14.- 𝗦𝗛𝗢𝗪𝗘𝗥

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Basado en la actualidad.


Se despertó por el ruido pacífico que hacían las gotas al chocar contra las baldosas del baño, una melodiosa voz que entonaba God is a Woman de Ariana Grande que provenía de la puerta entre abierta de al lado, sonrió sin darse cuenta, se levantó de la cama estirando sus músculos, escuchó el tronar de sus huesos y sintió como su espalda desnuda se contraía al bostezar. Te masajeabas tu cuero cabelludo, cerraste los ojos al sentir como el agua te quitaba los residuos del shampoo y la espuma se esparcía por toda tu espalda llegando a la curva de tu trasero y finalmente por el reverso de tus piernas.

Él estaba parado en la entrada del baño, apoyando su espalda en el umbral de la puerta con los brazos cruzados mientras veía como los chorros de agua recorrían tu cuerpo, comenzó a sentir un hormigueo que corrió por sus largas piernas hasta llegar al falo de su creciente erección. Se removió incómodo al ver como de espaldas a él pasabas tus manos por tus pechos masajeándolos mientras esparcías el jabón para cuerpo de olor a frutos rojos, se mordió el labio cuando tus pezones se pusieron erectos al tacto de tu mano.

No aguantó más y con mucho cuidado comenzó a quitarse su pantalón de dormir, se quitó su bóxer al mismo tiempo en el que te agachabas para tallar tus rodillas y piernas dándole la vista de tu trasero mojado y tu coño depilado, entró a la regadera contigo. Te espantaste al sentir como unas manos grandes y venosas te tomaban de la cadera y te pegaba a su cuerpo.

—Buenos días —susurró en tu oído, su voz ronca de recién levantado te dio escalofríos y sentiste como su mano se dirigía a tu clítoris y comenzaba a estimularlo—. ¿Por qué no me dijiste que te bañarías temprano? Así me hubiera despertado y me habría bañado contigo.

Su voz ronca y excitante hacía que los bellos de tu nuca y brazos se erizaran, tus piernas flaquearan tratando de mantenerse firme y que aguantaran tu peso, pero los besos húmedos que te daba Gilbert por tu cuello y hombros, esas caricias en tu feminidad tan exquisitas te debilitaban y, lo único que te mantenía en alto era el brazo fornido de tu novio alrededor de tu cintura, dejó de masajear tu clítoris para subir por tu abdomen hasta llegar a tus pechos para apretarlos.

—Diste un buen espectáculo, preciosa —soltaste un jadeo cuando mordió tu piel haciéndote una marca que rápidamente se pintó de un tono rojizo―. Veamos si esa linda boquita tuya puede hacer otra cosa además de cantar así de bien ―te giró tomándote de la cadera para quedar frente a él, te dio un beso necesitado y se separaron al sentir la falta de aire—. De rodillas —tu cuerpo cayó al suelo casi de inmediato, su pene erecto apuntando hacia ti y goteando líquido preseminal, tomaste su longitud y levantaste tu mirada viéndolo con ojos inocentes de súplica mientras hacías un puchero con tu labio, ansiosa por metértela a la boca y empezar a chuparlo, el asintió a tu pedido.

Comenzaste a lamer la punta roja e hinchada, escuchaste un suspiro salir de su garganta, tu lengua empezó a lamer toda su longitud, masajeabas con tu mano lo que no alcanzabas, sus caderas comenzaron a moverse y su mano se posó en tu cabello alzándolo, embestía tu garganta causándote pequeñas arcadas, masajeabas sus testículos y el agua que salía de la regadera mojándote la espalda dándote una sensación de frescura, sacaste su miembro de tu boca haciendo un pequeño chasquido, te hincaste apoyándote de tus rodillas, tomaste su polla y con tus pechos comenzaste un vaivén, aquellos grandes, redondos y firmes senos subían y bajaban estimulándolo

Te enderezaste para quedar a su par, Gilbert fue rápido y te pegó a la pared quedando de espaldas hacía él, tus senos aplastados al frío mármol mientras que tu trasero era azotado por su gran mano, gemiste al sentir como sus manos habrían tus nalgas y su lengua te lamía, sus dedos acariciaban tu clítoris, mecías levemente sus caderas mientras soltabas gemidos y algunas que otras maldiciones, llevaste una de tus manos hacia su cabeza acariciando sus rulos mojados y guiándolo a un ritmo lento, palmeó tu trasero una última vez para luego pararse y susurrar en tu oído.

―Separa las piernas, hazlo para mí, cariño. 

Abriste tus piernas apoyando tus manos en la resbalosa pared, sentiste sus labios besando tu espalda y jadeaste como reclamo cuando pasó la punta de su pene por tu entrada jugando contigo.

—Tan desesperada por sentirme dentro tuyo, ¿No es así, amor? —gemiste como respuesta, él negó divertido—. Con palabras, linda —se acariciaba así mismo tratando de calmar sus ansias al verte en ese estado.

—Te quiero dentro mío ya, Gilbert —se introdujo en ti en una sola estocada, se estuvo quieto un momento dejando a que te acostumbraras a su tamaño, te embestía lento y cuidadosamente, sujetaba tus caderas empujándote hacia delante y hacia atrás, empezó a empujarse más dentro tuyo, tus gemidos eran música para sus oídos, los movimientos de tus caderas, ese sonido morboso de sus pieles chocando, era lo más placentero.

Bajó su mirada hacia sus sexos uniéndose, una sonrisa de superioridad se formó en su rostro, comenzó a adentrarse más a ti tocando tu punto G, posó sus manos en la pared alrededor de tu cabeza descansando, sus embestidas comenzaron a volverse más lentas y más profundas, diste un grito cuando llegaste a tu orgasmo, respiraste con dificultad y jadeaste al sentir las pequeñas embestidas que te daba Gilbert para después salir de ti y comenzar a subir y bajar con su mano, soltó un sonoro jadeo cuando se corrió en tu espalda, se acercó a ti para ayudarte a recomponerte, sonreíste cansada cuando sus labios te dieron un tierno beso en la mejilla.

—Dios, eso fue realmente caliente —se carcajeó, tu reíste igual.

—Sí, lo fue —suspiraste cerrando los ojos.

—Ahora, aprovechando a que es sábado —te giró, acunó tu rostro con sus brazos y te dio un beso en la frente—. ¿Qué te parece si vamos a nuestro balcón y le demostramos a esos niños pubertos de doce años que eres mía para que dejen de estar acosándote?

—Bien, pero si los traumamos será tu culpa —sonrió y te cargó haciendo que enredaras tus piernas en tu cintura y te llevara cargando al balcón de su habitación.

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31/01/2024













Este one shot fue anteriormente publicado en 2021.

𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ↻ gilbert blythe © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora