08.- 𝗢𝗡𝗟𝗜𝗡𝗘 𝗖𝗟𝗔𝗦𝗦

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Basado en la actualidad.

Gilbert Blythe se había convertido en un universitario muy responsable y guapo, era de esos chicos que querían cumplir sus sueños cueste lo cueste, le gustaba ir a la escuela, más que nada por su chica que había logrado enamorarlo por su fuerte carácter, lamentablemente el Covid-19 había llegado a Canadá y no tuvieron más opción que quedarse encerrado, pero no solo, su novia de cabello dorado se había mudado con él. 

—Ahora abran su libro en la página 152 y lean el texto anexado —se escuchó la voz de su profesor, Gilbert había decidido estudiar medicina y ahora que estaba la pandemia debía de ser más cuidadoso con su salud y con la de su novia.

Tus clases habían terminado diez minutos antes de que tú novio empezara las suyas, fuiste a la cocina por un vaso con agua para después volver a su habitación compartida y hacer tarea, tú mirada inspección todo el departamento hasta que cayó en la silueta del azabache quien tomaba su lapicero y anotaba algo en su libreta, un rulo caía de su frente haciéndolo ver endemoniadamente atractivo, te mordiste el labio inconscientemente; caminaste hacia él silenciosamente y sin que aparecieras en pantalla colgaste la llamada recibiendo un grito de reproche.

—Oye, ¿Por qué?— reclamó, quitaste de su mano el lapicero y comenzaste acariciar su cabello —. ¿Qué haces?— una sonrisa se dibujó en tú rostro y sin perder más tiempo atrapaste sus labios con los tuyos en un apasionado beso que Gilbert no tardó en responder.

—Tú clase puede esperar, ¿Okay? —dijiste sintiendo como te tomaba en brazos y te sentaba en la mesa del comedor quedando entre tus piernas. Sus manos comenzaron a deambular por todo tú cuerpo haciéndote suspirar por el tacto, metió sus manos por abajo de tu camisón percatándose de que solo llevabas unas bragas, sonrió entre el beso.

Tus manos comenzaron a subir su camisa hasta quitársela por completo y aventarla a algún lugar del comedor, acariciaste su torso, no estaba tan marcado pero si tenía un par de músculos y eso era más que suficiente para ti; sus lenguas empezaron una guerra y su mano apretaba uno de tus pechos haciéndote jadear. Sus dedos tomaban tus pezones, jalaba de ellos y pellizcaba sintiendo como se ponían erectos.

Se separaron por falta de aire formando un hilo de saliva al romper el beso, sus labios bajaron por tú cuello y comenzó a hacer chupones que seguramente dejarían marca, quitó tu camisón y su atención bajó hacia tus senos, pusiste tú mano en su cabeza acariciando los cabellos de su nuca mientras que su boca te daba escalofríos en tus pechos, bajó tu braga y con sus dedos comenzó a tocar tú clítoris, se sentía tan bien; sabía que puntos tocar y tú se lo hacías saber gimiendo su nombre.

Volviste a besarlo y tú mano se dirigió a la bragueta de su pantalón, lo desabrochaste y bajaste dejándolo solo en bóxer, acariciabas su miembro por encima de la tela; se arrodilló quedando a la altura de tu entrepierna comenzando a depositar pequeños besos en el interior de tus muslos, sentías su cálido aliento en tu coño, dio un lengüetazo y eso bastó para que una corriente eléctrica recorriera todo tú cuerpo, atrapó entre sus dientes tú clítoris y comenzó a chuparlo mientras introducía dos de sus dedos y comenzaba a simular embestidas, su lengua hacía maravillas en ti y enredabas tus dedos en sus risos jalando de ellos.

Dejó de dar lengüetazos y comenzó a soplar en tú vagina torturándote, se levantó y fue en busca de sus pantalones, buscó en los bolsillos y sacó un preservativo, bajó su bóxer y abrió cuidadosamente el paquete poniéndoselo en su miembro, se acercó a ti y depositó un beso en tus labios.

—Voltéate —susurró en tú oído, sonreíste ante su propuesta y te volteaste apoyando tus manos en la mesa y sintiendo como sus grandes manos te tomaban de la cintura e introducía su gran polla en ti.

Oh, Gilbert —gemías al ritmo de sus estocadas, sus bolas te golpeaban levemente y el agarre en tú cintura se volvía más fuerte, escuchabas sus suspiros y los jadeos que soltaba de vez en cuando, tomó tu cabelló y lo hizo en una coleta despeinada; se empujaba con ella dentro de ti y veía tus ojos cerrarse ante el placer que te proporcionaba, bajaste tu mano hacía tú clítoris y comenzaste a moverlo en círculos para sentir más placer.

Llegaste al orgasmo primero y dejaste escapar un sonoro gemido con el nombre de Gilbert, el ojiverde siguió dando leves embestidas hasta que hizo chocar sus caderas por ultima vez y dejó descansar su cabeza en tú hombro.

Cuanta razón tenías, las clases pueden esperar. 

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27/01/2024













Este one shot fue anteriormente publicado en 2020.

𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ↻ gilbert blythe © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora