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- ¿Papá? ¿Qué haces aquí? - Volvió a preguntar, viendo que el hombre no respondía. Se había quedado allí de pié, mirando a su hija.

- Kyoka... - Dijo finalmente, entrando en la habitación. - Me alegro de que estés bien.

Su padre aún no la había ido a visitar desde que había ingresado en el hospital. Kyoka no se esperaba la visita de su padre, así que aquello le había pillado totalmente por sorpresa. Su abuela le había dicho que el hombre no había reaccionado muy bien cuando se había enterado de lo que le había ocurrido a su hija.

- Gracias papá. - Respondió la pelimorada. - No esperaba que vinieras.

No decía aquello con maldad, sino que con todos, especialmente con su padre, acostumbraba a decir lo que pensaba sin filtro alguno.

- Yo tampoco tenía muchas ganas de venir. Ya sabes que odio las sirenas de las ambulancias y el olor a alcohol desinfectante de los hospitales. Pero, para ver a mi hija, merecía la pena. - Dijo sinceramente el hombre.

Jirou lo miró conmovida.

- Gracias papá, me alegro de que hayas venido.

La mirada del señor Jirou pasó de su hija a la chica pelinegra que estaba sentada en su cama, sujetando su mano.

- ¿Quién es ella? - Preguntó.

- Papá, ella es Momo Yaoyorozu. Mi novia. - Dijo Kyoka con orgullo, esbozando una sonrisa.

- ¿Por fin tienes novia? Ya estabas tardando. - Contestó el hombre. - Que bien que hayas venido a visitarla. Además, eres muy guapa. - Esto último lo dijo mirando a Momo.

- G-Gracias señor. - Respondió la chica, algo avergonzada.

El hombre dejó de mirar a Momo y su atención se centró de nuevo en su hija.

- Kyoka, ¿por qué te has intentado suicidar? - Preguntó directamente.

Aquella pregunta pilló a Momo desprevenida, que no se esperaba algo tan directo. Sin embargo, a Jirou eso no pareció sorprenderla en absoluto.

- Te voy a decir la verdad, pero no me vas a creer. - Dijo Jirou. - Yo no me he intentado suicidar. Me da igual si no me crees.

- Pero los médicos dijeron que había sido un intento de suicidio. - Dijo el padre, algo confundido.

- Pues los médicos no tienen ni idea. - Espetó Kyoka fríamente. - Pero ya te he dicho que me da igual si no me crees.

- No te creo. Pero me vale con que prometas que no lo volverás a hacer. - Dijo el hombre.

- No puedo volverlo a hacer porque nunca lo he hecho. Pero sí, te prometo que no me intentaré matar nunca. - Contestó la chica de los auriculares.

Pasaron unos segundos en silencio, los cuales fueron bastante incómodos para Momo, ya que no sabía si decir algo o estar callada ni a dónde mirar.

- Bueno, yo debería irme. - Dijo Momo finalmente, levantándose de la cama. Jirou apretó su mano más fuerte aún.

- ¿Ya te vas? - Preguntó algo desilusionada.

- Sí, tú padre y tú os merecéis un rato solos. - Dijo con amabilidad la chica pelinegra.

A Kyoka le hacía ilusión estar con su padre, pero aquel no era el mejor momento, ya su mente no paraba de darle vueltas al tema del asesinato de su madre y a su falso suicidio.

- Supongo que sí. - Respondió Jirou sin más.

Momo soltó la mano de su novia.

- Mañana vendré a verte. - Dijo, mirándola tiernamente. Se contuvo las ganas de inclinarse y besarla, ya que le resultaba un poco incómodo hacerlo con el padre de la pelimorada mirando.

[MomoJirou] Enemigas con derecho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora