Marriage

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Kinn: Ok, ya vamos a hacer un salto de tiempo porque si pongo más Solangelo aquí, sería relleno

Lectores: Cuando pase el luto la cosa va a estar que arde

Kinn: No.. No puedo... Hay que hacer salto de tiempo ya.

Una de las Mini Kinn en su totalmente cuerda cabeza: O... Podríamos hacer esto *susurra* y esto *susurra* y entonces agregamos una parte solangelo más para cerrar puntos sueltos, de modo que no sea relleno.

Kinn: p-p-pero eso también lo podemos hacer más adelante, no necesariamente debe ser ahora.

Mini Kinn: Y también podríamos *cuchichea más cosas genialosas*

Kinn: Ya dije que no. ¡No insistas!

Mini Kinn: Que lo hagas, te digo, coñoooooo!

*Comienzan a Pelear*

Amer mirando a Kinn darse cachetadas sin motivo aparente en el Cuartel General del Sismance: Tas bien sis???

Kinn: ¡ESTÁ BIEN TÚ GANAS! MALDITA SEA, COMO CHINGAAAAS.

Amer: *se encoge de hombros y sigue escribiendo su propia historia*

Amer: *se encoge de hombros y sigue escribiendo su propia historia*

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No era tan malo, Will lo sabía. No tenía por qué estar tan enfadado, también lo sabía. No era como que lo estuvieran enviando a la Sala de Cuidados Paliativos, donde a Will no le quedaría otra cosa más que esperar por la muerte de todos y cada uno de sus pacientes, pero de igual modo, estaba molesto, y ni siquiera un Nico optimista había conseguido hacer que se le pasara el mal humor.

Fue hasta su consultorio, recogió sus cosas, y se las llevó al de Fenton, que estaba mucho más cerca de la sala de Geriatría. Pasó un momento, mínimo, efímero, a la Sala de Pediatría para despedirse. El doctor Beckett lo miró desde lo lejos, así que Will decidió huir hacia la derecha como todos los cobardes, lo cual, de hecho, fue un golpe de suerte, porque por el lado izquierdo Terry se acercaba.

No lo alcanzó.

Se encerró en su nuevo consultorio, recogió las cosas de Fenton y las repartió en cajas. Las dejó en una esquina para que él las recuperara cuando apareciera. Cuando no apareció, decidió ir a dejarlas él mismo. Se encontró con Jena, una de las enfermeras de Pediatría, y vio que tenía los ojos húmedos. No sabía si había llorado por tristeza o por pura rabia, pero estaba segura de que tenía algo que ver con Fenton, porque la oyó maldecirlo en voz baja. La saludó, le pidió de favor que le dijera a Fenton donde había dejado sus cosas, y luego se marchó de nuevo sin hacer demasiadas preguntas.

Después, cometió el maldito error de ir a hacer su nueva ronda. La cual, era jodidamente sencilla, puesto que seguía habiendo solo dos pacientes en su sala: Nanny y Stuart. Intentó interactuar con ellos, pero, no se sentía de humor para hacerlo, así que utilizó la excusa de que Stuart aún estaba débil y debían guardar silencio. Los dos obedecieron de inmediato, casi como si Will fuera a golpearlos si no lo hacían, excepto que Nanny estaba sonriendo con tranquilidad, y Stuart no estaba gruñendo. A Will se le escapó un suspiro, ¿cómo era posible ser querido y odiado en el mismo lugar? Aunque, de hecho, si se ponía a pensarlo, ese día no había recibido más que muestras de aprecio, y eso ya era bastante extraño en ese hospital.

Returning HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora