Returning Home

Deal

Holi! Por favor releer capítulo "Remember when I Quit" porque la historia ya está muy larga y no voy a repetir toda la tragedia otra vez xdxdxd.

—Yo... yo no te traicioné —Percy se inclinó sobre la mesa para estar más cerca de ella, su voz sí estaba rota, y la mano que estiró para sujetar la de Annabeth temblaba más que nunca—. Jamás le he contado esto a nadie... jamás... Realmente no quiero contarselo a nadie. Pero, ya sea que me perdones o no... Tienes derecho a saber...

>>Por favor...Por favor, permíteme contártelo.

—Bien —Annabeth se giró para acomodarse y mirarlo directamente a la cara—. Háblame. Dime lo que sea que tengas que decir. Te escucho.

Sus palabras eran esas, pero su expresión y el modo en que tenía cruzados los brazos claramente decían: "No importa lo que digas, te odiaré de igual modo", por lo cual, Percy no pudo hacer otra cosa más que suspirar y llenarse de valor.

—Sé que nada de lo que te diga te hará sentir mejor, de hecho, y si soy sincero contigo, creo que en realidad solo empeorará las cosas —pronunció, y casi podía sentir el aire salir de sus pulmones lentamente, para ya no volver a llenarse—, pero, sigo siendo lo suficientemente egoísta como para confesartelo de todos modos.

Annabeth levantó una ceja. Esa fue su única reacción.

—Y sé... —continuó Percy—, que no quieres saber nada más de nosotros, o de lo que ocurrió antes, pero, Annabeth, lo que ha estado pasando entre tú y yo, estos días, yo sé que no fue una mentira. Sé que sentías lo mismo que yo, y sé que si estás molesta, es únicamente porque te obligué a apresurarte, te obligué a tomar una decisión. Lo siento. Es solo que esa decisión, es probablemente la más importante de mi vida, y ni siquiera está en mis manos.

—Percy... — Annabeth soltó otro suspiro exasperado, al tiempo que rodaba los ojos, intentando ocultar que la mano de Percy yendo hacia su propio pecho al momento de decir "mi vida", le había causado un cosquilleo en el pecho que ningún otro ser humano en el mundo podría provocar.

—No, espera... —Percy no la dejó continuar lo que sea que fuera a decir—. No busco... No quiero, no quiero que pienses que intento victimizarme, porque en este juego ni tú, ni yo somos víctimas, ni victimarios. Lo único que es seguro es que los dos hemos perdido todo lo que nos importaba en algún momento.

Entonces, y sin dar ni una sola pausa como tregua, comenzó a relatarle la historia de lo que ocurrió mientras ella no veía. Le habló sobre su estrés, sobre su miedo a perderla si no era lo suficientemente bueno para ella, pero no se entretuvo demasiado, porque era algo que ya había dejado atrás, y porque la expresión escéptica en ella no hacía otra cosa más que incrementar a cada segundo.

La parte difícil, sin embargo, fue hablarle de aquello que no había dejado atrás, porque para serse sincero a sí mismo, ni siquiera era capaz de comprenderlo por completo aún. No le gustaba hablar de ello, ni le gustaba siquiera pensar en ello. Intentaba ignorarlo todos los segundos de su vida, a pesar de que en ciertas ocasiones el pensamiento solo aparecía en su mente, de la nada, y le provocaba náuseas. Náuseas y una eterna pregunta de: "¿y sí...?"