XXII | Me gustas. Parte 3.

30 5 0
                                    

Estarling

Hay cosas que sinceramente no entiendo, especialmente cómo la mente tiene el poder de recordarnos cosas que nos dolieron. No es justo vivir en ese círculo continuamente.

Estos días han sido un proceso de adaptación desde que pasó lo de Angie y Marcus. Ha sido un proceso de sanación, pero, ¿en serio esto pasó hace un mes?

Se siente que fue muy reciente, la herida aún duele. Pero aun con todo eso, siempre hay algo bueno en la vida, algo que nos pone todo en perspectiva.

Mientras pensaba en esto, conducía hacia el asilo de ancianos donde están mis padres. Hoy tengo que reunirme con Paola, pero aun así quise ver a mis padres. Hoy más que nunca los necesitaba.

Estacioné el auto y, al entrar al asilo, noté que había mucho revuelo entre los enfermeros. Esto solo pasa cuando hay un paciente en crisis. Al llegar a la habitación de mis padres, noté que aquí era la causa.

Entré con rapidez y vi a mi padre acostado, y a mi mamá sentada a su lado. Tenía algunos golpes en la cara, pero en ella se reflejaba una sensación de paz.

Sabía lo que había pasado, joder.

—Mamá... —me acerqué a ella y la abracé con cuidado— ¿Qué pasó?

—Sabes que ha comenzado a padecer Alzheimer —asentí sentándome a su lado—. Hoy no me recordaba, no sabía quién era. Me decía que yo era una completa extraña y comenzó a llamarme. Cuando le decía "Amor, aquí estoy", comenzó a golpearme desesperado.

—Lo siento, mami —dije con voz quebrada—. Me duele ver que tengas que pasar por esto. ¿Por qué sigues con él sabiendo que en cualquier momento puede despertarse así y luego golpearte? —cuestioné impotente—. Mami, lo entendería si le pides otra habitación a los enfermeros. A mí no me importaría pagar solo por el bienestar de ambos.

—Cariño, tengo 40 años con tu padre. Juré amarlo en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe. Eso es algo que voy a cumplir. —tomó mis manos y las acarició—. Aun a pesar del Alzheimer, tu padre conoce a su gerberita. En las mañanas me da un beso de buenos días, me cuenta sus recuerdos más preciados de la vida, de nuestro matrimonio, de ti, de nosotros. Tu padre aún está ahí, no me alejaré de él solo porque en ocasiones no puede recordarme. Él es más que eso.

Escuchar esto de ella me hace pensar todo en perspectiva. Me hace ver cómo es el verdadero amor, pero también me hace dudar si soy capaz de amar con la misma intensidad que mami aun lo hace con papi, a pesar de su condición.

—¿Qué pasa, cariño? —su pregunta hizo que volviera a la realidad.

—¿Crees que soy capaz de amar a alguien con la misma intensidad que tú? —indagué con voz quebrada.

—¿Te gusta alguien diferente a ti? —asentí; es la primera vez que lo admitía, joder—. ¿Esa chica te hace sonreír? ¿Ella te hace sentir con vida? ¿Ella es un faro de luz para ti?

—Sí —confesé.

—Ella es especial. Lo puedo notar por tu mirada. —acarició mi rostro—. Cariño, todos somos capaces de amar con intensidad, solo debes confesar algo.

—¿Qué cosa?

—Lo que sientes por ella —respondió—. Cuando lo admitas, todo comenzará a tomar sentido, no importando lo que esté pasando, no importando si ella tiene una crisis, no importando su condición. El amor será la paz en la guerra, el amor siempre reinará. —soltó un suspiro—. Solo debes admitir lo que sientes por ella. Tú sabes lo que sientes, sabes que sí puedes amarla con intensidad. Solo debes confesarlo y todo comenzará a tomar sentido.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 11 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Por Primera Vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora