The Call

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Los Ángeles, California

Hazel inició la llamada, tan pronto como Frank estuvo sentado a su lado, en el sofá, con un plato lleno de galletas en medio de ambos, de ese modo solo tendrían que usar un único dispositivo: eligieron la laptop de Hazel, por supuesto. Esperó apenas dos segundos, y Calipso, entonces, fue la primera en aceptar la llamada. Se preocupó por un segundo cuando vio que Leo la rechazaba, pero cuando ambos aparecieron en el mismo cuadro, se dio cuenta de que habían empleado su misma estrategia.

Nico fue el siguiente en aceptar. Ya no se veía como el sexy y formal abogado con el que había hablado en la mañana. Ahora simplemente era su bobo hermano, con el cabello alborotado y un suéter gris, grande y holgado que lo haría pasar por un indigente si se lo encontraban en la calle.

— ¿Qué diablos traes puesto?— preguntó, de inmediato, con el ceño fruncido.

—Ropa— contestó Nico, a la defensiva. Él odiaba que ella le diera la charla de "Tienes que vestirte bien, soy diseñadora, ¡Mi reputación, Nico!"

— ¿Así pretendes reconquistar a Will?— esto lo dijo solo para molestarlo, por supuesto, y él le sacó el dedo medio a la pantalla. Cali río y parecía que iba a decir algo, pero Solace atendió antes de que pudiera hacerlo.

Casi como si tuviera miedo de ser escuchado, Will no dijo nada, sino que simplemente sonrió. Tenía el manos-libres puesto, pero parecía estar en el sofá de su departamento. No había rastros de Terry, por el momento. Aun así, nadie le preguntó por ello. Hazel pensó que Will se veía tan guapo como siempre, y no entendía cómo demonios Nico era tan ciego como para no darse cuenta.

Hazel lo saludó moviendo su mano, y esperó a que Piper y Jason contestaran. Igual que había pasado con Cali, Jason rechazó la llamada, y cuando la cámara de Piper se encendió, ambos estaban sentados frente a ella. Pipes se veía nerviosa, como si esperara que de un momento a otro alguien fuera a gritarle, simplemente por estar ahí. Estaban en una especie de estudio, quizá el mismo desde el cual habían transmitido en la mañana, Jason colocó un brazo alrededor de los hombros de ella.

Annabeth rechazó la llamada. Hazel le hizo un puchero a la pantalla al verlo, pero supuso que la chica no había salido de la oficina aún. O al menos esperaba que fuera esa la razón, y no la presencia de Piper. Percy, por otro lado, no contestó, pero tampoco rechazó. Quizá no tenía el celular a mano. Tal vez estaba surfeando o algo.

—Es raro— dijo en voz alta, para todos— No contestan. Bueno, estaré insistiendo, tal vez se unan en un rato.

—Si no fuera porque Annie está en Nueva York y Percy en Honolulu— empezó a decir Cali— Pensaría que están juntos haciendo cochinadas o algo.

—Sí...— aceptó Hazel, para luego reír fuertemente— Pero no creo que puedan, con un mar entero en medio. — luego se dio cuenta de que Leo seguía vivo— ¡Hey! ¿Qué no ibas a matarlo?

—Estamos en tregua durante la llamada— contestó Cali, encogiéndose de hombros, quien, en realidad no parecía estar sentada al lado de Leo, sino sobre su regazo— Volveremos a la guerra cuando acabe.

—Sigan orando por mí— dijo Leo, soltando un suspiro pesimista, para luego mirar al cielo, como implorando piedad. —No sé si sobreviviré esta noche— vuelve a mirar a la pantalla— Y todo es tu culpa Zhang. ¿Te das cuenta de en lo que me meto por tu culpa?

—Serás recompensado, Leo—dijo Hazel —Creo que ya todos ustedes lo saben, ¿no es así?

—Todos excepto Piper, supongo— intervino Nico.

—Oh, yo... — Piper tartamudea, como si hablar con Nico fuera como hablarle al rey del inframundo, lo cual no le agrada para nada a ninguno de los presentes— Yo... Hazel nos dijo esta mañana. A Calipso y a mí.

Returning HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora