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Nada en la vida se ve igual cuando tienes a alguien que te quiere. Nada funciona igual. Los pájaros cantan más alto, el cielo se ve más brillante, las flores huelen mejor... Nada es igual cuando estás enamorado.

Y así estaban las dos novias mientras entraban a la UA agarradas de la mano, sintiendo cada uno de sus dedos entrelazados y el calor de la otra. Sí, eran novias, lo había decidido en el coche de vuelta a la academia, después de haber tenido que limpiar la agencia entera. No les había costado llegar a la conclusión de que serían felices juntas. Bueno, la relación no había empezado de la forma más tradicional posible, pero al menos había ido bien, y ambas estaban cómodas la una con la otra.

Inasa no había vuelto a molestar a Yaoyorozu, ya que Jirou no se había separado ni un segundo de su novia. Eso había molestado mucho al pelón, pero él no podía hacer nada al respecto.

A Jirou no le entraba en la cabeza como una persona podía tener tan poca empatía como para hacerle algo tan cruel a nadie, especialmente a un ángel como lo era Momo Yaoyorozu. Momo le había explicado a Jirou que Inasa venía, como ella, de una familia con dinero, por lo que el chico estaba acostumbrado a conseguir lo que quería siempre. Y por eso le había molestado saber que nunca podría tener a Momo porque era lesbiana, y eso le había hecho desearla aún más, hasta el punto en el que solo la veía como un objetivo a lograr y no como a una persona.

Aunque los fatídicos efectos del trauma que Inasa había dejado sobre Momo seguían patentes, Jirou lograba que estos se quedaran atrás a veces, lo que alegraba enormemente a la pelinegra. Yaoyorozu había compartido su mala experiencia con su novia, y una noche se habían pasado un rato largo hablando de ello, ya que Momo nunca se lo había llegado a contar a nadie, y sentía que debía librarse del peso que suponía cargar sola con todo aquel mal.

Por su parte, Jirou no le había contado a Momo lo de su madre, aún no estaba preparada. Ella no sabía que la chica del cañón ya se intuía algo, aunque Momo no dijo nada, ya que no quería sacar forzosamente un tema tan delicado como lo era aquel.

Una semana después de empezar a salir habían decidido contárselo a sus amigos, ya que no pretendían fingir que no se gustaban delante de todos. Ellos habían reaccionado muy bien, felices que ellas estuvieran felices. Por parte del grupo de amigos de Jirou, había saltado enérgicamente y gritado bastante al enterarse de que la pelimorada estaba enamorada. Y no habían faltado unos cuantos comentarios inapropiados de Mina que sonrojaron violentamente a Kyoka.

Por parte del grupo de amigos de Momo, la reacción fue más tranquila y más moderada, pero eso no implicaba que ellos no se alegraran por la felicidad de su amiga. Aunque Uraraka se había mostrado un poco reacia al inicio, ya que no le caía muy bien Jirou por lo borde que solía ser con ellos, había acabado amando también a la pelimorada al ver la sonrisa que lograba dibujar en la cara de Momo cada mañana.

Fue un mes muy feliz, de eso no cabía duda. Las chicas se sentaron juntas en los patios y en el comedor, y Jirou tocó la guitarra para Momo unas cuantas veces, haciendo que la más alta se quedara hipnotizada por la belleza de la voz de Kyoka y por las preciosas notas que eran capaces de tocar los hermosos y delicados dedos de su novia.

Volvieron a acostarse, pero esta vez con amor, compartiendo caricias y sin brusquedad ni violencia, como un perfecto poema de la admiración que sentían la una por la otra. Además, Momo permitió que Jirou se quedara al acabar el acto, claro. No la echó fríamente como solía hacer antes, sino que estuvieron abrazadas sintiendo como si, a pesar de haberlo hecho más veces, aquella fuera una especial y única primera vez para ambas. En muchos sentidos, sí que había sido una primera vez.

Al mes de estar saliendo juntas, Momo quiso que Kyoka conociera a sus padres. La chica de los auriculares no estaba muy segura de aquello, ya que, aunque no se lo hubiera contado a Momo, ella no tenía una muy buena opinión sobre el padre de su novia. Kyoka pensaba que el padre de Momo era un hombre malo, debido a que él era el motivo por el que la chica del cañón no había querido denunciar a Inasa. Sin embargo, Jirou podía ver la admiración y el amor que su novia sentía hacia su padre, y no pudo negarse a conocerlo.

[MomoJirou] Enemigas con derecho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora