Y no supe que hacer, miré mi teléfono, el techo, las paredes.
¿En busca de qué?, tu dolor es el mío, y no dependo de ti simplemente el aprecio me hace débil, el día que te vallas aún que te crea diferente al resto, no volverá a doler.
No es mi primera vez en ello.
Ni pensar que de verdad me preocupo por alguien que no durará a mi lado, como todos. No llevo la cuenta de las veces que me he dicho (él es diferente).
Nunca me excluyan, ignoren o sean cortantes. Odio eso cuando lo haces tú, y pensar que ésta vez dije, va a ser diferente. Esperé a desvelarme con vos y la vida me dio ignorancias. Me tragué las ganas de decirte lo que pienso para que no te sientas peor. ¿Recuerdas lo que te dije? (Nunca haría nada que te hiciera sentir mal). No puedo permitirme el lujo de que veas que estoy mal, y si ves el daño que me haces tu maldita sea. ¿Adicción al teléfono o a lo que contiene en él?
Mierda texto sin sentido. No me permito abrir mi corazón a ti y por eso yo gané la apuesta. ¿Siempre amigos? yo no tengo corazón para algo más que debilidades qué me hacen fuertes.
Marian D. Mujica.
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Las sombras del amanecer
PoesíaCientos de veces me miré en el espejo, llena de complejos...odiando mi cuerpo...llorando, sin saber que no importa como los demás te vean, sino, como tu misma te ves.