofá— ¿No quieres levantarte del sofá? —negué y él rió— Bien —se bajó para dejar un beso en mi frente y dejó las llaves, junto con su celular en la encimera— Voy a refrescarme y voy a prepararte algo rico.

—No imaginas como te quiero ahora mismo.

—Lo sé.

Cuando se dirigió al baño noté como su celular vibraba de manera constante, me levanté para quitarle el sonido y una pizca de curiosidad invadio mi sistema al ver los mensajes que le llegaban de su compañera Angie.

Esto ya no puede ser un secreto.
¡Necesitas decirle ya!


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