Family

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Hola Hola corazones, solo una leve aclaración, sin importancia jajajaja

Hawái es parte de Estados Unidos, así que en buena teoría, Percy no se fue a vivir fuera del país... Sí se fue lejos, pero sigue estando en USA jajajaja. Vi un poco de confusión en el cap anterior <3

Otra cosa: ¡Sigan a mi sis Amer1Reptiliana (a quién le dedico el cap, además ejem). Le faltan solo tres seguidores para los 2K, no sean culeros y denle una mano

Y no, ella no me pidió que les dijera nada, lo que tiene se lo ha ganado porque es bien pinche cool >:v

De paso me siguen a mí también ;), si no lo hacen ya jajajaja Yo casi nunca molesto, no hago Spam en el tablero :3 y actualizo las historias con frecuencia. Me lo merezco >:v jajajaja <3

Ahora sí, disfruten el cap :3

***

Lazio, Italia.

El hombre se bajó del taxi, pagó únicamente lo justo, ni una sola moneda más, a pesar de que el precio que le dio el conductor había sido mucho más elevado que eso. Lo despachó con un ademán de mano y este se fue refunfuñando por no haber podido estafar a quien había considerado un extranjero. ¡Oh, pero Hades conocía demasiado bien a las personas que rondaban los aeropuertos! Y además estaba muy lejos de ser "extranjero" en su país natal.

Colocó la maleta en medio de sus piernas un momento (Ni lo sueñen, ladrones ¡Ja!), mientras ajustaba la corbata que venía fastidiándolo desde antes de bajar del avión. Observó el vecindario de baja categoría al cual su hijo había decidido mudarse, ya lo conocía bastante bien, seguía sin gustarle en lo más mínimo. Pero Nico se había negado a escuchar sus consejos, así que... El tema había quedado saldado desde hacía tiempo.

Tomó la maleta en sus manos de vuelta, y caminó hasta llegar a la casa de su hijo. Sacó las llaves que había conseguido sin su consentimiento, abrió la puerta, entró y fue a dejar sus cosas a la habitación de huéspedes. Sabía que Nico no estaba, era cerca del mediodía y debía encontrarse trabajando. Después de dejar su equipaje, fue hacia la cocina, abrió el refrigerador, tomó una cerveza y fue a ponerse cómodo al sofá de la sala.

Encendió el televisor, se quitó los zapatos y se recostó. Ahora que estaba en la seguridad de una casa, se quitó la corbata y la dejó sobre la mesita que tenía al lado, desabrochó un par de botones de la camisa blanca y subió las mangas. Estiró los brazos hacia el cielo, haciendo sonar los huesitos de su espalda y sus hombros, entonces, se relajó nuevamente y abrió la cerveza.

La televisión mostró su pantalla azul y a pesar de que presionaba los botones de los canales, no sucedía absolutamente nada. Comenzó a presionar todas y cada una de las opciones que ofrecía el control remoto, y al final consiguió que se mostrara el canal de noticias. ¿Cómo, precisamente? No tenía una idea completamente certera. Pero al menos ya funcionaba.

Se cansó demasiado rápido de ver la sección de deportes, así que intentó cambiar el canal, sin querer, presionó un botón azul que no sabía para qué servía y de pronto una canción empezó a escucharse por toda la sala. En la pantalla ahora se mostraban un montón de personas cantando y bailando, dentro de una película. ¡Lo cual no tenía sentido!

Presionó el botón rojo, y todo se quedó en silencio. La pantalla en negro.

Gruñó.

Al final terminó por darse por vencido con la televisión de Nico. No sabía cómo lo hacía, pero siempre que Nico tocaba un aparato de esos, era como si se le metiera un demonio, y este tipo de cosas extrañas terminaban sucediendo. En fin. Se levantó de nuevo y caminó hacia el refrigerador, intentando buscar alguna hoja de papel, pegada con un imán, que le diera una idea de algún restaurante al cual podía llamar para que le trajeran comida.

Encontró que no había ni un solo imán pegado en el refrigerador. ¿Cómo sobrevivía ese muchacho? Hades sabía que su hijo cocinaba de vez en cuando, pero también sabía que no lo hacía siempre, y que difícilmente recordaba números telefónicos.

Soltó un suspiro agotado y miró a su alrededor, en busca de cualquier cosa. Encontró una caja de pizza vacía. ¡Genial! Tomó el número telefónico que tenía grabado bajo el logo del restaurante, en la caja. Llamó desde su teléfono celular, ya que Nico también se negaba a tener un teléfono fijo, y encargó un par de pizzas y dos postres.

Volvió al sofá, se acomodó mejor y decidió tomar una siesta: su larga estancia en el aeropuerto no había sido muy cómoda, y tampoco había dormido muy bien la última noche que estuvo en Los Ángeles.

Se negó a pensar en eso, cerró los ojos, y perdió la conciencia de inmediato.

Se despertó de nuevo con el sonido del timbre de la puerta. Se levantó perezosamente, buscó la billetera en su bolsillo y sacó unos cuantos billetes. Se pasó una mano por el rostro y luego por el cabello, pero no le interesaba mucho la apariencia que mostrara frente al repartidor. Para prueba de esto, ni siquiera había vuelto a colocarse los zapatos. Tan pronto como abrió, se percató de algo que odiaba enterarse.

En serio. Si por él fuera, preferiría pensar que su hijo tenía la pureza de una monja.

—Hola, ¿llamaste por mí?— un joven de cabello largo, con gorra colocada hacia atrás, y que además se vestía como un adolescente vagabundo, aunque era más que obvio que estaba más cerca de los treinta que de los veinte, lo saludó. Luego se dio cuenta de que no era Nico quien estaba a la puerta y corrigió su postura de forma patética— Eh... Tengo una orden de pizza y...

—Dos postres— completó Hades por él, manteniendo la expresión en su rostro tan fría como siempre. Sin decir nada más, tomó las cajas y la pequeña bolsa que estaba sobre ellas, y entregó los billetes, con propina y todo. Leyó, entonces y casi por accidente, el gafete en el pecho del joven: "Piero". Estaba a punto de cerrarle la puerta en la cara cuando el muy desgraciado tuvo el descaro de preguntar:

— ¿Y Nico?— se inclinó hacia un lado, para intentar ver más allá de Hades— ¿Usted quién es?

—Ya no vive aquí— contestó Hades, y ahora sí cerró la puerta, de un solo empujón, casi con enojo.

Dejó los postres en el refrigerador, para luego sacar otra cerveza. Colocó una caja de pizza sobre la mesa, tomó un par de rebanadas de la otra caja y volvió a su adorado sofá.

El timbre sonó de nuevo, pero él no se movió de su lugar.

***

Hola hola corazones. ¿Sus padres también toman sus cosas como si fueran propias?

Yo digo que eso pasa siempre, aquí y hasta China jajajaja

Dejen muchos comentarios, los quiero y no olviden dejar estrellitas.

Yo a cambio les dejo un meme :3

Yo a cambio les dejo un meme :3

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Nos leemos pronto.

Muak muak

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