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El chófer estaba en la puerta del local tal y como Momo le había indicado. Yaoyorozu vivía lejos, y sus padres habían insistido en contratar un conductor nocturno para que su hija no volviera andando sola a tan altas horas de la noche. Lo cierto era que Momo lo agradecía, ya que volver sola a casa era algo que le daba bastante miedo.

Se montó en la parte de atrás del elegante coche y saludó al chófer amablemente. Después apoyó la cabeza contra la ventana para observar las luces de la ciudad que se movían velozmente ante sus cansados ojos.

Pensó en Jirou, y a su mente vino una imagen que le revolvió el estómago, la de Jirou a punto de llorar en el cubículo del baño justo después de que la pelimorada la empujara porque estaba agobiándose. Y aquella imagen no pudo evitar recordarle a una que había vivido años atrás. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la pelinegra, ¿por qué siempre se acordaba de aquello?

A pesar de mostrarse al mundo como una niña inocente, Momo había perdido la inocencia hacía ya tres años, cuando tenía quince.

Uno de los socios de negocios de su padre, el señor Yoarashi había ido a cenar a su casa, junto a su mujer y a su hijo, Inasa, el cual tenía la misma edad que Yaoyorozu. Para no aburrirse con las interminables conversaciones sobre contratos y acciones que tenían en la mesa de los adultos, Momo le había propuesto a aquel amable chico ir a dar un paseo y hablar de sus cosas. Inasa había accedido amablemente y ambos habían andado por el jardín y por la casa y habían pasado un buen rato conversando.

Aquella no fue la última vez que la familia Yoarashi había ido a cenar a la mansión de los Yaoyorozu, sino que sucedió unas cuantas veces más. A parte de ser socios de negocios, ambos empresarios se habían hecho amigos, y, con el tiempo, también se hicieron amigos Momo e Inasa.

Lo que la chica no fue capaz de notar era el hecho de que Inasa no solo tenía sentimientos de amistad hacia ella. Por aquel entonces Momo ya había descubierto que le gustaban las chicas, así que en ningún momento llegó a plantearse que pudiera suceder nada entre ella y su nuevo amigo. Que equivocada estaba.

En una ocasión, fueron los Yoarashi los que invitaron a la familia Yaoyorozu a una comida en su casa. Como siempre, Momo estaba emocionada de poder pasar tiempo con su amigo, e incluso llevó una baraja de cartas para que ambos pudieran jugar un rato. La chica propuso al pelón echar una partida de cartas, y él aceptó contento.

Ambos subieron a la habitación de Inasa. Momo repartió las cartas, pero el ambiente no era el mismo de siempre, se notaba todo más tenso, aunque la pelinegra no le dio importancia. En un momento dado, Inasa se lanzó a intentar besar a Momo, pero esta esquivó el beso con unos reflejos impresionantes. Se rió incómoda y le explicó al chico que ella era lesbiana, y que no le interesaban los chicos, pero que podían seguir siendo amigos.

A pesar de la amable reacción de Momo, Inasa se enfureció. El chico nunca había sido rechazado con anterioridad, y le molestó mucho que Momo le hubiera esquivado el beso. Con un rápido movimiento agarró el brazo de la chica pelinegra para que ésta no escapara y se acercó mucho a ella, demasiado. Momo se quedó en shock y fue incapaz de moverse. Inasa había empezado a darle besos que bajaban por su cuello y dejaban un desagradable sitio húmedo en cada lugar que besaba.

Momo quiso gritar, pero el chico le tapó la boca diciendo que si gritaba, sus padres la escucharían y arruinaría el contrato de negocio de ambos. Ante esto Momo se quedó callada, ya que sentía un profundo respeto hacia su padre y no deseaba causarle molestias. Después de todo lo que él había hecho por su hija, lo mínimo que ella podía hacer por él era no arruinar su contrato.

Inasa comenzó a tocarla de formas inadecuadas, lo que hizo que todos los músculos de la chica entrasen en tensión y que su mente no dejase de pensar en lo mucho que desearía no estar allí en esos momentos. El chico fue más allá, sin detenerse ante la obvia incomodidad de Momo y las notables lágrimas que bajaban por sus ojos.

[MomoJirou] Enemigas con derecho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora