10.- 𝗡𝗘𝗪 𝗟𝗢𝗢𝗞

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¿Qué te habías hecho hoy que todas las miradas estaban puestas en ti? Todos los chicos de la clase, incluido Gilbert, te miraban embobados. No es novedad que posees una belleza seductora, años antes traías a todos los niños detrás de ti y eso causaba que Josie Pye tuviera unos pequeños -grandes- celos hacia tu persona. 

En este ultimo verano que pasó, te habías ido de vacaciones a Londres, Inglaterra junto con tu familia, eran de gran prestigio y fueron a visitar a amistades que hacían años no veían, viejos y nuevos recuerdos almacenaste en tu mente; volviendo al tema, ¿Qué había pasado contigo?, ¿Llevabas el pelo recogido?, no, ¿Nuevos accesorios?, tal vez, ¿Estas más hermosa que el año pasado?, eso sin dudarlo, ¿Te habías desarrollado?, ¡Sí, eso era!, estabas más alta, tú cabello castaño caía en ondas, tus pechos habían tomado más volumen y tus curvas, oh Dios, se marcaban demasiado. Ese vestido azul corto y de tirantes te favorecía en muchos sentidos. 

—Oh là là, ¿Acaso quieres matarme? —Billy Andrews apareció en tu campo visual apreciándote, se relamió los labios y aprisionó con sus dientes el inferior.

—No es un gusto volver a verte, Andrews —lo rechazaste, el nombrado rio amargamente y regresó a su asiento después de delinear con su mano tu espalda.

Pasaste por el lugar de Gilbert, quien no dejaba de verte y guiñaste un ojo provocando que sus mejillas estuvieran rojas, Moody estaba a un lado del pelinegro, golpeó su hombro ordenándole que dejara de mirarte, era casi imposible. Lo habías sorprendido y cautivado que fue inevitable no morderse al labio cuando le diste la espalda. Anne y Diana te saludaron animadamente y pidieron que les contaras tus aventuras en Londres; platicaste que habías conocido a un chico que también estaba de visita por esos lares cuyo nombre era Laurie y hacías todo tipo de travesuras con él, algunas implicaban estar sin ropa, cosa que ellas no entendieron. Reíste negado levemente.

La clase de la señorita Stacey dio por comenzado, les dio a todos unas palabras de bienvenida y motivadoras para comenzar bien el nuevo año escolar. Tratabas de ignorar las miradas penetrantes de los varones en tu cuerpo, debías admitir que te sentías realmente incómoda, estabas consiente que en sus pequeñas mentes misóginas solo pasaban pensamientos sucios donde tu eras protagonista. Gilbert también se pudo percatar de las miradas de deseo, tensó su mandíbula y apretó los puños en la mesa lleno de enojo. Gilbert Blythe estaba celoso, aunque no debía de estarlo, de todos modos solo fue una vez, ¿Cierto?

—Bien, pueden descansar, ya es la hora del receso —la Señorita Stacey anunció, inmediatamente todos se pararon de sus lugares y corrieron hacia afuera para poder disfrutar del aire fresco y ponerse al corriente de todos los sucesos del verano.

Gilbert y tu fueron los únicos en quedarse en el salón de clase.

—Y...¿Me extrañaste? —preguntó el chico un tanto nervioso rascándose la nuca. Volteaste a su dirección y sonreíste juguetona. 

—Mmmm, no le sé —te mordiste el labio—. ¿Tu me extrañaste?

—Bastante —contestó—. Puedes preguntárselo a mis sábanas  —con sorpresa en tu rostro, mordiste tu labio con malicia, dejaste de lado tus útiles y te acercaste a Gilbert seductoramente. El aire comenzó a hacer falta en sus pulmones, tú cercanía lo ponía nervioso aunque le encantaba.

Sentía tu respiración en su cuello y comenzaba a hacer calor, lo estabas provocando; comenzaste a dar besos en su cuello mientras que tú mano se deslizaba descaradamente en su entrepierna acariciando su miembro que se estaba poniendo duro ante tu toque. Hiciste un camino de besos hasta llegar a su barbilla, él inesperadamente tomó tu cintura posesivamente y comenzó dejar caricias con sus dedos, tomaste sus mejillas y lo acercaste más a ti, Se separaron por falta de aire.

—Ven, vayamos a la bodega —habló jadeante, asentiste y se levantaron caminando rápidamente hacía el otro cuarto, trabó la puerta y te pegó contra la pared sujetando tú cintura, enredaste tus piernas en su cadera y sentiste como su mano hacía de las suyas. Desabotonó con rapidez los botones delanteros de tu vestido, alzó los pliegues de la falda y con su pulgar acariciaba tú clítoris por encima de la tela de tu braga. Te mordías el labio tratando de silenciar tus gemidos, desabrochó sus pantalones y los bajó junto con su bóxer hasta las rodillas, hizo a un lado tus bragas y movió en círculos sus dedos asegurándose de que estuvieras lo suficientemente lubricada para que no te doliera. Comenzó a jugar en tu entrada metiendo solo la punta. Disfrutaba ver tus muecas.

—Carajo, Blythe —regañaste—. ¡Ya mételo! —ingresó de una estocada haciéndote gemir, fuiste cayada por sus labios, empujaba sus caderas contra las tuyas y con su pulgar estimulaba tu clítoris, apretabas con fuerza sus hombros sintiendo como toda su hombría te llenaba y te hacía sentir malditamente bien.

Mierda, sí— jadeó al sentir como tus paredes aprisionaban su miembro, le gustaba estar en tu interior, sonrió cuando gemiste con sorpresa, había encontrado tu punto G y se concentraba en golpear hacía ahí. Tu orgasmo se aproximaba, sus dedos volviéndote loca y su lengua acariciando tus pechos te hacía sentir un placer absoluto. Gilbert te conocía tan bien que sabía como darte, tus piernas comenzaron a flaquear y tu agarre en sus hombros se hizo más fuerte. Su agarre en tu cadera se suavizó, habías llegado a tu cima y respirabas pesadamente, depositaste tu cabeza en la pared. Gilbert salió delicadamente de ti y acarició tu mejilla, luego recordaste que él no se había corrido.

Te deslizaste hacia abajo, lo miraste con una sonrisa y cerró sus ojos de golpe al sentir tu lengua pasarse por su glande, colocó su mano en tu cabeza enredando tu cabello entre sus dedos y con la otra se apoyó en la pared. Chupabas la punta y jalabas con tu mano en donde no alcanzabas y después de algunas lamidas más, se corrió en tu boca y tragaste lo que pudiste de su semen. Trataron de acomodar adecuadamente sus ropas para no levantar sospechas y limpiaron el semen que había caído ensuciando el piso. Antes de que salieras, te robó un beso y sonreíste al sentir como sus manos apretaban tu trasero.

Después de todo, sí lo habías extrañado.

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30/01/2024













Este one shot fue anteriormente publicado en 2021.


𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ↻ gilbert blythe © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora